Sáb 11.04.2015
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LITERATURA › UNA NUEVA EDICION DE TRANSPOLAR, EN LA LIBRERIA ALAMUT

Modos de desafiar el canon

Este ciclo que cruza la literatura con la música y las artes visuales comienza hoy su tercera temporada. “Transpolar es por el tipo de arte que explora o se abisma por territorios desconocidos”, plantea el curador Fernando Gabriel Caniza.

› Por Silvina Friera

La entonación y el gesto potencian las palabras como relámpagos de un presente que respira su efímera singularidad. Durante siglos la práctica de la lectura se hacía en voz alta y se desaconsejaba –o se prohibía– la lectura silenciosa. Los artistas ahora se cruzan y se mezclan con intensidades performáticas que desbaratan contornos y cercos. Transpolar, ciclo de literatura, música y artes visuales, comienza su tercera temporada hoy a las 20 en la librería Alamut (Borges 1985), con entrada gratuita. Leerán los poetas Romina Freschi, Cristian de Nápoli y María Mascheroni y el narrador Mariano Dorr. La música estará a cargo de la cantante folk Karina Vismara. “Una vez leí que en los vuelos transpolares, los aviones tenían problemas al atravesar el Polo Norte geográfico, porque entraban en una zona de oscuridad en la que quedaban desconectados de la torre de control, debían soportar la influencia directa de la radiación cósmica y navegar lejos de zonas habitadas, sin posibilidad de ayuda en caso de emergencia. A partir de esto hice una analogía con el tipo de arte que me gusta, el que explora o se abisma por territorios desconocidos; el que intenta ir más allá de la seguridad del canon, sin suscribir al mito que endiosa la innovación como un subproducto etario exclusivo de la juventud”, plantea el curador de este ciclo, Fernando Gabriel Caniza, a Página/12.

En Transpolar, los escritores tienen la libertad de leer lo que se les antoja. Sólo deben cumplir con el requisito del formato audiovisual: la proyección de fotos o videos que dialoguen con sus obras. “No sé si es por el tipo de propuesta o sólo una coincidencia fortuita, pero más de la mitad eligió leer cosas nuevas, que estaban elaborando o a punto de publicar –cuenta el curador–. Hasta hubo el caso de una poeta que incursionaba por primera vez en el género de la novela y presentó sus textos. También un novelista adaptó, especialmente, un capítulo de uno de sus libros para que pudiera comprenderse como una unidad y no como un fragmento inacabado.” Caniza, periodista, docente universitario y poeta, autor del poemario Luces de hospital (2004), enumera un puñado de escritores que pasaron por este ciclo que se realiza cada dos meses: Selva Almada, Juan Diego Incardona, Florencia Abbate, Rodolfo Edwards, Gabriela Cabezón Cámara, Leonardo Oyola, Tálata Rodríguez, Clara Muschietti, Esteban Castromán, Susana Villalba, Laura Wittner, Claudia Masin y Horacio Fiebelkorn, entre otros. “Cuando propuse el lanzamiento del ciclo a los organizadores del Espacio Zona Futuro, en la Feria del Libro de 2013, ya tenía el nombre Transpolar, también el perfil y el criterio de selección de los escritores. Incluso, ya tenía elaborada una lista de invitados posibles para los próximos dos años, con poetas y narradores, conocidos o emergentes. El primer encuentro superó mis expectativas, las lecturas se organizaron a partir del diálogo entre la lectura y las imágenes, fotos y videos que elaboraron los autores. Me llamó la atención que hubiera público de la feria, desconocido por mí, y que se quedara hasta el final, cuando lo habitual en este tipo de eventos es mirar un poco lo que hay en cada sala y seguir recorriendo stands”, recuerda Caniza.

“Nuestro ciclo comparte con los demás un interés genuino por difundir cultura, hacer que los autores salgan del encierro propio de su actividad y se conecten con el público. El aporte consiste en aprovechar mi conocimiento del ambiente literario para ser un curador antes que un organizador. Como recorro casi todos los ciclos existentes desde hace muchos años, tengo un contacto directo con los escritores y su obra. Así puedo elegir con más cuidado, para hacer que prevalezca la buena escritura y la calidez humana sobre competencias de egos inconducentes. Se apunta a un intercambio real entre literatura, música y artes visuales. Por ejemplo, una escritora me dijo que a partir de la invitación le surgieron ganas de hacer un libro con textos e imágenes. Pienso que este acto creativo es un efecto buscado pero difícil de alcanzar, y constituye de por sí una diferencia sustantiva”, explica Caniza. “Como poeta acostumbrado a leer en voz alta considero que la lectura frente al público es poner en acto la palabra, hacer que el cuerpo y las emociones aporten vitalidad al pensamiento. Acortar la brecha entre las instancias de producción y de recepción. Puede ser un acto creativo porque, a muchos escritores, nos pasa que mientras leemos en vivo comenzamos a acomodar párrafos, agregar o suprimir palabras y versos. Quizá por eso muchos leen su material más reciente e inédito. Esta relación autor-público hace que Transpolar, en parte, funcione como un espacio abierto de exploración.”

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