LITERATURA › RICARDO PIGLIA, DESPUéS DE HABER GANADO EL PREMIO FORMENTOR DE LAS LETRAS
El autor de Prisión perpetua se incorpora a la selecta galería de escritores que obtuvieron esta distinción. El premio coincide con la edición de La forma inicial. Y en los próximos meses saldrá el primer volumen de Los diarios de Emilio Renzi.
› Por Silvina Friera
La ficción es el territorio indómito de la libertad. Queremos tanto a Emilio Renzi, ese alter ego provocador de Ricardo Piglia, que muchas veces se confunde lo que escribe el personaje en sus cuadernos y se lo atribuye al escritor. “Aquel que no haya logrado alguna forma de acuerdo con la vida necesitará de una de sus manos para alejar de sí en lo posible la desesperación que le causa su destino –y no logrará gran cosa con ello–, pero con la otra mano podrá anotar lo que vea bajo aquellas ruinas, pues verá otras cosas, más cosas que los demás, ya que estará muerto en vida y será el sobreviviente real.” Esta cita –una nota del Diario de Franz Kafka copiada en el cuaderno de Renzi en el relato “Un pez en el hielo”– viene a la mente por el Premio Formentor, dotado de 50 mil euros, que ganó Piglia a los 73 años, el segundo escritor argentino en recibirlo después de Jorge Luis Borges –que lo obtuvo en 1961, compartido con Samuel Beckett–, por “una obra narrativa que se desenvuelve armónicamente entre la originalidad, la cultura popular y la tradición más exigente”. El premiado agradeció al jurado “la generosa distinción” y declaró: “La literatura persiste en nuestra época porque uno de sus horizontes es justamente contar cómo sobreviven los hombres en esta intemperie que no tiene fin. Malos tiempos para la lírica, dijo el poeta en un poema donde exaltaba el coraje y la ironía de los que perseveran sin transigir. El reconocimiento de los colegas es el mejor halago al que podemos aspirar”.
El Premio Formentor coincide con la publicación de La forma inicial. Conversaciones en Princeton (Eterna Cadencia), un volumen de ensayos, conversaciones y entrevistas producidos en los últimos años, en los que plantea, a partir de esa forma inicial que es para Piglia la conversación, algunos de los problemas de la narración y sus consecuencias. En septiembre-octubre Anagrama lanzará el primer volumen de “la novela de su vida”, Los diarios de Emilio Renzi, como le gusta llamar al escritor. La publicación de este esperadísimo proyecto está articulada en tres partes: Años de formación, que abarca el período 1957-1967; Los años felices (2016) y Un día en la vida (2017). “Para mí es una novela aunque el material sea verdadero y personal. La ficción se define en la enunciación. El que habla no existe, aunque el contenido de lo que dice sea real”, plantea Piglia sobre estos diarios de Renzi, un periodista y escritor que es “un joven esteta que tiende a no querer envejecer y que adopta el arte como un punto de fuga de la realidad”. Así define el propio escritor a este emblemático personaje de su narrativa, que utilizó por primera vez en 1965, para firmar la traducción de un cuento de Ernest Hemingway y el prólogo de una colección de policiales. Alter ego del escritor –cuyo nombre completo es Ricardo Emilio Piglia Renzi–, Renzi es “más radical”. “Tiene posiciones más extremas que las mías. Dice cosas que yo pienso, pero no me atrevo a decir. El dice que Borges es un escritor del siglo XIX y todos creen que lo dije yo. Pero fue él, siempre está provocando”, aclaró el narrador, ensayista y crítico.
El jurado del Premio Formentor, presidido por Basilio Baltasar e integrado por el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, y los escritores Félix de Azúa, José Angel González y Marta Sanz, consideró que la obra del autor de Respiración artificial se sitúa “por encima del proceso de desliteraturización que padece la novelística actual y vuelca en el pozo de un ferviente lector la mirada de un crítico literario perspicaz y el conocimiento de un teórico de la literatura”. El jurado ponderó que la obra de Piglia (Adrogué, 1941) “orquesta como pocas un homenaje a la diversidad y traducibilidad de los relatos del mundo, y ha elevado a rango estético de primera magnitud el hablar de literatura y departir de escritores, reficcionalizando obras, autores, anécdotas o azares con rara maestría y refinado espíritu”. En el fallo se ha destacado también “el talento, el ingenio y la audacia con que ha sabido sostener ese universo paralelo de lo literario”. Por cuestiones de salud, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padece desde hace un tiempo, Piglia no podrá viajar el 25 de septiembre a recibir el premio. Asistirán en su representación el editor Jorge Herralde y la nieta de Martha Eguía, la mujer del escritor.
Piglia, narrador y crítico fundamental de la literatura latinoamericana contemporánea, se incorpora a la galería de escritores que obtuvieron el Premio Formentor de las Letras, galardón que concedió un grupo de editoriales europeas entre 1961-1967 y que fue restablecido en 2011 de forma independiente a cualquier editorial. En la década del ’60, además de Borges y Beckett, lo ganaron Nathalie Sarraute, Saul Bellow y Witold Gombrowicz, entre otros. Más recientemente, fueron reconocidos Carlos Fuentes (2011), Juan Goytisolo (2012), Javier Marías (2013) y Enrique Vila-Matas (2014). El escritor publicó los volúmenes de cuentos La invasión (1967), premiado por Casa de las Américas; Nombre falso (1975), Prisión perpetua (1988) y Cuentos morales (1995); las novelas Respiración artificial (1980), La ciudad ausente (1992), Plata quemada (1997), Blanco nocturno (2010) y El camino de Ida (2013); y los ensayos Crítica y ficción (1986), Formas breves (1999) y El último lector (2005). Fue distinguido con el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso (Chile, 2005), el Premio de la Crítica (España, 2010), el Rómulo Gallegos (Venezuela, 2011), el Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas (Chile, 2013) y el Konex de Brillante (Argentina, 2014), entre otros. Además de dar clases en la Universidad de Buenos Aires y en varias universidades norteamericanas –Harvard y Princeton–, protagonizó dos programas de lujo en la Televisión Pública: Escenas de la novela argentina (2012) y Borges por Piglia (2013). “La ficción ayuda a pensar –afirmó–. Ayuda a decir cosas muy diversas, porque es un juego donde cada uno tiene su propia visión del mundo, como también sucede en la vida. La ficción permite experimentar con más libertad lo que podríamos llamar la escritura verdadera entre comillas.”
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