LITERATURA › MARCELO LUJAN GANO AYER EL PREMIO DASHIELL HAMMETT EN LA SEMANA NEGRA DE GIJON
El escritor argentino se suma a la prestigiosa galería de ganadores junto a Sergio Ramírez, Guillermo Saccomanno, Leonardo Padura y Ricardo Piglia, entre otros. “La investigación policial no me interesa. Lo que me interesa son los personajes desde dentro”, declaró Luján.
› Por Silvina Friera
“Sólo los idiotas creen en la realidad del mundo, lo real es inmundo y hay que soportarlo”. La frase infalible, que pertenece a Jacques Lacan, se despliega como epígrafe de una trama de sexo, violencia y mentiras, protagonizada por tres adolescentes y los padres de dos familias en Subsuelo (Salto de Página). Marcelo Luján ganó ayer el premio Dashiell Hammett, que entrega anualmente la Asociación Internacional de Escritores Policíacos durante la Semana Negra de Gijón (Asturias), a la mejor novela policial en español publicada en 2015.
“El cuervo Luján” recibió la noticia de este galardón, que no posee recompensa monetaria, luciendo una remera con el escudo de San Lorenzo y su tatuaje de Maradona y la mano de Dios. El escritor argentino integra la galería de ganadores junto a Paco Ignacio Taibo II, Sergio Ramírez, Guillermo Saccomanno, Leonardo Padura, Leonardo Oyola, Ricardo Piglia y Cristina Fallarás, entre otros. “Me gusta mucho la oscuridad del ser humano, de la sociedad. Mi novela es negra pero no policial. La investigación policial no me interesa. Lo que me interesa es lo que hacen los personajes desde dentro”, dijo Luján al diario El País de España.
Luján (Buenos Aires, 1973) cumplió su sueño al ganar el Dashiell Hammett, premio al que también aspiraban en esta edición los argentinos Raúl Argemí (La Plata, 1946) con A tumba abierta, y Ernesto Mallo (La Plata, 1948) con La conspiración de los mediocres, novelas ambientadas durante la violencia política de los años 70. Experimentar desde los márgenes del género, como distanciándose de un clima de época que impone ciertos tópicos reiterativos, no es fácil. “He tomado muchísimos riesgos narrativos. El narrador omnisciente anticipativo que uso es lo que me pedía la historia, pero si lo ejecutas mal se cae todo. Ha habido párrafos de este libro que me han llevado tres días. Conseguir aportar algo es el logro máximo”, explicó el escritor que vive en Madrid desde principios de 2001 y ha publicado los libros de cuentos Flores para Irene (2004) y En algún cielo (2007) y las novelas La mala espera (2009 y Moravia (2010), además de libros de prosas poéticas como Arder en el invierno (2010) y Pequeños pies ingleses (2013). Entre los premios que recibió, se destacan Santa Cruz de Tenerife, Ciudad de Alcalá de Narrativa y Ciudad de Getafe de Novela Negra, entre otros.
Una de las novelas de Luján, Moravia, transcurre en 1950 durante el apogeo del peronismo. “Las masas obreras argentinas siempre respiraron aire peronista –subrayó en una entrevista con la revista Tónica–. Con el peronismo, con el movimiento pero también con los individuos que lo conforman, se pueden escribir grandes ficciones porque es su parte más vulnerable, el sentimiento, lo que permite sustraerlo del ámbito político. El peronismo en sí mismo suele asumir una estructura de tragedia clásica, y eso es mucho decir para un autor. Incluso después de 1955, sobre todo en los años de la resistencia: Operación Masacre, de Walsh o ‘Los muertos de Piedra Negra’, maravilloso cuento de Abelardo Castillo, dan prueba de ello. A mi entender, la historia de la Argentina, sus doscientos dos años de vida, tiene una única bisagra, un único momento en donde la vida política y por lo tanto social de la república da un giro irreversible que replanteó de tomo a lomo el razonamiento ideológico de la nación. Nunca nada fue igual después del 17 de octubre de 1945. No hubo, y no sé si habrá, acontecimiento más importante para la nación que lo que generaría ese día”.
Luján advierte que hace tiempo que el género negro se convirtió en algo mucho más amplio. “No está mal hablar de elasticidad, pero sería más acertado decir mutación –aclaró el escritor–. Hoy en día podríamos afirmar, con toda claridad, que el policial clásico es sólo una parte de lo que abarca lo negro. Personalmente, no suelo encasillar las historias dentro de un género concreto. Prefiero utilizar todos los elementos que estén a mi alcance para poder contar. Cada historia necesita su propio marco y sus personajes reunir una serie de características. Negrura, oscuridad y mal casi siempre están presentes en las actividades humanas”. Al escritor argentino le gusta hurgar en el interior de cada uno de sus personajes más que someterse a la pesquisa de manual.
“Si el género negro es un país, el policial es una provincia de ese país –comparó el ganador del Dashiell Hammett–. Subsuelo primero es una novela y luego hay que ubicarla. En este libro lo que hice fue sacar a un núcleo familiar de la interacción social para someterlo en una parcela en medio de la nada, en verano, le inoculé a cada personaje una gota de mal a raíz de un hecho extraordinario para ver cómo reaccionaban. Existen unos engranajes que se van moviendo a partir de unos sucesos muy simples; unos hechos que en cualquier caso se podían haber evitados y que derivan en la comisión de unos errores por parte de dos adolescentes”.
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