Jue 16.11.2006
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LITERATURA › ENTREVISTA A LOS ESCRITORES BRASILEÑOS JOAO GILBERTO NOLL Y MIGUEL SANCHES NETO

“La escritura es un acto de insatisfacción”

Muy diferentes entre sí, generacional y estilísticamente, ambos autores comparten un momento histórico de renovación en la literatura brasileña. Noll y Sanches Neto coinciden en que la aparición de Lula como personaje político mundial contribuyó a una mayor “visibilidad” de la producción cultural de su país.

› Por Silvina Friera

El fenómeno de la renovación cultural brasileña está empezando a llegar al país. Dos de los escritores más importantes de esta movida están en la Argentina para traer un poco de ese aire renacentista que se expande por las tierras del gigante del Mercosur hacia el mundo. Apenas comienzan la entrevista con Página/12 se perciben las diferencias generacionales, de estilos, temáticas y de tradiciones. João Gilberto Noll es más metafísico y acaso transgresor; su sintaxis es serpenteante, sinuosa, y su modo de hablar, siempre moviendo las manos y los brazos –como si las palabras fueran un tanto torpes o no alcanzaran para explicar lo que siente–, revela también uno de sus grandes tópicos: la imposibilidad de contar, la insuficiencia del lenguaje para llegar al fondo de las cosas, de la vida misma. En cambio, Miguel Sanches Neto, más realista, afila el lenguaje y su escritura para ganar en transparencia y claridad. Pero más allá de estas diferencias, ambos comparten una familiaridad que se debe, fundamentalmente, a la presencia de la lírica, claro que de modos bien diversos, en sus narraciones. Y además, son escritores quizá por motivos similares, aunque lo expliquen con otras palabras. “Escribo para no morir”, responde Noll. “La escritura es un acto de insatisfacción y de explosión; escribo a partir del descontento con el hombre que soy y el medio en el que vivo”, plantea Sanches Neto.

Noll presentará su novela Lord (Adriana Hidalgo) hoy a las 19 en el auditorio de la Universidad de San Andrés (Av. De Mayo 586). Sanches Neto ya estuvo charlando con el público el martes pasado, en el auditorio de la Embajada de Brasil (promotora de la iniciativa de divulgar la producción literaria del país y enriquecer el intercambio con la Argentina), por la publicación de Un amor anarquista (Beatriz Viterbo). Neto cuenta que se sitúa en la tradición realista de la claridad del lenguaje en la que ubicaría a Machado de Assis o Graciliano Ramos, pero también se identifica con poetas como João Cabral de Melo Neto, Manuel Bandeira o Carlos Drummond de Andrade. Noll admite –otra feliz coincidencia– que lee mucho más poesía que ficción. “Mi óptica es eminentemente poética y esencialmente busco exponer la tremenda dificultad de expresarse, de manifestarse, de hablar, de escribir. Este es el motor de mi escritura. Hay que producir un sentido y este sentido es extremadamente difícil y doloroso”. Neto recoge el guante y agrega: “Somos dos escritores completamente distintos. Mi dificultad no es escribir sino encontrar el tono para que el lector lea un texto que tenga claridad y que no le cause problemas. El lenguaje de mis novelas siempre es realista, pero no me siento esencialmente ligado al realismo. Intento que el lenguaje esté lo más próximo a la oralidad de la lengua”.

En Lord (publicada por Adriana Hidalgo), Noll coquetea con la autobiografía. En la novela un escritor con siete novelas publicadas –suerte de alter ego del propio autor– viaja a Gran Bretaña, invitado supuestamente para dar una serie de conferencias, aunque nunca queda claro cuál es el motivo de ese viaje. No sabe mucho más del asunto y tampoco parece importarle demasiado una vez que está en Londres. El personaje más que caminar por la ciudad parece andar a la deriva, sin rumbo ni brújula, sin anclajes que lo hagan detenerse en alguna parte y reposar. “Mi narrativa es mucho más metafísica que psicológica –plantea Noll–. Escribo sobre todo el mundo o sobre nadie. En mis protagonistas hay un deseo de fundirse, de ahogarse en todo y en todos en la ciudad. Y al mismo tiempo que hay una atracción visceral por el otro como vehículo de transformación, aparece la necesidad de la disolución”. El autor de Lord señala que su literatura no es para nada políticamente correcta ni mucho menos pedagógica. “Me interesa expresar la crisis de este momento, y en ese sentido mi obsesión está en lo que llamo la ‘amnesia cultural’, la falta de memoria. Nuestra época está signada por el temor al Alzheimer, una enfermedad contemporánea que genera mucho miedo. Pero al mismo tiempo estamos sometidos por el instantaneísmo, el mundo rápido, ágil, simultáneo, y creo que para prevenirme de esto intento inocularme una vacuna contra este mal que nos está destruyendo”.

–¿Usted es tan melancólico como el protagonista de Lord?

–Sí, soy un gran melancólico; para mí la melancolía está cerca de la belleza. La melancolía es mi motor creativo. El protagonista de Lord es un sujeto muy melancólico que llega a Londres con el deseo de ser otro. Y es melancólico porque es un sujeto que recuerda, pero también quiere trascender el presente. Y es un personaje paranoico, otra de las grandes enfermedades de nuestros tiempos. Las enfermedades psiquiátricas son una obsesión que recorre toda la literatura, como en La montaña mágica, de Mann; La náusea, de Sartre, o las novelas de Faulkner. Muchos se sintieron atraídos por la demencialidad, que es tan poderosa y tan grande porque revela en cierto sentido una nostalgia por la vida animal.

En Un amor anarquista (Beatriz Viterbo), Sanches Neto pone el foco en uno de los acontecimientos más interesantes del trasplante de ideas revolucionarias en el Brasil: la experiencia de la comunidad anarquista de la Colonia Cecilia, fundada en 1890 por un reducido número de italianos encabezados por el idealista Giovanni Rossi. Además de recrear las dificultades de experimentar el amor libre y destruir la familia burguesa, el escritor sumerge al lector en una historia de amor en la que tres hombres comparten públicamente una mujer. “Los personajes están en un intervalo, en un entre lugar o espacio, están desterritorializados”, advierte el autor. “El problema de esta experiencia fue garantizar la existencia de un puñado de gente en el medio de la selva y con pocas mujeres. Este proyecto utópico confrontaba con una realidad que era mucho más precaria de lo que se suponía. Pero no creo que las utopías sean imposibles, sino que fue imposible en aquella forma y en aquella circunstancia”, afirma Sanches Neto.

–¿Encuentra algún paralelismo entre este proyecto anarquista y el Movimiento Sin Tierra?

–No hay una relación directa, aunque desde el punto de vista de la distribución de las tierras, las propuestas se parecen, pero son opuestas desde el punto de vista ideológico. El proyecto anarquista quería destruir a la familia porque tener una mujer e hijos era lo mismo que tener bienes materiales. El Movimiento Sin Tierra está, en cambio, muy ligado a la Iglesia Católica y a un concepto de familia, que era precisamente el que los anarquistas italianos querían destruir.

La movida literaria en Brasil, que algunos suplementos culturales como Babelia, de El País de España, han calificado de “imparable”, empezó a ganar visibilidad con el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva. “La literatura brasileña está viviendo un renacimiento”, confirma Noll. “Hay una tensión muy grande en la nueva generación, aunque el arte en general nace de un estado de tensión, que es social e individual al mismo tiempo. No creo que haya una relación directa entre los cambios de gobierno y sus producciones culturales y literarias. Pero es cierto que la sociedad brasileña está tironeada por los sueños de la izquierda y la ejecución de estos sueños por parte de Lula. Y esta tensión quizá está estimulando este renacimiento literario”, sugiere el autor de Lord. “El fenómeno de Lula le dio visibilidad a la imagen del Brasil fuera del país. Y esto es muy positivo para la literatura brasileña porque ahora somos objeto de mayor observación internacional, independientemente de cualquier juicio de valor sobre el gobierno de Lula –subraya Sanches Neto–. El hecho de tener un presidente de origen obrero fue muy importante y atrajo la atención sobre nuestra producción cultural. Este es un momento extraordinario, riquísimo por la diversidad de estilos de nuestra narrativa. No hay grupos dominantes que impongan sus voces; somos un continente literario en donde se puede encontrar grandes narraciones. No hay una única percepción literaria sino que hay una variedad inmensa, una multiplicidad”.

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