Domingo, 6 de julio de 2008 | Hoy
CINE › ENTREVISTA AL DIRECTOR HONGKONES JOHNNIE TO
Hombre parco y modesto, cineasta prolífico, To acredita un enorme éxito en Asia y cada vez más prestigio en Occidente. El jueves se estrenará aquí Election, film que aborda el fenómeno de las “tríadas”, organizaciones mafiosas de China y Hong Kong.
Por Gilbert Adams
Cuando en 1997 Hong Kong volvió a manos chinas, dio la impresión de que el cine de ese país, que en décadas anteriores había llegado a tener una producción frenética, detenía bruscamente su marcha. Con una única excepción: la de Johnnie To, cuya capacidad de producción no sólo no disminuyó, sino que incluso se incrementó. Un año antes del traspaso, anticipando esa intensificación, To había fundado su propia casa de producción, Milkyway Image Ltd., en sociedad con su frecuente colaborador Wai Ka-fai. A partir de entonces, este cineasta nacido en 1955 e iniciado a mediados de los ’80 aceleró su ritmo, dirigiendo varias películas al año y financiando a otros realizadores. Hoy en día, To se acerca al medio centenar de films propios, todos sumamente exitosos en Asia y cada vez más prestigiosos en Occidente. A esta altura, ya no queda festival internacional clase A en el que sus películas no hayan participado, ganándole más y más adeptos. Desde Berlín hasta Venecia, pasando por Cannes, Toronto y Nueva York, la crítica parece rendirse a sus pies: cartón lleno para To.
Aunque dirigió comedias, dramas románticos, películas de acción y de artes marciales, lo que hizo de él poco menos que una marca cinematográfica fueron sus policiales y films de gangsters. Desde fines de los ’90, títulos como A Hero Never Dies, Running Out of Time, The Mission, Fulltime Killer, P.T.U. y Breaking News cimentaron su fama. Esta no hizo más que incrementarse en 2005, cuando Election tuvo gran repercusión en la competencia oficial de Cannes. Al año siguiente, el festival más grande del mundo volvió a hacerle un lugar en la programación a Election 2, y sólo unos meses más tarde To llamaba la atención en Venecia con su siguiente película, Exiliados. Desde ese momento y trabajando siempre a una velocidad que sólo los cineastas asiáticos parecen en condiciones de sostener, To estrenó cuatro nuevas películas. Parece redundante decir que en este momento se halla filmando. Su nuevo opus, con estreno previsto para 2009 y seguro destino de festival, es El círculo rojo, remake del film homónimo que a comienzos de los ’70 realizó el francés Jean-Pierre Melville, uno de los grandes ídolos de este hombre parco y modesto, de respuestas breves pero firmes.
–El mundo en el que transcurre Election es el de las tríadas, que es el nombre con que se conoce a las organizaciones mafiosas en China y Hong Kong. ¿Qué incidencia tienen esas organizaciones en la vida social?
–Desde fines de la Segunda Guerra las tríadas siempre tuvieron un peso importante en la sociedad hongkonesa. Siempre fueron difíciles de manejar, para todos los gobiernos. En 1957 y 1967 impulsaron grandes desórdenes callejeros, y hoy en día siguen manteniendo influencia, aunque estén algo corridas por una política gubernamental más dura. Obviamente, ese peso de las tríadas en la vida cotidiana en Hong Kong no es algo reconocido por la historia oficial, sino que discurre en forma subterránea.
–En el caso de que la tradición de las tríadas haya llegado a su fin, ¿le parece algo digno de lamentar?
–Creo que el sistema de las tríadas es algo propio del pasado, está fuera de época. Cuando surgió, recién terminada la Segunda Guerra, representó una forma de organización, pero con el tiempo esa necesidad fue suplida por otras formas. Actualmente Hong Kong es una sociedad industrial, no necesita organizaciones especiales, tiene leyes más justas y democráticas que en el pasado. Como los mafiosos en Estados Unidos, las tríadas fueron abandonando la actividad criminal para dedicarse a negocios financieros, legales o no. Aun así, provocan disturbios en la actividad económica, no ayudan para nada. Si desaparecen nadie las va a extrañar.
–¿Qué lo motivó a tratar este asunto?
–Justamente la falta de reconocimiento oficial del tema. Yo quería reflejar los cambios que tuvieron lugar en la relación entre el crimen organizado y el Estado, y como creo que el cine es capaz de documentar esa clase de procesos, me propuse tratarlo en una película. Las dos Election muestran cómo las tríadas intentaron transformarse y sobrevivir durante los últimos 20 años. Ese período incluye el traspaso de Hong Kong a manos chinas, en 1997.
–¿Lo que cuenta Election es puramente ficcional, o hay referencias a personajes reales?
–El personaje de Jimmy, que está presentado en la primera parte pero cobra más importancia en la segunda, está inspirado en un verdadero gangster de Mongkok, que se llama Billy. Empezó pirateando VCD porno y llegó a ser prácticamente el dueño del barrio. Actualmente es un tipo muy rico. Levantó un verdadero imperio económico, que incluye negocios cinematográficos y software para computadoras. Cuando sintió que ya había logrado todo lo que se había propuesto se puso a estudiar, trató de tomar distancia de los “negocios”. De hecho, la banda entera de mafiosos de la película está inspirada en una de la realidad.
–¿Y eso de que celebren elecciones cada dos años, también es real?
–Sí, así es como funcionan las tríadas, desde siempre.
–¿Usted está al tanto de que el negocio del cine haya tenido, o tenga actualmente, alguna relación con las tríadas?
–Hacia fines de los ’80, comienzos de los ’90, unas cuantas productoras tenían contactos, pero ésa es una de las áreas que el gobierno chino se dedicó a combatir, a partir del traspaso de 1997.
–¿Hizo investigación para ambas películas?
–Desde ya. Leímos todo lo que pudimos sobre el tema, y también consultamos a gangsters veteranos, a los que los miembros de la organización llaman “tíos”. Sucede que los más jóvenes, los de 30 o 40 años, ya no saben cómo eran los rituales y ceremonias que se practicaban veinte o treinta años atrás. También consultamos con jefes, que fueron muy generosos y nos brindaron mucha información. En algunos casos los llevamos como asesores al rodaje, para que nos indicaran si estábamos haciendo las cosas bien o no.
–En el cine chino existen restricciones para hablar de este tema, ¿verdad?
–Sí, en el cine chino sí. Pero el cine hongkonés se sigue manejando en forma independiente. En los tiempos en que Hong Kong era protectorado británico el gobierno permitía que se hablara de estas cosas, siempre y cuando no se incurriera en apología del crimen. Más tarde surgieron restricciones para que los personajes se expresaran en jerga criminal, e incluso utilizaran gestos y códigos propios del hampa. Fíjese por ejemplo que las películas de gangsters de John Woo, hechas en los años ’80, no contienen alusiones directas a las tríadas. Desde fines de esa década rige un sistema de calificaciones por el cual cualquier alusión directa al tema condena a una película a una condición restrictiva, en la que su difusión se ve limitada.
–¿Siempre pensó Election como dos películas?
–Sí, y siempre supe qué quería contar en cada una. La primera es sobre la historia de las tríadas, sobre los valores tradicionales y el modo en que fueron desapareciendo. La segunda es sobre las bandas después del momento del traspaso, cuando el gobierno chino empezó a hacer presión, con la intención de cambiar el liderazgo de manos.
–En otras películas suyas, por ejemplo The Mission, usted establece una diferencia entre gangsters “buenos”, que se rigen por el honor, y “malos”, a los que sólo mueve la ambición. En la saga de Election el honor es algo que ya no le importa a nadie. ¿A qué se debe?
–The Mission era una película de pura ficción, como también lo es Exiliados, posterior a las dos Election. Esas películas se inscriben dentro de cierta tradición del cine de Hong Kong, en las que el honor tiene tanta relevancia como esos tiroteos en los que todo el mundo se dispara al mismo tiempo. Pero en el caso de Election, ambas partes reconocen una aspiración más realista. Si a nadie le importa el honor, y nadie dispara, es porque así se conducen los gangsters en la realidad.
–Election y Election 2 fueron muy exitosas, tanto en su país como en el extranjero. ¿Está pensando en una tercera parte?
–Se trata de películas sobre la historia reciente de Hong Kong, sobre el modo en que mi país se transformó en el curso de las últimas décadas. ¿Qué pasará en el futuro? ¿Seguirá habiendo tríadas o habrán desaparecido para siempre? En caso de que sigan existiendo, ¿serán distintas de lo que alguna vez fueron? Si las tríadas siguen existiendo y siguen resultando interesantes, ya sea como reflejo histórico o material dramático, volveré a escribir sobre ellas. De ser así, tal vez haya una Election 3. Si no, no. En cualquier caso, deberá pasar bastante tiempo para ello. Tiempo histórico, que es lo que permite poder apreciar la dimensión y el sentido de los cambios.
Selección, traducción y notas: Horacio Perneadas.
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