CINE › RETROSPECTIVA DE YASUJIRO OZU EN LA SALA LEOPOLDO LUGONES
Uno de los más grandes realizadores de la historia del cine, dueño de un estilo al mismo tiempo clásico y moderno, Ozu es un referente ineludible, pero su obra continúa siendo terra incognita. Este ciclo intenta echar luz sobre su enorme figura.
“Ozu fue el único cineasta que logró tornar sensibles el tiempo y el pensamiento, volverlos visibles y sonoros”, escribió el filósofo francés Gilles Deleuze en su libro La imagen-tiempo. A su vez, el crítico Alain Bergala, de los Cahiers du Cinéma, sentenció: “La obra de Ozu es de aquellas cuyo descubrimiento, aunque tardío, nos obliga de alguna manera a repensar todo el cine”. Sucede que salvo un puñado de títulos, la filmografía de este auténtico maestro del cine asiático sigue siendo ignorada en Argentina. O al menos, hasta ahora. El Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, con el auspicio y la colaboración del Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón, han organizado un ciclo denominado “Ozu desconocido”, que se llevará a cabo desde hoy y hasta el domingo 10 de agosto en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530). La muestra estará integrada por once films inéditos en Argentina, enviados especialmente desde Tokio por The Japan Foundation.
Yasujiro Ozu (1903-1963) es indudablemente uno de los más grandes realizadores de la historia del cine, dueño de un estilo al mismo tiempo clásico y moderno, referente ineludible a lo largo de una carrera que atraviesa cuatro décadas y más de cincuenta largometrajes. Sin embargo, más allá de algunos títulos que han recibido cierta exposición, su obra continúa siendo un territorio desconocido incluso para los cinéfilos más empedernidos. Este ciclo intenta echar luz sobre su enorme figura e incluye cuatro títulos realizados en el período mudo –clara demostración de su temprana maestría cinematográfica–, dos largometrajes muy poco vistos producidos durante la posguerra inmediata, su penúltimo film y el único documental de su filmografía.
“La carrera de Ozu se define por ser un proceso de perfeccionamiento: afinó constantemente sus técnicas, sus contenidos y todo tipo de comentarios”, escribió el cineasta Paul Schrader en su libro El estilo trascendental en el cine: Ozu, Bre-sson, Dreyer. “Una manera de definir el estilo de Ozu es la de señalar lo que en dicho estilo no existe. Ozu es un cineasta que no hace ciertas cosas. Este enrarecimiento de la técnica fue continuo a lo largo de toda la obra del cineasta, desde su primera hasta su última película. A medida que fue envejeciendo hubo más y más cosas que Ozu dejó de hacer.”
Parte de ese recorrido podrá seguirse en la retrospectiva de la Lugones. Hoy se verá Días de juventud (1929), el film más temprano de Ozu, del cual se conservan copias y donde ya puede apreciarse el estilo meticuloso del realizador. Mañana va He reprobado, pero... (1930), una comedia melancólica centrada en el paso a la madurez y la responsabilidad. Para el domingo está prevista Coro de Tokio (1931), considerada una película bisagra en la filmografía de Ozu, particularmente por su aproximación realista al terreno de la comedia. “A partir de este film, Ozu se transforma en un gran cineasta”, escribió David Bordwell en Ozu and the Poetics of Cinema.
La retrospectiva continúa a partir de lunes 4 con Capricho pasajero (1933), el documental La danza del león (1936), Memorias de un inquilino (1947), Una gallina en el viento (1948), El sabor del té verde con arroz (1952), El comienzo de la primavera (1956), Crepúsculo en Tokio (1957) y El otoño de la familia Kohayagawa (1961), “uno de los films más bellos de Ozu y también uno de los más perturbadores”, según su exegeta Donald Richie. Horarios y más información en www.teatrosanmartin.com.ar/cine.
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