Jueves, 7 de agosto de 2008 | Hoy
CINE › GAVIOTAS BLINDADAS, PARTE III, DEL GRUPO MASCARó
La tercera entrega de la saga dedicada a los militantes del PRT/ERP hilvana cuatro temáticas luego del 24 de marzo de 1976: el partido, el exilio, la cárcel y la revolución nicaragüense.
Por Ana Bianco
A partir de hoy y hasta el 20 de agosto se exhibirá en el Complejo Tita Merello (Suipacha 442), dependiente del Incaa, la película Gaviotas blindadas, parte III (1976-1980), producción del grupo Mascaró Cine Americano (Aldo Getino, Laura Lagar, Mónica Simoncini, Omar Neri y Susana Vázquez), que se ha propuesto documentar desde 2002 la historia del PRT/ERP, una de las organizaciones marxistas-leninistas más combativas en la Argentina. Como parte del ciclo se exhibirá también otros documentales del mismo grupo: Uso mis manos, uso mis ideas, Clase, Gaviotas blindadas (partes 1 y 2) y Mujeres de la revolución cubana: Esperanza Olazábal. Además, se proyectarán Malvinas, 25 años de silencio, de Myriam Angueira, un relato estructurado alrededor de testimonios de ex soldados, y Aunque me cueste la vida, de Silvia Maturana y Pablo Espejo, sobre el camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen, quien filmó su propia muerte en la intentona golpista de Chile de junio del ’73.
En la nueva Gaviotas –tercera y última parte–, entrevistas a los ex militantes Daniel de Santis, Abel Bohoslavsky, Luis Mattini y Rita Ciucci, entre otros, dan vida a una historia oral, sustentada en documentos políticos y archivos personales recuperados que convierten a este registro testimonial en material de consulta de investigadores. “En Campo de Mayo existió la complicidad del poder económico con la dictadura”, afirma Julio Dalessandro, quien estuvo exiliado en Italia, ahora reside en Buenos Aires e integra la Asociación de Ex Trabajadores y Familiares de Desaparecidos de Mercedez Benz. “Héctor Ratto, un obrero de la fábrica, escuchó que Juan Tasselkraut daba por teléfono la dirección de un operario, Diego Núñez, y esa misma noche Núñez fue secuestrado y permanece desaparecido. La primera nieta recuperada en democracia, Paula Logares, había sido apropiada por Rubén Lavallén, jefe de seguridad de Mercedes Benz. Juan Tasselkraut tiene un hijo y su hermano, dos hijos, los tres con certificados falsos que deberían ser investigados. La Mercedes Benz de Argentina empleó como mecánico al nazi Adolf Eichmann y durante la última dictadura donó equipamiento neonatológico al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde funcionaba una maternidad clandestina en la que muchas desaparecidas dieron a luz.”
“Yo estaba exiliada en París”, recuerda desde Rosario otra entrevistada del film, María Felisa Lemos, médica epidemiológica. “Trabajaba en investigación y con otros exiliados en Europa decidimos irnos a Nicaragua para aportar a la Revolución Nicaragüense, y de esa forma contribuir con la revolución en Latinoamérica y liberarnos de todas las dictaduras. Llegamos a Managua en noviembre del ’79, a pocos meses del triunfo. En la pista estaban esperándonos Roberto el ‘Gordo’ Sánchez –miembro del PRT/ERP, a quien habíamos conocido en París durante el exilio– y el ‘Capitán Santiago’ (Hugo Alfredo Irurzun), uno de los más destacados jefes del ERP, que peleó en el Frente Sur por la liberación nicaragüense y lo mataron en Paraguay. ¡Fue una alegría verlos! Los doce años que estuve en Nicaragua, trabajé como médica en el norte del país. Es un privilegio haber vivido una revolución con tanta alegría y tanto dolor. Aprendí cómo es la construcción del poder popular y que la lucha para transformar la realidad es a cada momento y durante todos los días de la vida y vale la pena seguir intentándolo.”
“Gaviotas III me parece necesaria” –dice Ramiro Nicolás Menna, quien aparece en una foto en el film– “y con las películas anteriores, entendemos un poco más la situación de nuestro país y de Latinoamérica y los procesos que se vivían, y así captar el tipo de respuestas y de emergentes, que nuestra sociedad fue pariendo. El PRT es uno de esos emergentes uno de los más dignos, sino el más digno. Siento un orgullo inmenso de que mis viejos hayan sido parte de ese proceso. Hoy, con cumpas de Chepes, La Rioja y de otros lugares, seguimos intentando construir una sociedad estructuralmente distinta, que haga posible el ‘hombre nuevo’, el ‘pueblo nuevo’, organizado, creativo y creciendo. Cuando se llevaron a mis viejos, yo tenía dos años –ahora tengo 33– y mi mamá estaba embarazada, probablemente a menos de un mes de dar a luz. Desde Abuelas de Plaza de Mayo seguimos con mi tía ‘Nena’ (Alba Lanzillotto) en la búsqueda de mi hermano/a. La recuperación de dos hijos de desaparecidos la semana pasada renueva nuestras esperanzas. Además, soy querellante en la causa de Campo de Mayo, donde estuvieron mis viejos. A mi papá lo mataron ahí, a mi mamá no se sabe”.
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