Jueves, 4 de septiembre de 2008 | Hoy
CINE › UNA GUERRA DE PELíCULA, DE BEN STILLER
Con una notoria intención de escupir hacia arriba, el comediante recluta a Jack Black, Robert Downey Jr., Nick Nolte y hasta Tom Cruise para reírse de las películas bélicas, el patrioterismo y la industria del cine con una artillería corrosiva.
Por Horacio Bernades
Aunque suela poner la cara (y el bolsillo) en comedias de interés relativo, Ben Stiller no es un cómico cualquiera. En películas propias, como El insoportable y Zoolander, y ajenas, como Pelotas en juego (editada aquí en DVD), el tipo lleva adelante un discurso sostenido contra varias de las mayores estupideces de la cultura yanqui. Haciendo blanco sobre la impostura, el doble mensaje, la corrección política, la vulgaridad y la tontería lisa y llana, Stiller se ha convertido, durante la última década y junto a sus amigotes Will Ferrell y Sacha Baron Cohen, en uno de los satiristas más consecuentes de Hollywood. Ahora levanta la apuesta y apunta sobre su propia casa, el territorio aquel del cartel en la colina, donde por supuesto halla todo aquello elevado a cifras exponenciales.
Con guión coescrito con Justin Theroux (que actuó en las dos últimas de David Lynch) y Ethan Cohen (que firmó el de Idiocracia) y en consonancia con su tema, Una guerra de película está llena de ruido y de furia, con escenas que parecen lanzacohetes misilísticos. Sacándole todo el jugo a lo que podría llamarse “falso trailer”, la secuencia introductoria presenta a cuatro de los protagonistas, todos ellos actores. Por orden de aparición, Alpa Chino, rapper más famoso por la bebida que promueve (traducible como “Gusto a culito”) que por sus temas; Tugg Speedman (Stiller), que después de triunfar como un Rambo con atraso intentó ganar un Oscar haciendo de un discapacitado mental, llamado Simple Jack; Jeff Portnoy (Jack Black), gordito reventadísimo al que sus pedorreas convirtieron en cómico Nº 1 de la nación, y el actor australiano de prestigio Kirk Lazarus (Robert Downey Jr.), que acaba de interpretar a un monje gay en un drama medieval.
Con las risotadas en nivel 11, la secuencia siguiente encuentra a los cuatro filmando un escandaloso robo a Apocalypse Now!, Pelotón y Salvando al soldado Ryan. Regreso a Vietnam que atrasa dos o tres décadas, el film tiene guión de un “místico de la guerra” (Nick Nolte, descomponiendo el papel de Adiós al rey) y la dirige un tipo incapaz de contener el divismo del elenco (Steve Coogan). Es allí cuando al piantado del guionista se le ocurre convertir Tropic Thunder (título de la película y de la película-dentro-de-la-película) en docuficción, dejando a los protagonistas en la selva y filmándolos con cámaras ocultas. El asunto terminará volviéndose demasiado real, cuando una banda de salvajes narcoguerrilleros laosianos confunda a los actores con soldados al servicio de la DEA.
Con el fascinante impostor de Nolte perdiendo peso a medida que se desenmascara, el personaje de Downey Jr. y, en medida algo menor, el de Jack Black, son los que mantienen los motores encendidos. El primero de ellos, caso terminal de actor del Método, se hizo una operación de pigmentación para encarnar a un negro demasiado literalmente y ahora no puede dejar de hablar como una caricatura escapada de Harlem. El segundo, en medio de una horrible crisis de abstinencia, alucinará robarles a los laosianos toneladas de heroína. A su turno, el Speedman de Stiller tiende a diluirse, en la misma proporción en que crecen el personaje del rapper y un actor principiante, que tal vez no tengan ni la definición ni el poderío satírico requeridos.
Sin embargo, la mezcla de absurdo y ferocidad vindicativa –Stiller escupe al cielo, y lo hace con ganas– vuelven a Una guerra... digna hija retardada de M.A.S.H. y S.O.B. Un tipo vuela en pedazos después de dar el speech de su vida, Stiller y Downey debaten sobre el grado de taradez necesario para ganar un Oscar (diálogo genial, que convirtió a la película en anatema de los sanitaristas de la corrección), un pobre panda es asesinado, el líder de los narcos es un chico, el desagradable émulo de Harvey Weinstein que compone Tom Cruise se entrega al rap más inoportuno del mundo, el insoportable Simple Jack resulta ser el ídolo de los feroces guerrilleros. La pregunta para hacerse es, claro, si esta bestial descarga de artillería corrosiva es suficiente para cohesionar una película que, como los protagonistas, por momentos parecería extraviarse. Teniendo en cuenta el lúcido furor con que apunta sobre los blancos correctos y los destroza en cámara, se le puede perdonar cierta dosis de extravío.
7-UNA GUERRA DE PELICULA
Tropic Thunder, EE.UU., 2008.
Dirección: Ben Stiller.
Guión: Ben Stiller, Justin Theroux y Ethan Cohen.
Fotografía: John Toll.
Intérpretes: Ben Stiller, Robert Downey Jr., Jack Black, Nick Nolte, Tom Cruise, Steve Coogan y Matthew McConaughey.
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