El ’68 fue un año de convulsión política, sobre todo en París, cuando se produjo el Mayo Francés. Ese año significó también un punto de inflexión en el cine: si bien ya llevaba varias ediciones realizándose, un grupo de cineastas (entre los que se encontraban François Tru-ffaut y Jean-Luc Godard) irrumpió en el Festival de Cannes y exigió que se cancelara, en solidaridad con el movimiento político de resistencia. Al mismo tiempo, se creó la Sociedad de Realizadores Franceses (SRF), en la que se concentraban diferentes cosmovisiones e ideologías, que iban desde la izquierda hasta posiciones apolíticas. El objetivo que se planteó esta asociación fue defender los intereses de los cineastas como autores, e impulsar modificaciones que debían realizarse en el Festival de Cannes; es decir, buscaban reformarlo y abrirlo a cineastas independientes. Pero como lograr esto resultaba muy complicado, hubo una alternativa que consistió en la creación de la sección de la SRF dentro del certamen, denominada Quincena de los Realizadores. Su primera edición se desarrolló en 1969 y se llamó Cine en Libertad.

“Los objetivos de la Quincena fueron desde el inicio mostrar films de autor. Es una sección no competitiva del certamen que busca priorizar las nuevas formas, nuevas escrituras de nuevos cineastas, de distintos países, que antes no se habían mostrado. Pero de una forma muy libre y sin ningún a priori”, señala Olivier Père, director artístico de la Quincena de los Realizadores, desde 2004. El responsable francés vino a la Argentina a presentar una retrospectiva de los cuarenta años de esta sección del Festival de Cannes, que se desarrollará entre hoy y el 15 de octubre en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Corrientes 1530). Organizada por el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, con el auspicio y colaboración de la embajada de Francia, la muestra “Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes: 40 aniversario” está compuesta por 44 films de diversos países que integraron las ediciones de la Quincena desde sus primeros años hasta la actualidad. Por la misma transitarán películas de Werner Herzog, Albert Serra, Takeshi Kitano, Michael Haneke, Jacques Rive-tte, Jafar Panahi, los hermanos Dardenne, Glauber Rocha, Volker Schlöndorff, Adolfo Aristarain, Fernando “Pino” Solanas, Lisandro Alonso y Adrián Caetano, entre otros (ver recuadro y página web).

“Se conservan los mismos criterios”, señala Père en diálogo con PáginaI12, en relación con aquello que fueron manteniendo o modificando a lo largo de cuatro décadas. “Juzgamos a las películas de manera crítica –agrega– y desde el punto de vista estético, no por el tema o por el contenido social o político.” En cuanto a los elementos estéticos que priorizan para que un film integre esta sección, el director artístico francés afirma que lo que buscan “es que las películas nos sorprendan. Que nos produzcan una emoción estética fuerte. Queremos estar sorprendidos por la elección de la puesta, de la dirección, por el coraje; a veces, por la locura”.

–¿Cómo analiza la función de vidriera del mundo que tiene la Quincena de los Realizadores para los directores noveles?

–Es una responsabilidad muy importante la que tenemos porque cada año vemos más o menos mil películas. Pero después, tenemos una sola sala, son diez días nada más de festival. Entonces, lo que podemos mostrar son entre 20 y 25 largometrajes por año. Son muy pocos con respecto a todo lo que vemos. Y lo que sucede con los films que presentamos es que no están destinados a quedarse ahí sino que creemos que están destinados a viajar, a circular, a que el mundo los vea. Queremos que la Quincena encienda la chispa, que sea el inicio de algo. Que sea una vidriera pero también una caja de resonancia para estas películas que se presentan.

Père señala que, hoy en día, los cineastas son muy jóvenes y entiende que hay “un semillero de energía. Esto interesa a otros festivales pero en particular a la Quincena. Por eso presentamos la uruguaya Acné, y las películas de Lisandro Alonso, que es un autor que nosotros siempre defendimos”.

–¿Qué cambios observa, en líneas generales, sobre la manera de hacer cine de los años ’60 cuando surgió la Quincena de los Realizadores, en relación con la actual?

–Más que centrarme en las diferencias (porque cambió el contexto económico, social y político), me interesa constatar los puntos en común que hay entre esas dos formas de hacer cine. Hay un paralelismo entre los cineastas de los años ’70 que no-sotros siempre defendimos en la Quincena (como, por ejemplo, Fassbinder) y los de hoy en día que tienen menos de cuarenta años, que debutaron en la Quincena, con los cuales tenemos una relación muy fuerte porque es un grupo de gente que simboliza la resistencia desde el cine de autor contra ese cine fabricado. Y a partir de individualidades fuertes que hacen cine, a veces de manera casi artesanal, es importante que la Quincena esté tratando de apoyarlos, de la misma manera que lo hizo en los años ’60 con otros directores.

–¿Qué extraña del cine de los ’60 y qué destaca del cine actual?

–En los años ’60 y ’70 las cosas eran más fáciles para los jóvenes realizadores. Había más dinero y más medios para hacer. No había este gran divorcio entre el cine comercial y el cine de autor. El cine estaba más vivo, digamos. Hoy en día es algo así como sobrevivir. Faltan los medios financieros. La libertad y el coraje están y existen pero, a veces, están impedidos por el sistema.