CINE › SLUMDOG MILLIONAIRE - ¿QUIéN QUIERE SER MILLONARIO?, DE DANNY BOYLE
› Por Horacio Bernades
Parece lógico que, en uno de los años más desolados que se recuerden en materia de Oscars, Slumdog Millionaire, que reúne diez nominaciones, aparezca como la más fuerte candidata. La que, según los rumores, va a dejar por el piso a la aparente favorita, la de por sí inflada El curioso caso de Benjamin Button. Ninguna lógica permite evitar, de todos modos, el azoramiento ante la lluvia de premios y ensalzamiento crítico con que esta apoteosis de oportunismo miserabilista –que mezcla el golpe bajo con el cuento de hadas y el folletín finisecular con el turismo de la pobreza– fue saludada aquí y allá. Bastaría recordar, sin embargo, la recepción que en años recientes tuvieron parecidas operaciones internacionales de masoquismo fashion, como Ciudad de Dios o Las tortugas también vuelan, para comprender que, antes que un fenómeno aislado, se trata de un síntoma reiterado.
Escrita por Vikas Swarup y adaptada para el cine por el autor de The Full Monty, Simon Beauffoy, Slumdog Millionaire - ¿Quién quiere ser millonario? (tal el título con que se estrena en la Argentina) es De mendigo a millonario ambientado en la India. En la versión clásica, el puro azar arrastra, de una punta a otra de la pirámide social, a esa proyección de deseos que es el héroe. Aquí, la comedia de equivocaciones es reemplazada por la predestinación. Teoría a la que el guión adhiere, con la misma liviandad con que se elige, de una carta, alguna especie rara de té. Protagonizada por un elenco íntegramente local, el elegido del destino es Jamal Malik, a quien en su fase adulta encarna, con magnética justeza, Dev Patel. El relato lo toma cuando se presenta en un show de preguntas y respuestas por televisión. Hasta allí llegó –se aclara más tarde, para no perturbar el mecanismo de identificación– no por ambición, sino por amor. ¿Cómo puede este muchacho sin ninguna educación contestar preguntas que ni siquiera académicos han logrado responder? Porque al guión así se le antoja (las preguntas son menos sofisticadas que las del programa de Susana Giménez), y porque su experiencia personal le permite saber todas las respuestas. Universidad de la calle, dirán algunos. “Estaba escrito”, afirma la película.
Por comodidad expositiva, el fatalismo funciona aquí de modo retrospectivo. Cada pregunta que el conductor del programa televisivo (al que Anil Kapoor compone como hiena resbalosa) le hace a Jamal da lugar a un flashback, cuestión de ir echando luz sobre distintos momentos de su vida. Lo que surge de allí se corresponde con las fantasías que un occidental medio, entrenado en los culebrones televisivos más sensacionalistas, podría tener sobre la vida de un chico de la calle de Mumbai. Siendo un niño, al pobre Jamal le matan a la mamá durante una redada racista. Librados a su destino, a Jamal, su hermano mayor Salim y Latika (una huerfanita de la que se hacen amigos) los secuestran unos explotadores que, para que los turistas les den más rupias, les vacían los ojos con una cuchara al rojo. Tras pasar por un burdel, Latika devendrá esclava sexual de un gangster repulsivo, al que la entregó Salim. Ya se ocupará el guión de hacerle expiar ese pecado a Salim/Caín, para refrendar aquello de que el crimen no paga.
A todo esto, Jamal/Abel está siendo torturado. Sí, así empieza la película: con el muchacho colgado de una soga, recibiendo descargas de electricidad en una mazmorra policial digna de Expreso de medianoche. ¿Por qué lo torturan? Por sospecharlo de haber fraguado sus respuestas: así se castigan aquí las pequeñas transgresiones. Como en Trainspotting, a la hora de la puesta en escena el manchesteriano Danny Boyle pulsa una cuerda pop, con mucho corte, reencuadre y saltos de raccord. Si se le suma la característica vitalidad de la música local, se obtiene una película sin duda excitante, fluida y seductora. Claro que se puede ser seductor y abyecto, corriendo al espectador por izquierda (la miseria inaudita de la India, el desamparo infantil, la crítica a la manipulación televisiva) y por derecha, sancochando una historia de gangsters con reciclados bíblicos, melodrama amoroso, chica lindísima, el triunfo final, las rupias... Habría que estar bromeando para ver en esto algún rastro de Dickens, cuentos de hadas o los delirantes musicales naïf del cine indio, que trabajan sobre códigos antinómicos y se dirigen a un público que está en las antípodas del occidental.
4-SLUMDOG MILLIONAIRE - ¿QUIEN QUIERE SER MILLONARIO?
Slumdog Millionaire, Gran Bretaña, 2008.
Dirección: Danny Boyle.
Guión: Simon Beaufoy, sobre novela de Vikas Swarup.
Fotografía: Anthony Dod Mantle.
Intérpretes: Dev Patel, Anil Kapoor, Freida Pinto, Irrfan Khan y Madhur Mittal.
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