Mar 17.03.2009
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CINE › ESTEBAN CADOCHE HABLA DE SU PROYECTO SOBRE RODOLFO WALSH

“Su figura es todo un símbolo”

Ese hombre. Una historia sobre Rodolfo Walsh se titula el proyecto documental de Cadoche, que contará con testimonios de Lilia Ferreyra, Patricia Walsh, Horacio Verbitsky, Miguel Bonasso, Rogelio García Lupo y Eduardo Galeano, entre otros.

› Por Oscar Ranzani

Esteban Cadoche fue profesor en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe) durante dieciséis años. Buena parte de los ciclos lectivos los dedicó a exponer sobre el período histórico de mediados del siglo XX hasta la actualidad. Durante esos años, trabajó con sus alumnos los textos de Rodolfo Walsh. Una de las mayores satisfacciones que le dejó esa etapa docente fue que, al finalizar las clases, muchas veces los estudiantes que ya habían aprobado su materia se acercaban al final del cuatrimestre para agradecerle que, por su intermedio, habían accedido a los textos de Walsh. Por otro lado, Cadoche dirigió un proyecto de investigación sobre violencia familiar en la UNL. Cuando concluyó, después de seis años, se dio cuenta de que no había material audiovisual que trabajara integralmente ese tema y que sirviera para formar o para difundir. Entonces, se abocó a la realización de un documental con testimonios de víctimas de violencia conyugal, maltrato infantil y violencia y abuso sexual, con opiniones especializadas. Ese documental lo realizó en 2002 y, posteriormente, producto de su primera experiencia cinematográfica y de su recuerdo de sus tiempos de cátedra, comenzó a pensar en realizar un documental sobre Rodolfo Walsh. El proyecto ya está en marcha y se titula Ese hombre. Una historia sobre Rodolfo Walsh. “El guión está terminado, más allá de algunos ajustes que hay que hacerle, y está sometido a la evaluación de un Comité de Documentalistas que el Incaa ha conformado y los que estamos comprometidos con el proyecto esperamos que se pronuncie favorablemente a fines de este mes o principios de abril”, expresa Cadoche en diálogo con Página/12.

Cadoche pensó en Walsh por varios motivos. Primero, porque “es uno de los más brillantes escritores de la historia argentina, tiene una escritura de una potencia magnífica. No hablo solamente de los textos más conocidos sino también de fragmentos de su diario esporádico o cuentos y crónicas periodísticas menos conocidas. Por otro lado, me parece que es una figura de cruce entre la literatura, el periodismo de investigación de la más alta calidad y la militancia política, su compromiso con el tiempo y el lugar, y con la gente”, señala el realizador, y agrega que Walsh es un símbolo “de la defensa de los derechos humanos cuando ni siquiera se los mencionaba así”.

La supervisión del guión de Ese hombre..., que escribió Cadoche con la colaboración de Carlos Palacios, quedó en manos de la prestigiosa Aída Bortnik, mientras que la música será de José Luis Castiñeira de Dios. El documental contendrá lecturas de textos de Walsh y testimonios de Lilia Ferreyra, Patricia Walsh, Horacio Verbitsky, Miguel Bonasso, Rogelio García Lupo, Roberto Baschetti, Eduardo Galeano, Conchita Dumois (viuda de Jorge Masetti, uno de los fundadores de Prensa Latina) y Gabriel Molina (compañero de redacción de Walsh y confundador de Prensa Latina). Pero también habrá una recreación ficcional, a cargo de Darío Grandinetti en el rol de Walsh. A su vez, Cadoche tiene pensado incorporar otra figura ficcional: la de un niño que, según comenta, puede interpretarse de diversas maneras. “Un poco, es Rodolfo cuando era pequeño o aun después de su muerte –explica el realizador–. Pero después de terminar el guión, me di cuenta de que el niño era también algo que es muy fuerte en la escritura y en la vida de Walsh: un testigo. El niño es testigo de todo lo que va aconteciendo.”

Cadoche reconoce que Walsh “es parte de lo mejor de nosotros porque no solo encaró la defensa de los derechos humanos sino que luchó por la verdad a cualquier costo”. En ese sentido, el director espera que con su película “los espectadores se imaginen que es posible recoger esa consecuencia entre lo que se piensa, se dice y lo que se hace. Y de ese modo, poder plantearse la construcción de un mundo mejor, aunque sea en lo pequeño”.

–A la hora de abordar la figura de Walsh, ¿resulta indisociable el prestigioso periodista del militante comprometido?

–Sí. De algún modo, una cosa lleva a la otra. Esa lucha gigantesca contra inmensos poderes que representaban lo peor de la Argentina y lo más avasallante y ofensivo de la vida y de la dignidad humana, lo va llevando, en esa consecuencia que él busca, a asumir un papel más comprometido integralmente.

–¿Por qué cree que Walsh fue una figura poco abordada por el cine argentino?

–No lo sé. Ahí se deben haber mezclado muchas cosas. De hecho, es un compromiso grande meterse con la figura de Walsh. En los primeros años de la democracia supongo que, en algún círculo, a lo mejor molestaba el hecho de que fuera un intelectual que hubiera pasado a la acción. Eso en algunos círculos académicos o intelectuales se ve como poco apropiado. Me parece que aquel que no sienta la necesidad de hacerlo, está bien, no es condenable, ejercerá su función desde la labor específica. Pero aquel que precise trascender la acción política, militante, etcétera, me parece que es tan simple como lo que, en su momento, ocurrió con el Che Guevara: fue una figura que, a la par de desarrollar una labor de reflexión intelectual, se hizo cargo de la tarea histórica que le tocó vivir en su hora.

–¿Qué fue lo que más le sorprendió de la obra de Walsh y lo que más valora?

–Por un lado, el nivel de su calidad literaria. Inclusive, yendo más allá de los textos más conocidos, yo creo que él podía convertir la crónica de cualquier relato en una pieza literaria. Y es muy poca la gente en el mundo que puede hacer eso. Narrar la realidad como si fuera una novela, que es lo que hizo Walsh a partir de Operación Masacre. Por otro lado, me sorprende su compromiso con la verdad y su nivel de entrega que, en algunos momentos, él mismo dice que es exagerado. El dice: “Bueno, tengo que ocuparme un poco de mí. La historia va a seguir igual sin mí”. Y me parece una actitud absolutamente humana, comprensiva de sus propios límites, y consciente de que él no quería ingresar a la puerta grande de la historia como un cuadro que se cuelga en la pared.

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