Jueves, 7 de mayo de 2009 | Hoy
CINE › LA NUEVA STAR TREK, DIRIGIDA POR J. J. ABRAMS
Para el relanzamiento de la franquicia, el creador de Lost se inclinó por la rendidora vertiente de volver al origen.
Por Horacio Bernades
Es significativo que la undécima de las películas generadas a partir de la serie lleve por título simplemente Star Trek, como si se tratara de la primera. Es que seguramente eso es lo que quiere ser. La primera para una nueva generación de consumidores, para quienes la venerable serie creada por Gene Roddenberry no significa nada. Véase si no la desfalleciente recepción que a comienzos de este siglo tuvieron tanto la nueva edición de la serie (Star Trek: Enterprise) como la anterior entrega cinematográfica (Star Trek: Nemesis). Para relanzar a la alicaída Enterprise y su tripulación, los poseedores de la franquicia convocaron al más exitoso creador de series televisivas del siglo XXI, J. J. Abrams (Mr. Lost, in person) y le dieron una misión digna de Kirk y los suyos: conquistar nuevos públicos, o morir. Hete aquí, entonces, la nave de la resurrección, Star Trek 11. ¡No, perdón, Star Trek a secas!
Abrams trajo su propia tripulación, encabezada por Roberto Orci y Alex Kurtzman, que ya habían escrito para él los guiones de las series Alias y Fringe, además del de Misión: Imposible III, su ópera prima como director. ¿Lograron entre todos la misión imposible de darle nueva vida a la vieja nave? Los dueños de la franquicia no esperaron hasta el estreno para responder: una nueva secuela está en marcha. Como se estila últimamente (ver Batman inicia y X-Men Orígenes), para refundar el mito la nueva Star Trek retrocede hasta el origen. Cuestión de permitirle a una nueva generación de seguidores arrancar de cero. La idea de regreso al origen es llevada aquí al extremo: la primera escena narra el nacimiento del capitán Kirk, al mismo tiempo que su padre pierde la vida. Corre el siglo XXIII, y faltan unos veinte años para que ese muchachito insolente de James Kirk (Chris Pine) conozca a un Spock ya hiperlógico (Zachary Quinto) y a demás tripulantes de la S. S. Enterprise.
Más allá de la pica personal, algo une al futuro capitán y al vulcanita de orejas afiladas. Ese algo (Eric Bana) es calvo, lleva tatuajes en el rostro y un gesto fiero. Se llama Nerón, y como corresponde a su nombre es el emperador de los romulianos. Por su culpa murió el padre de Kirk. Por culpa del padre de Spock, su planeta fue destruido. Para consumar la venganza, Nerón cuenta con un gadget de Coyote estelar: un megataladro con el que está en condiciones de abrir agujeros negros donde se le cante. Además de sus protagonistas (a Kirk y Spock se les suman el Dr. McCoy, el piloto japonés y el novato ruso), Abrams & Amigos optaron por mantener las características exteriores de la serie (mucho cuello polo, rostros pétreos, jerga tecnoespacial, puestos de mando muy conversados, música pomposa) y reemplazar poco vendibles subtextos filosóficos por adrenalina, efectos especiales y algún toque humorístico, proporcionado por la fanfarronería de Kirk y por el comediante británico Simon Pegg.
Gracias al viejo truco de los viajes en el tiempo, el septuagenario largo Leonard Nimoy termina dialogando con su versión joven, a dos pasos y cinco décadas de distancia. Por esos mismos enrevesamientos einstenianos, la mamá de Spock resulta ser una casi cuarentona –y más linda que nunca– Winona Ryder. A la que es de esperar que sus compatriotas le perdonen de una vez el gusto por la ropa cara y gratis, permitiéndole el comeback que merece.
6-STAR TREK
(EE.UU., 2009).
Dirección: J. J. Abrams.
Guión: Roberto Orci y Alex Kurtzman, sobre personajes creados por Gene Roddenberry.
Intérpretes: Chris Pine, Zachary Quinto, Eric Bana, Bruce Greenwood, Karl Urban, Zoe Saldana, Simon Pegg, Winona Ryder y Leonard Nimoy.
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