Domingo, 24 de mayo de 2009 | Hoy
CINE › HOLLYWOOD ENCONTRO UNA NUEVA VETA PARA SUS PELICULAS DE ACCION
Samuel L. Jackson acaba de comprar los derechos cinematográficos para filmar la vida de un experto en piratería de Kenia. Un documentalista que trabaja en la zona señala que “desde el primer secuestro, mi teléfono no para de sonar”.
Por Daniel Howden *
El hecho de que la crisis de la piratería en el Cuerno de Africa a menudo hace pensar en un guión de Hollywood, no ha escapado a los ojos de la industria misma: en Los Angeles se desató una guerra de ofertas para comprar los derechos cinematográficos sobre la historia de Richard Phillips, el capitán estadounidense cuyo dramático rescate de los piratas somalíes cautivó a todo el mundo el mes pasado. La subasta se produce menos de una semana después de que Samuel L. Jackson compró los derechos de un experto en piratería keniano, a quien pretende encarnar en una película.
El capitán, que sobrevivió cinco días a bordo de un bote salvavidas con cuatro pistoleros antes de que tres de ellos fueran liquidados por francotiradores de la Marina, es representado por la Creative Artists Agency, una de las mayores jugadoras de Hollywood, que posee en su plantilla a figuras como Tom Cruise y Julia Roberts. La CAA está ayudando al marinero de Vermont a navegar aguas completamente diferentes de las acostumbradas, recibiendo lucrativas ofertas para películas y libros. Hollywood busca la manera de convertir en dinero en efectivo ese interés en el resurgimiento de la piratería en las costas más allá de Somalia. Thymaya Payne, un director estadounidense que está en la región trabajando en un documental sobre los piratas, dice que Hollywood empezó a interesarse realmente en el tema desde el primer intento de secuestro de una nave norteamericana, el mes pasado. “Desde lo del Maersk Alabama, el nivel de interés se disparó –señala–. Mi Blackberry no para de sonar.”
La semana pasada, Andrew Mwangura, un hombre de 47 años que dirige una asociación de navegantes sin fines de lucro, expresó su sorpresa acerca de que su vida pueda ser la base de un potencial blockbuster. El ex marino mercante ha dirigido por diez años el Programa de Asistencia para Navegantes del Este de Africa, y ahora el problema de la piratería domina su vida. Basado en el húmedo puerto keniano de Mombasa, donde su escritorio solía estar en una tienda, ahora trabaja sin oficina, apoyándose en media docena de teléfonos celulares para mantenerse en contacto con movimientos de barcos, fuentes, dueños de naves y, en algunos casos, los mismos piratas. “¿Por qué yo?”, fue su respuesta cuando Andras Hamori, un representante de la compañía de Jackson Uppity Films y la asociada H2O Motion, volaron a Kenya para contratarlo. El les dijo: “‘¿Por qué vuelan desde América solo para verme un solo día y luego volar de vuelta?’. La respuesta fue ‘porque usted es un héroe’, y yo les dije que no era ningún héroe, que lo que hacía era por el beneficio de la humanidad”.
Mwangura se hizo conocido por su rol en el rescate de una nave de cargo ucraniana, la MV Faina, que fue secuestrada en su ruta para llevar tanques y artillería pesada a Mombasa. El hombre avergonzó a las autoridades kenianas al revelar que el verdadero destino era Sudán, en abierta violación de acuerdos internacionales. Cuando el barco fue rescatado y antes de que llegara a Mombasa, se emitió una orden de arresto en contra del consultor: Mwangura y su abogado, Francis Kadima, desestimaron los cargos por drogas como una táctica de distracción para obligarlo a ocultarse mientras el barco estaba en el puerto. Mientras en Hollywood buscan retratarlo como un negociador, Mwangura insiste en que él no está directamente involucrado en discusiones de rescate.
El calvo Mwangura tiene un cierto parecido con la estrella de Pulp Fiction, sobre todo porque también suele llevar gorra y anteojos negros... aunque en el caso del keniano se trata de una manera de pasar inadvertido: cambia permanentemente de celulares, llega temprano a las citas para estudiar el lugar y está convencido de que es vigilado por las autoridades. “La gente me llama para pedir ayuda, y hay muchos que no quieren que diga la verdad”, señala, a la vez que niega que esté “pagado por alguien” y que se sostiene con donaciones. Pero esas cuestiones pueden quedar perdidas en el apuro por poner a los piratas modernos en la pantalla grande. “Me preocupa que Hollywood convierta todo esto en una parodia –dice Payne–. Sería una pena, porque si se meten profundamente descubrirán que la historia real está más allá de cualquier guión.” El primer error de Hollywood podría ya haber sucedido: Mwangura admitió que si le dieran la opción, él elegiría ser encarnado por el actor favorito de Kenia: Denzel Washington.
Q De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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