El rating parece regir no sólo el subibaja de la programación planetaria, sino también decisiones protocolares de las instituciones que velan por el desarrollo del negocio de las artes cinematográficas y televisivas. En esa sintonía estuvo el anuncio del presidente de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, Sid Ganis, cuando explicó ayer desde Beverly Hills que la categoría de Mejor película de los premios Oscar aumentará de cinco a diez la cantidad de cintas nominadas en su próxima edición. ¿Cuál sería entonces la vinculación con el rating? El acto de premiación de los Oscar viene perdiendo audiencia. Si bien durante la última emisión se registró un incremento del 13 por ciento en el encendido, ese aumento se produjo sobre la base del peor record de la historia de los premios, ocurrido el año pasado. “Sabemos que la gente sintoniza los Oscar para ver cómo va su película favorita y, si se tienen diez en vez de cinco, se estará atrayendo a un mayor número”, sintetizó Tom O’Neil, editor de entretenimiento de Los Angeles Times.

Este año, el descontento pasó por la marginación de Batman: el caballero de la noche (The Dark Knight) de la categoría de los mejores films, a favor de El curioso caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button), El lector (The Reader), Milk, Frost/Nixon y ¿Quién quiere ser millonario? (Slumdog Millionaire), que resultó la gran ganadora. De hecho, Ganis reconoció que “The Dark Knight fue mencionada cuando las autoridades de la Academia se reunieron para ampliar el número de nominadas. En las discusiones sobre esto, hablamos sobre lo que pasó, y no les estaría diciendo la verdad si dijera que las palabras The Dark Knight no estuvieron sobre el tapete”, sostuvo desde la sede de la Academia. Al respecto, O’Neil es un poco más tajante: la no elección de la película de Batman fue una decisión que terminó “avergonzando” a los organizadores del Oscar.

Si bien la intención de los directivos de la institución quedó clara, Ganis se encargó de tamizar el asunto y de pintarlo con la romántica figura del regreso a las bases: “Después de más de seis décadas, la Academia regresa a algunos puntos de sus raíces, cuando una selección más amplia competía por el máximo premio del año”, reseñó el presidente. Es que durante más de una década, en los primeros años de existencia de la Academia –entre 1930 y 1940–, la categoría Mejor película incluía más de cinco films, y por más de nueve años hubo una decena de cintas candidatas. La 16ª ceremonia de entrega de los premios Oscar, en 1943, fue la última que incluyó diez cintas para competir por el premio mayor, que fue a parar entonces a Casablanca. “El resultado final de la competencia será el mismo –sólo una película ganadora–, pero competirán diez y no cinco películas a partir de 2009”, recalcó.

Otra de las justificaciones que Ganis utilizó fue que el aumento de postulados les permitirá a documentales, películas extranjeras y cintas animadas entrar en la competencia por el Oscar más codiciado. Además, “posibilitará a los electores de la Academia reconocer e incluir algunas películas fantásticas que a menudo aparecen en otras categorías de los Oscar, pero han sido marginadas de la competencia por el premio mayor”, agregó. En los últimos años, varios cineastas y productores influyentes levantaron su voz en favor de un mayor reconocimiento en los Oscar a las películas de género fantástico, inspiradas en comics, y las animadas. Films como El laberinto del fauno, Batman: The Dark Knight o Wall-E, entre otras, llevaron a defender un giro en la política de selecciones de películas para premiar con la estatuilla dorada. “Tienen que hacer algo para hacer el espectáculo más sexy y atractivo. Expandir la categoría de Mejor película es una solución brillante”, agregó O’Neil. La 82ª ceremonia de los Oscar, a realizarse el 7 de marzo del año próximo, lo dirá.