Jueves, 2 de julio de 2009 | Hoy
CINE › A LOS 97 AñOS, MURIó EL LEGENDARIO KARL MALDEN
Amigo y compañero de ruta de Marlon Brando, con quien compartió films emblemáticos de los años ’50 como Un tranvía llamado deseo, por el cual ganó un Oscar, Malden alcanzó popularidad mundial como el teniente Mike Stone, de la serie Las calles de San Francisco.
Por Antonio Martín Guirado
Desde Los Angeles
Ya fuera como compañero de juergas enamorado de la misma mujer en Un tranvía llamado deseo (1951) o como el cura que hacía frente a la mafia en Nido de ratas (1954), Karl Malden –mundialmente famoso como el detective Mike Stone de la serie de TV Las calles de San Francisco– ofreció sus mejores interpretaciones frente a una leyenda de Hollywood: Marlon Brando. Ganó el premio Oscar al mejor actor de reparto por el primer título y recibió una segunda candidatura en esa misma categoría por el segundo.
Esa estatuilla dorada que ganó tuvo su historia. En 1985, Malden la mandó al fabricante en Chicago para que restauraran su brillo original, pero descubrió, ya en 2006, que el Oscar que recibió de vuelta era falso y que el original había salido ese año a la venta en eBay. Todo acabó con una demanda de la Academia de Hollywood y los encargados del fraude, Randy y Matt Mariani, devolvieron finalmente el premio a su dueño.
Recordado por sus ojos glaucos, su voz gangosa y la particular forma de su nariz –se la rompió dos veces jugando al fútbol americano cuando era adolescente–, Malden, quien murió ayer, a los 97 años, por causas naturales, fue presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood desde 1989 a 1992. El intérprete murió mientras dormía durante la madrugada de este miércoles, según su agente, Bud Ross.
Malden debutó en los teatros de Broadway, en pleno corazón de Nueva York, en 1938, y su primera aparición en Hollywood fue en el melodrama They Knew What They Wanted (1940). Tras participar en la Segunda Guerra Mundial como miembro de la Fuerza Aérea estadounidense, su primer gran éxito llegó en 1947, de la mano del que sería un director fundamental en su carrera, Elia Kazan, quien lo convocó para la versión teatral en Nueva York de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, donde junto a Brando ya interpretaba a Mitch, el personaje que cuatro años después le valdría el Oscar. Poco después, Kazan volvería a contar con Malden para su puesta en escena de Todos eran mis hijos, de Arthur Miller, y a partir de allí el actor daría el salto a Holly- wood, pero siempre con el prestigio de contar con una formación eminentemente teatral a sus espaldas.
En 1950 acompañó a Dana Andrews y Gene Tierney en el film noir Cuando termina el camino, de Otto Preminger, y al año siguiente participó de la versión cinematográfica de Un tranvía llamado deseo, que marcó el desembarco en Hollywood del célebre “Método” del Actor’s Studio, que Kazan, Brando y él mismo importaron de la escena neoyorquina.
A pesar del Oscar, tuvo papeles menores en La furia del deseo / Ruby Gentry (1952), de King Vidor, y Forja de valientes (1953), de Richard Brooks. Y participó de uno de los films más atípicos de Alfred Hitchcock, Mi secreto me condena (1953), por el cual el maestro del suspenso terminó odiando más de lo que ya lo hacía a los actores como su protagonista, Montgomery Clift, o el propio Malden, que trabajaban a partir de la “memoria emotiva” y la motivación interior.
Después de esa experiencia conflictiva, Kazan volvió a dar a Malden un lugar de privilegio junto a Brando en Nido de ratas, por el cual en 1954 fue una vez más candidato al Oscar al mejor actor de reparto. Otro trabajo consagratorio de Malden en manos de Kazan fue Baby Doll, que en 1956 incorporó, a través de un guión original para el cine de Tennessee Williams, una temática sexual que hasta entonces parecía impensable en Hollywood, con Carroll Baker como una adolescente a la vez aniñada y endiabladamente sensual.
A comienzos de los años ’60, Malden se reencontró con Marlon Brando en El rostro impenetrable, un atípico western dirigido por el propio Brando, al que le seguirían dos títulos dirigidos por John Frankenheimer, A cada cual su propio infierno y La celda olvidada. Junto a Bette Davis filmó ¿Quién yace en mi tumba? (1964) y a las órdenes de John Ford compuso al ambicioso capitán del ejército que da la orden de ejecutar a los aborígenes en El ocaso de los cheyennes (1964). Volvería a los aires marciales en Patton (1970) y haría una fugaz excursión a Italia para filmar bajo la dirección de Dario Argento El gato de las nueve colas (1971). Pero para Malden la nueva década no estuvo signada tanto por el cine como por su popular coprotagónico junto a Michael Douglas en la serie Las calles de San Francisco. Su último papel lo interpretó en el año 2000, cuando hizo de sacerdote en un episodio de la serie de televisión The West Wing.
Malden, cuyo nombre real fue Malden George Sekulovich –se lo cambió para que “cupiera en las marquesinas”–, había nacido en Chicago en marzo de 1912 y era hijo de una inmigrante checoslovaca. Su padre era de origen serbio y fue lechero durante 38 años. Se casó con Mona Greenberg en 1938 y tuvo dos hijas, Mila y Carla, con quien escribió su autobiografía When Do I Start?: A Memoir, en 1997.
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