CINE › PENéLOPE, CON CHRISTINA RICCI Y REESE WITHERSPOON
› Por Diego Brodersen
Los cuentos de hadas no han muerto ni morirán. Por anacrónicas que puedan sonar muchas de esas historias, personajes e ideologías, las princesas rosas y sus correspondientes príncipes azules seguirán acompañando las infancias de los niños y –fundamentalmente– las niñas del mundo. El primer largometraje de Mark Palansky, producido por la comediante y “rubia legal” Reese Witherspoon, les hace los honores a viejos imaginarios medievales, trasladándolos a una versión paralela de la contemporaneidad. Pero, ¿es posible que una chica del siglo XXI siga pensando que la única manera de llevar una vida feliz y completa sea casándose con un joven apuesto, rico y galante? Penélope, como muchos films dirigidos a un público eminentemente púber, se atreve a recombinar usos y costumbres pasados y presentes en un relato que vuelve a caer en el viejo truco del sapo y la princesa, aunque en versión invertida.
Por una maldición del pasado remoto, Penélope (Christina Ricci), única hija del matrimonio Wilhern, nació inteligente, sensible, de buen carácter..., y con un tremendo hocico de cerdo. Decididos a no hacer sufrir a la pobre chica chanchito, sus padres la esconden de la vida y las miradas indiscretas. Por supuesto que, lejos del viejo eslogan “encerremos al monstruo en el ático”, la muchacha absorberá idiomas, cultura y modales en el confort de un bunker millonario. La edad de merecer llegará acompañada de la búsqueda de un soltero dispuesto a desposarla por amor, única manera, dicen, de romper el maleficio que generó la extraña mutación nasal (a la pregunta de por qué no recurrir a una sencilla intervención quirúrgica en estos tiempos plásticos los guionistas responden con una salida poco elegante: la aorta de Penélope pasa precisamente por la zona en cuestión). De más está decir que los pretendientes huyen despavoridos ante la primera visión del rostro porcino, excepto..., siempre hay una excepción en los cuentos de hadas.
El principal escollo de la película a la hora de hacer creíble y emotivo su desarrollo y sus ideales sobre la belleza interior y el aprender a amarse a sí mismo es que vienen envueltas en un paquete sin gracia alguna. Por más ganas que Ricci y el resto del reparto (Reese Witherspoon se reserva un papel secundario en la segunda parte del film) les pongan a sus personajes, por más humor que el relato incorpore aquí y allá, el conjunto se asemeja a una fábula con moraleja demasiado insulsa y derivativa, para colmo recitada por un maestro a punto de jubilarse. Tan previsible es Penélope que la prototípica escena del casamiento abortado resulta una cumbre del anti-suspenso. El problema, por supuesto, no son las princesas y las historias de amor rosa, sino el talento necesario para darles vida. ¿Qué hubiera parido Tim Burton con esta misma historia de base?
5-PENELOPE
Penelope, Estados Unidos/
Reino Unido, 2006.
Dirección: Mark Palansky.
Guión: Leslie Caveny.
Fotografía: Michel Amathieu.
Montaje: Jon Gregory.
Música: Joby Talbot.
Intérpretes: Christina Ricci, James McAvoy, Reese Witherspoon, Catherine O’Hara, Simon Woods, Peter Dinklage.
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