Sábado, 7 de noviembre de 2009 | Hoy
CINE › ESTA NOCHE COMIENZA LA 24ª EDICIóN DEL FESTIVAL DE MAR DEL PLATA
Hasta el domingo 15 se proyectarán unos 200 títulos, cifra que equivale a un 30 por ciento menos que en la edición anterior. En la carrera por el Astor de Oro, las tres películas más llamativas son las de Elia Suleiman, Bong Joon-ho y Todd Solondz.
Por Horacio Bernades
Hoy a partir de las 20 quedará inaugurada la 24ª edición del Festival Internacional de Cine, en el más clásico de los estilos marplatenses: bajo amenaza de lluvia y vestidos embarrados. Después de los números musicales y los discursos oficiales, cuando sean cerca de las 23 y en la sala del Teatro Auditorium queden unos pocos resistentes soñolientos, se proyectará la elogiadísima Un hombre serio, de los hermanos Coen. El cierre será el sábado de la semana próxima, con más números musicales, más discursos y la proyección de Taking Woodstock, de Ang Lee. Hasta el domingo 15 se proyectarán, entre largos, cortos y mediometrajes, unas 200 películas, cifra que equivale a un 30 por ciento menos que en la edición anterior.
“Que Roberto Giordano haga los festivales glamorosos, que nosotros nos dedicamos al cine”, propuso días atrás el presidente del Festival, José Martínez Suárez. Aunque la consigna “Menos glamour y más cine” viene de la muy sensata gestión de Miguel Pereira al frente del festival, una marcada estrechez presupuestaria la agudiza este año. “Mirtha Legrand va a venir seguro”, arriesgó Martínez Suárez cuando, en la conferencia de prensa de presentación del festival, alguien preguntó qué figuras del espectáculo pisarían esta noche la alfombra roja. Era tan cierto como era también un chiste para entendidos, teniendo en cuenta que la más famosa conductora de almuerzos televisivos es la hermana del presidente del evento.
Es así que lo más parecido a una figura mediática que se pasee en los próximos días por la Peralta Ramos será José Wilker, miembro del Jurado Oficial. ¿Que quién es Wilker? ¿Cómo quién es? Vadi-nho, el de Doña Flor y sus dos maridos. ¿Que pasaron como treinta años desde que sedujo a Sonia Braga? Bueno, sí. Y cuando vino Gina Lollobrigida, en tiempos de Márbiz, ¿cuántos siglos habían pasado desde Pan, amor y fantasía? En verdad, la obligada política de austeridad de Mar del Plata este año no recorta sólo el factor glamour. Tampoco van a abundar figuras específicas del campo del cine. El visitante más encumbrado será Javier Fesser, director de El milagro de P. Tinto, cuya película más reciente, Camino, resultó la gran ganadora de los Goya 2009, y a quien el festival le dedicará una retrospectiva completa.
Los recortes responden a que, como se había anunciado en la edición anterior, el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, hasta ahora sostenedor exclusivo del Ficmdp, limita su participación a partir de esta edición. “El presupuesto total del festival equivalía a casi siete películas argentinas estándar”, fundamentó Liliana Mazure, presidenta del Incaa, a la hora de explicar la reducción de aportes por parte del organismo que conduce.
La reducción responde a un reclamo de larga data de sectores de la industria del cine, que veían en el festival el lujo caro de una industria pobre. Desde este año, el Incaa pasa a ser la pata nacional de un sistema tripartito, que tendrá a su cargo la realización del festival. El gobierno de la provincia de Buenos Aires y la Municipalidad del Partido de General Pueyrredón componen los otros dos tercios, repartiéndose organización y presupuesto en partes iguales, y sumando el esponsoreo de Canal 7, Lotería de la Provincia y Provincia Seguros, entre otros organismos y entidades.
Desde esferas oficiales, el costo de esta edición se estimó en las mismas cifras que la del año pasado: unos 6 millones y medio de pesos. ¿Por qué, entonces, el achicamiento general, si se cuenta con el mismo presupuesto? Por la inflación anual, que provoca que la misma plata valga hoy un 20 por ciento menos que el año pasado. Aunque el Indec no piense lo mismo.
Tras la finalización de la edición 2008 se registró un signo de alarma, cuando la presidencia del festival desplazó a varios de los programadores que venían de la gestión anterior, y que eran los que con más decisión apuntaban a una programación de riesgo. Detrás del desplazamiento subyacían, según trascendió, serias diferencias de líneas, gustos y criterios estéticos.
Se temió que esta edición de Mar del Plata representara, entonces, una suerte de restauración conservadora. Pero un vistazo sobre la grilla indica que, más que eso, parece haberse producido un equilibrio de poderes entre “apresurados y retardatarios”, para utilizar un léxico fechado. Junto con películas o zonas de la programación que dan la impresión de atrasar, vuelven a aparecer apuestas de riesgo, en línea con lo que venía sucediendo desde la gestión Pereira. Integrada por unos 150 largos y medio centenar de medios y cortos, la programación se desplegará en la sala del Auditorium y en los cines Ambassador, Colón y Del Paseo. Las entradas costarán lo mismo que el año pasado: $ 6 para público en general y $ 4 para estudiantes y jubilados.
Como en la edición anterior habrá este año en Mar del Plata tres competencias oficiales, dos de ellas ligeramente reducidas, repartiéndose el resto de la programación en paralelas y retrospectivas. De las competencias oficiales, de sobra se sabe que la internacional, mascarón de proa de todo festival, es la más difícil de armar. No queda más remedio que elegir entre las que festivales más importantes rechazaron, sumarles algunas que hayan tenido abundante exposición previa y agregar finalmente, si la suerte acompaña, algún descubrimiento de cosecha propia.
Con 14 contendientes en la carrera por el Astor de Oro (contra 16 del año pasado), las tres películas más llamativas que presenta la Competencia Internacional de esta 24ª edición tuvieron alta repercusión en grandes festivales internacionales. El tiempo que queda, del palestino Elia Suleiman; y Madre, del coreano Bong Joon-ho, estuvieron en Cannes, mientras que Vida durante la guerra, de Todd Solondz, se presentó en Venecia. A su vez, una de las dos representantes argentinas en esa sección, Francia, de Adrián Caetano, estuvo en Venecia y San Sebastián. Y la cubana El cuerno de la abundancia se estrenó en España el 24 de octubre... de 2008. No hay nada que hacer: cuando el calendario impone luchar contra Cannes, Venecia y San Sebastián, se hace muy complicado remontar la desventaja.
Habrá que prestar atención, en la Competencia Internacional, a Vikingo, lo nuevo de José Celestino Campusano después de Vil romance; V.O.S., la última del catalán Cesc Gay; la mexicana 5 días sin Nora y la uruguaya Mal día para pescar, traslación al cine de la obra de Juan Carlos Onetti. En la Competencia Latinoamericana, segunda en orden de importancia, el año pasado la grilla les daba lugar a siete representantes de distintos países del continente, contra tres argentinas. Este año son cuatro y cuatro. Dato preocupante, teniendo en cuenta que el cine local cuenta ya con su propia competencia en el festival. “El cine argentino también es latinoamericano”, se arguyó en la conferencia de prensa, más en broma que en serio, cuando alguno de los periodistas presentes señaló esa zona de debilidad. La chilena Huacho, la mexicana Daniel y Ana y la uruguaya Hiroshima son, de esa sección, las que vienen con más runrún de otros festivales.
En la Competencia argentina, menú variado: está la de un realizador veterano, David Lipszyck (Adopción), la que retrocede hasta los tiempos de dictadura (Andrés no quiere dormir la siesta, de Daniel Bustamante), la de los impredecibles Mariano Cohn/Gastón Duprat (El hombre de al lado), un exponente de cine bizarro (TL-2: La felicidad es una leyenda urbana), tres documentales (Chapadmalal, Las islas, Padres de la plaza: 10 recorridos posibles) y alguna incógnita (El perseguidor). Llama la atención Orquesta roja: es algo así como un documental, actuado por los propios protagonistas, sobre un falso grupo guerrillero integrado por veteranos piqueteros entrerrianos, que en el año 2000 intentó producir conmoción vía Crónica TV.
Saliendo de las competencias oficiales, la grilla del festival concentra, en la sección Autores, los nombres más consagrados. Desde Lars von Trier, que presenta la hiperrevulsiva Anticristo, hasta Jacques Rivette, que aporta su reciente 36 vues du Pic Saint Loup. Entre uno y otro, jóvenes de ayer, como Costa-Gavras (Eden à l’Ouest); cineastas en boga, como Jacques Audiard (Un prophète, Premio Mayor del Jurado en Cannes); y otros que parecen estar filmando siempre mañana, como Naomi Kawase (Nanayo).
Aunque los autores de mañana cuentan, en verdad, con su propia sección: la de Autores Jóvenes. En ella, lo más notorio es la presencia de Duncan Jones, hijo de David Bowie –cuya Moon anda en boca de todo el mundo, desde que se presentó en Sundance– y de Sophie Barthes, que no es nada de Roland, y de quien se presenta la muy elogiada Cold Souls. De ahí en más, territorios a investigar, de sección en sección y con algunas recomendaciones: Alexander the Last, exponente mumblecore de Joe Swanberg; y Unmade Beds, del argentino Alexis dos Santos (el de Glue), en la sección Busco mi Destino; la divertidísima Humpday, en la sección Sentidos del Humor; el rockumentary All Tomorrow’s Parties (anhelado opus 2 del realizador de Tarnation, Jonathan Caouette), en la sección Banda Sonora Original; la nueva joya del cine de acción de Hong Kong, Accident; y, aunque más no sea por su título, The Horribly Slow Murderer with the Extremely Inefficient Weapon (ambas, en la sección Hora Cero). Finalmente, la ceilanesa Between Two Worlds, de Vimuti Jayasundara (sección Estados Alterados).
Entre las revisiones y homenajes se cuentan una retrospectiva de los Muppets y otra dedicada a grandes películas que no ganaron el Oscar. Esta última ofrece films sumamente estimables y más de una obra maestra absoluta (Sed de mal, Cartas de una enamorada), pero no hace falta trasladarse hasta Mar del Plata para verlas: en el Malba suelen darlas con regularidad. Integrada por una muestra de cinco de las películas más conocidas (sobre un total de centenares), la sección dedicada a Georges Simenon en el cine es como una islita de un denso archipiélago. Y vaya a saber quién tuvo la idea de que las películas argentinas más recaudadoras del año necesitaban de una sección en el festival. Esa idea permitirá que, en lugar de Una semana solos, Castro, Todos mienten o Iraqi Short Films, que merecen más público del que tuvieron, locales y extranjeros vean Papá por un día, que tuvo mucho más del que merece.
Luces y sombras de un festival que siempre aspiró a conciliar arte e industria. Resultado de una puja entre apresurados y retardatarios, tal vez. En cualquier caso habrá mucho para ver, y descubrir, de acá al domingo de la otra semana en Mar del Plata. El que prefiera Giordano, tiene Punta del Este.
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