Jueves, 12 de noviembre de 2009 | Hoy
CINE › MR 73, DE OLIVIER MARCHAL, CON DANIEL AUTEUIL
Por Horacio Bernades
Ex oficial de policía, se supone que el actor, guionista y realizador Olivier Marchal conoce de primera mano aquello de lo que habla. En El muelle, película de bastante éxito en Buenos Aires unos años atrás, el tema era la guerra interna entre un oficial “bueno” (Daniel Auteuil) y uno “malo” (Gérard Depardieu). Pequeño detalle, el “bueno” era un cana de gatillo fácil. Pero, claro, conviene no olvidar que el director de la película alguna vez fue policía. Ahora, en MR 73 (modelo de pistola reglamentaria que usa la policía francesa), Daniel Auteuil vuelve a ser el héroe, haciendo de maldito policía. Y otra vez la película, narrada desde su punto de vista, justifica que el tipo, desesperado, termine matando gente por izquierda. Verdadero “cine policial” el de Monsieur Marchal.
Como el personaje de Harvey Keitel en la película de Abel Ferrara, el teniente Schneider es un torturado, un alcohólico, un tipo que llegó hasta el sótano de sí mismo y siguió de largo. Tiene sus motivos, o eso es lo que la película quiere hacer pensar: flashbacks en blanco y negro informan de cómo el paraíso conyugal de Schneider se volvió infierno, unos años atrás, cuando un demonio asesinó a su mujer e hija. Ahora, Schneider anda con la barba crecida, no se saca los anteojos ahumados, toma de la botella de JB como si fuera Perrier y es capaz de secuestrar un ómnibus urbano a punta de pistola, porque el chofer no lo quiere llevar a la casa. La suya es sólo una de las tres historias que narra MR 73. Historias que terminarán encontrándose de modo tan fatal como el clima de la película, más pesado que denso.
Por un lado, la Justicia (esa puerca) pone en libertad, por buena conducta, a un monstruo humano (Philippe Nahon, recordado protagonista de Solo contra todos) que décadas atrás violó, torturó y asesinó a los padres de una chica. Al enterarse, la chica (la linda Olivier Bonamy) prepara su venganza: ésa es la tercera línea del relato. Si algo no le sobra al cine policial de Marchal es sutileza. Para expresar el estado en que está, Auteuil se ve obligado a retorcerse, tropezarse, gritar y gesticular, en una sobreactuación infrecuente en él. Se connota negrura mediante una fotografía llena de contrastes y claroscuros. Desesperación, con tormentas apocalípticas, que muestran cuánto le gustó Se7en a Marchal. El incidente del ómnibus, casi doméstico, es narrado como si se tratara de una escena culminante, con aceleraciones, choques, frenadas y la llegada de un escuadrón SWAT entero. Todo eso, para detener a un simple borrachín armado.
En ocasiones, la falta de sutileza resulta involuntariamente graciosa. Como cuando a Schneider, en un caso en el que todas las víctimas tenían un cachorro en casa, se le prende la lamparita y declara, como el eureka de Arquímedes: “Los perros y los gatos son la clave”. Podría pasar por una escena de El superagente 86, si no fuera por el aire de gravedad que pesa sobre toda la película, y que es sólo comparable con los melodramas luctuosos del mexicano Guillermo Arriaga.
5-MR73
Francia, 2008.
Dirección y guión: Olivier Marchal.
Fotografía: Denis Rouden.
Música: Bruno Coulais.
Intérpretes: Daniel Auteuil, Olivier Bonamy, Catherine Marchal, Philippe Nahon y Francis Renaud.
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