CINE › EL PREESTRENO DE AWKA LIWEN, DE KRISTINA HILLE Y MARIANO AIELLO
Con guión de los directores y Osvaldo Bayer, el film exhibido en la Biblioteca Nacional pone al descubierto el modo en que los terratenientes arrasaron con los pueblos originarios. Habrá una versión para distribuir en escuelas.
› Por Facundo García
La premisa es sencilla: un defensor de la verdad repasa el conflicto más invisibilizado por las clases dominantes de la Argentina a través de un documental de una hora y media. Awka Liwén –“rebelde amanecer”, en mapuche– se puede resumir en esa idea, pero es más que eso. Osvaldo Bayer se pone al hombro la tarea de desglosar las trapisondas que la oligarquía ha sembrado sobre el campo y sus habitantes en los últimos doscientos años, incluyendo la reciente rebelión de los empresarios agropecuarios. Lo acompañan los directores Kristina Hille y Mariano Aiello, que trabajan desde hace años en distintas iniciativas para defender los derechos de los pueblos originarios. Si todo avanza según el cronograma, la cinta se estrenará en marzo de 2010. Y a juzgar por lo que se vio en el preestreno del viernes en la Biblioteca Nacional, va a dar muchísimo que hablar.
Bayer, a quien el director de la Biblioteca, Horacio González, definió como “una garantía de autonomía, pensamiento crítico y voz libre”, no dejó pasar la oportunidad de enumerar las razones que demuestran lo necesaria que es una herramienta audiovisual como la que está elaborando. “Estamos tratando de explicar en una hora y media qué fue lo que sucedió con aquel admirable pensamiento de Mayo”, dijo. En su opinión, la injusticia de hoy obedece a un patrón que evoluciona en su apariencia pero sigue alimentándose de las mismas raíces ideológicas que combatieron hombres como Belgrano y Moreno.
En consecuencia –además de sumarse al rodaje como una suerte de presentador–, el autor de Los vengadores de la Patagonia trágica se encargó de escribir el guión junto a Hille y Aiello. Y lo hizo basándose en numerosas fuentes. Citó a algunos de estos testimonios frente al público: uno fue un artículo de Sarmiento en el diario El Censor del 18 de diciembre de 1885. El sanjuanino advertía allí que “la Conquista del Desierto de Roca fue un pretexto para levantar un empréstito enajenando la tierra fiscal”. Otra cita fue el artículo 8 de las Instrucciones para los Fortines, del propio Roca. Ahí se indica que “el soldado debe tener la plena confianza en que a pie y con un Remington en la mano vale por cinco indios”. “Muy occidental y cristiano”, chanceó Bayer, que más tarde comentó dos discursos que frente al Congreso y la Baring Brothers dio el “prócer” que figura en los billetes de cien pesos. Por si quedaran dudas, recalcó que “fue justamente este señor quien volvió a establecer la esclavitud, que había sido abolida en el 13, ya que en 1879 repartió a las indias que habían sobrevivido para que fueran adquiridas como mucamas sin sueldo. Otro tanto hizo con los indios varones, que se volvieron peones sin derecho a réplica, y hasta se cargó a los ‘chinitos’, que fueron adoptados como ‘mandaderos’. Las familias fueron separadas cruelmente, tal como lo revelan las crónicas periodísticas de la época”.
Luego de esa introducción se proyectó el work in progress. En pantalla grande, Bayer habla de esos asuntos y de muchos otros, y lo hace con la claridad que lo caracteriza. Los ojos firmes hacia la cámara y esa voz –una voz de amigo, que con los años se ha ido fundiendo con el sonido del viento sureño– conducen una reflexión que también se apoya en testimonios de Norberto Galasso, Felipe Pigna y varios dirigentes sociales. Son noventa minutos que no tienen prurito en señalar las responsabilidades de los que ostentaron y ostentan el poder en el país. Desde Rosas hasta Benetton, de la Zanja de Alsina a las villas miseria, y de Tartagal a la Pampa Sojera, el suelo argentino ha sufrido un derrotero diferente del que se empeñan en congelar las cadenas de noticias, y el compañero y columnista de este diario procura ponerlo en primer plano.
Los directores, por su parte, complementan la técnica cinematográfica con una formación fuera de lo común y una vasta experiencia en trabajo comunitario. Además de dedicarse al cine, Hille es politóloga; en tanto que Aiello es abogado especialista en derechos indígenas. Se conocieron en Guatemala en 2004, mientras participaban en planes de fortalecimiento de la democracia y la calidad del trabajo. Ya en Buenos Aires, se contactaron con Bayer, y entre los tres decidieron encarar un largometraje que “resaltara cómo los problemas irresueltos que hay aquí se repetían una y otra vez en el transcurso de las décadas”. “A eso –subrayó Hille– le sumamos el objetivo de demostrar frente a una audiencia global que es hora de que nos relacionemos de otra manera con la naturaleza.” “Lo que nos ha llevado a hacer paralelamente Rigoberta, la hija del tiempo, una película con guión de Rigoberta Menchú que esperamos terminar en breve”, agregó Aiello.
Awka Liwen se rodó en las provincias de Salta, Chubut, Río Negro, Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el estado de Nordrhein-Westfalen (Alemania); y cuenta con más de 20 auspicios. La producción estuvo a cargo de Macanudo Films, que tiene programado editar una versión para niños que se distribuirá en la escuelas a través del Ministerio de Educación de la Nación y de las carteras educativas provinciales. Asimismo, fue declarada de Interés Nacional por la Presidencia, por lo que se incluirá dentro de los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Claro que para todo eso todavía hace falta pulir la banda sonora y conseguir mejoras, como el paso a 35mm. Dado que los costos son altos, se espera recibir el apoyo del Incaa, que hasta ahora –según cuentan con indignación los realizadores– ha considerado que “no tiene interés” en colaborar.
El pueblo y sus pensadores, de cualquier modo, siguen abriéndose camino. En efecto, uno de los condimentos del encuentro fue la noticia de que la Legislatura de la Ciudad declaró “de interés social y cultural” la construcción del Monumento a la Mujer Originaria impulsada por Bayer y por el artista plástico Andrés Cernelli, entre otros. “Pero no es suficiente. Nosotros queremos que se la coloque donde hoy está la estatua de Roca”, insistió el historiador.
Más información en www.awka–liwen.org.
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