“Cuando escribí mi primera crítica y Jacques Rivette habló mal de ella, para mí esto fue mucho más grave que no haber recibido en Cannes un premio o haber fracasado con una película”, confesó Jean-Luc Godard en 1990. Según el historiador Jean Douchet, “el gran doctrinario de la nouvelle vague era Rivette, era el alma secreta del grupo, el pensador oculto”. Casi desconocido en Argentina, a pesar de ser el autor de una obra tan prolífica como influyente, este gran director francés será el protagonista de la retrospectiva denominada Jacques Rivette, el secreto mejor guardado de la nouvelle vague, cuya primera parte se iniciará hoy martes y se extenderá hasta el jueves 16 de febrero, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530). La muestra estará integrada por doce films del más misterioso de los realizadores de la nueva ola francesa, un cineasta de un rigor y una originalidad absolutos, hasta ahora ignorado en Argentina: con excepción de La religiosa (1966), que fue mutilado por la censura local, ninguno de sus films consiguió estreno comercial en el país.

Integrante de la llamada “Banda de los cuatro” que conformaban Godard, François Truffaut y Eric Rohmer, Rivette fue uno de los principales ideólogos de aquel movimiento que a mediados de los años ’50 –primero desde las páginas de Cahiers du cinéma y luego con sus propios films– revolucionó el cine mundial. Para el crítico Marc Chevrie, “los primeros films de Rivette ya establecen un universo: teatro, complot, laberinto. Y luego se establece un método: el azar, la no premeditación, el juego, equilibrado por la gravedad existencial y el peso de una vivencia”. Según Serge Daney, “Rivette es uno de los grandes filmadores del cine francés. Devorador de imágenes, es un cineasta puro, es decir, alguien que no tiene un tema, que desconfía de los temas. El mundo rivettiano está hecho de las maquinaciones de los intrigantes y del pánico escénico de los actores”.

La agenda de la primera parte del ciclo –que luego se completará con films de grandes cineastas que le sirvieron al Rivette-crítico de plataforma teórica– es la siguiente. Hoy, La religiosa (1966), con Anna Karina y Micheline Presle. Film polémico en el momento de su estreno por su claro anticlericalismo y fuerte crítica a la corrupción de la institución religiosa, Rivette entrega allí una adaptación de la novela de Diderot que apunta sus armas contra la sociedad patriarcal y la represión institucional. Mañana va L’Amour fou (1969), con Bulle Ogier: Rivette explora los límites entre la realidad y la ficción (y entre la vida y el arte) en este film en el que la acción avanza casi en tiempo real. “En L’amour fou, los comportamientos dan lugar a actos explosivos que fracturan las acciones de los personajes tanto como los eslabonamientos de la obra teatral que ensayan”, escribió Gilles Deleuze en su libro La imagen-movimiento. El jueves 2 se exhibe Céline y Julie van en barco (1974), una comedia de aventuras donde un sueño sirve de detonador. Del encuentro de Julie, la bibliotecaria, y de Céline, la prestidigitadora, nacerá un film nutrido de la imaginación de una y de la magia de la otra.

El ciclo continúa el viernes 3 con El amor por tierra (1984), con Jane Birkin, Geraldine Chaplin y André Dussollier. “Rivette no teme hacer un film intemporal, a base de situaciones de comedia (con reminiscencias shakespeareanas) ni de asumir todo el virtuosismo del que es capaz”, afirmó el crítico Serge Daney. El sábado 4 y domingo 5 va Cumbres borrascosas (1985), versión salvaje de la novela. El lunes 6 es el turno de La banda de los cuatro (1988): “Si L’Amour fou giraba en torno de una puesta en escena de Andrómaca, de Racine, aquí gira sobre una comedia de Marivaux. La comedia de Marivaux sirve como contrapunto de la ficción, ya que hay –como siempre en Rivette– una especie de complot, de secreto, una actriz vinculada a un delincuente fugitivo que tiene en su poder unos papeles que busca la policía”, resumió el crítico Pascal Bonitzer. El martes 7 y miércoles 8 se verá La bella mentirosa (1991), con Michel Piccoli, Jane Birkin y Emmanuelle Béart, la historia de la relación entre el artista que envejece, su obra y su modelo, una especie de autorretrato desfasado de Rivette, que le valió el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 1991.

El jueves 9 está programada Juana la virgen. Las batallas (1994) y el viernes 10 Juana la virgen - Las prisiones (1994), fresco épico dividido en dos partes, donde Rivette presenta una brillante reinterpretación de una de las figuras más importantes de la historia francesa: Juana de Arco, interpretada en esta ocasión por la actriz Sandrine Bonnaire. El sábado 11 y domingo 12 se proyectará Confidencial (1998), también con Sandrine Bonnaire: una investigadora en búsqueda de una terapia contra el cáncer, descubre que su padre no murió en un accidente sino que fue víctima de un asesinato presuntamente cometido por el hombre que heredó la dirección de la empresa de sistemas de defensa que dirigía su progenitor. Convertida en una moderna Electra, se lanzará a la búsqueda de la verdad y a la consumación de la venganza.

El martes 14 será el turno de Alto bajo frágil (1995), una comedia musical con grandes dosis de improvisación: “El resultado es de una gracia y una libertad increíbles y combina la intriga novelesca con el juego escénico y la profundidad conceptual. Rivette parece haber alcanzado la felicidad y el poder de transmitirla”, afirmó Quintín en El Amante. El miércoles 15, Va savoir (2001), una inusual comedia romántica: “Entre la vida y el teatro, entre Renoir y Hawks, Va savoir es una ronda graciosa, un film radiante y lúdico”, puntualizó Serge Kagansky en Les Inrockuptibles. La retrospectiva concluye el jueves 16 con La historia de Marie y Julien (2003), con Emmanuelle Béart y Jerzy Radziwilowicz: del encuentro de un hombre y una mujer surge no sólo una refinada historia de amour fou sino también un film habitado por fantasmas, que transcurre al filo del tiempo. Para mayor información y horarios consultar en www.teatrosanmar tin.com.ar/cine.