CINE › CHRISTELLE LHEREUX, REALIZADORA FRANCESA DEL CENTRO DE ARTE CONTEMPORáNEO LE FRESNOY
En Un sourire malicieux éclaire son visage, Lhereux trabaja sobre la banda de sonido de Los pájaros de Hitchcock, mientras en Non ricordo il titolo exhuma los fantasmas de Ingrid Bergman y Marcello Mastroianni y los une en una película que nunca existió.
› Por Suyay Benedetti
Artista egresada de la carrera de Bellas Artes, Christelle Lhereux ha venido trabajando durante los últimos diez años con las relaciones narrativas que se dan entre el sonido y la imagen. Durante el 12o Bafici, la realizadora francesa está presentando dos trabajos en los que explora el valor simbiótico de la relación audiovisual. Ambos films juegan con los metalenguajes entablando un fluido diálogo con hitos de la historia del cine mundial.
En Non ricordo il titolo, realizada en el año 2008, los fantasmas de Ingrid Bergman y Marcello Mastroianni tienen un encuentro ficticio en la pantalla rememorando la estética del cine italiano moderno (Rossellini, Antonioni). Los protagonistas se encuentran y alejan, casi sin hablar, en el paisaje desolado y cuasi lunar de un pueblo costero perdido en el mapa. Un sourire malicieux éclaire son visage (Una sonrisa pícara ilumina su rostro), que participa de la competencia Cine del Futuro, presenta otra forma de contar una historia. De noche, en un bosque, un hombre describe las imágenes de un film que el espectador puede escuchar pero no puede ver: Los pájaros, de Alfred Hitchcock. En ambos films, Christelle Lhereux inaugura la historia de un cine imposible. El producto mental –alucinado– que puede resultar luego de darse una panzada de cine de autor.
“Una sonrisa... es una película para ciegos. Es un film que basa su premisa en el ejercicio de la imaginación”, explica Lhereux. “Se me ocurrió hacer este film inspirada en un método que hay en Francia (la utilización de una banda suplementaria de sonido) para que las personas no videntes puedan ir al cine y disfrutar de la experiencia cinematográfica. A través de esta banda sonora, ellos pueden disfrutar del cine como un radioteatro. La película está basada en ese método europeo pero es, también, para que la disfruten las personas videntes.” Este film, producido por Le Fresnoy-Studio National des Arts Contemporains, le permitió a Lhereux experimentar qué sucede con la imaginación del espectador al utilizar únicamente la banda sonora de un film.
Non ricordo il titolo se desarrolla en un ambiente brumoso y onírico que deja al espectador con la sensación de estar soñando despierto. “La elección del título representa lo que sucede cuando uno va al cine. Al salir de la sala puede pasar que se recuerden las imágenes, pero no el título del film”, cuenta la realizadora. “En el cine, Mastroianni y Bergman nunca actuaron juntos. La idea fue hacer un film que sucediera en los años ’60, creando una ficción de lo que podría haber sucedido para suscitar ese encuentro.”
–Ficciones de ficciones, mixturas de lenguajes. ¿Cómo surgió la idea de experimentar con la banda de sonido de Los pájaros?
–Para trabajar con la idea del cine para ciegos necesitaba tomar una película que hubiera sido vista por todos. De no ser así, el resultado habría sido completamente diferente. No hubiera tenido la complicidad necesaria con el espectador. Además, la elección tiene un sentido histórico: en los años ’60 Los pájaros fue la primera película que utilizó sonido electrónico. El ruido que hacen estos pájaros es un elemento muy interesante para utilizar. Su fuerte picoteo invisible permitía jugar con la sensibilidad, con ese terror sin imagen. Sé que muchos artistas han utilizado a Hitchcock para sus obras. Pero es muy difícil obviar a un maestro como él.
–Durante la película da la sensación de que quienes están en la pantalla están espiando, o escuchando detrás de la puerta, lo que sucede en Los pájaros. E invitan a los espectadores a espiar con ellos. También se revelan los entretelones del mundo del cine: en ese bosque donde trascurre la película se ven pantallas, reflectores, rieles para travelling...
–La idea es que tanto los personajes en la pantalla como el público estén al mismo nivel, que reciban los mismos sonidos y las mismas sensaciones. Ahí es donde la revelación del proceso de realización de un film juega su carta. En mi película se muestra el espacio físico que el espectador nunca ve. Me interesa evidenciar el lugar donde se desarrolló esa banda sonora, detrás de las cámaras.
–En ambos trabajos plantea formas de redescubrir el cine. ¿Cree en la tan mencionada “muerte del cine”? ¿Consideraría sus propuestas como nuevas herramientas o procedimientos para que el cine sobreviva más allá de como se lo conoce hasta ahora?
–Creo que el cine jamás murió. Sigue siendo necesario para las personas soñar a través del cine y sigue existiendo la necesidad de recorrer mundos diferentes sin moverse de la butaca. El cine está siempre en una continua reinvención, seguramente debido a que se trata –principalmente– de una experiencia colectiva y porque además es una forma de arte muy rica. El cine es una forma de estar conectado con el mundo, por eso es que creo que, a pesar de los cambios, todos vamos a seguir necesitando del cine.
Un sourire malicieux éclaire son visage se exhibe hoy a las 15.15 y el sábado 17 a las 13.30. Non ricordo il titolo se proyecta mañana miércoles 14 a las 19.15 y el jueves 15 a las 13.15. Todas las funciones son en el Hoyts Abasto.
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