Si hay un rasgo que caracteriza a Ricardo Becher es el de vivir en libertad. Tampoco es casual que se haya convertido en un director de culto con su película de 1969, Tiro de gracia, que relata la bohemia lumpen de algunos jóvenes que se movían en ámbitos intelectuales. A comienzos de los ’90, en pleno auge del video y abierto a los cambios, Becher continuó experimentando y creó el movimiento Neoexpresionismo Digital. Aunque él se considera más escritor que cineasta, contribuyó como docente a la formación de varias generaciones. En todas estas cuestiones indaga, precisamente, el documental Ricardo Becher, recta final, del director Tomás Lipgot, un ex alumno suyo. La cámara muestra a Becher escribiendo en un geriátrico, valiéndose del fotoshop para hacer arte. Un café es el lugar de los encuentros, entre otros, con Luis Chitarroni, escritor y editor de algunos de sus libros, o con Javier Martínez, de Manal, musicalizador y actor de Tiro de gracia. Lipgot propone un recorrido que muestra a Becher como un exponente de la contracultura y como un artista nada solemne. En una entrevista con Página/12, el director comparte aspectos del film que se podrá ver hoy en el Bafici en la sección Panorama/ Diálogos.

–¿Cómo se filma un documental a manera de homenaje con el protagonista vivo?

–El año pasado empecé con el proyecto y me apuré para llegar al Bafici, especialmente para que él lo viera. ¿Cuánto se puede hablar de la muerte? Sin negarla, filmé este documental con Becher en su recta final. El es consciente de ello, lo dice en el documental y lo escribe en su novela Recta final. A través del humor y con un estilo beat hace una crónica de su estadía en el geriátrico. En el documental se sabe que está allí, pero esto no es lo importante: me interesa mostrar su obra y la influencia que tiene entre los jóvenes. La película le escapa al tono mortuorio. La dignidad y la valentía de un hombre que conserva en circunstancias cercanas a la muerte una actitud activa. Becher es una especie de héroe admirable que escribe en su computadora. Esto fue lo que movilizó para filmar. Al principio estaba un poco reticente. Le expresé que debíamos tocar el tema de la muerte. Era inevitable y me dijo: “La muerte es el más misterioso de todos los viajes”.

–¿Ricardo Becher participó con usted en los contenidos?

–Me dio buenas ideas para puestas de escenas, como el plano en que está el crítico y realizador Paulo Pécora y detrás está Becher, con la computadora y de pronto interviene. Me pareció muy creativo. Este proyecto le demandó mucha energía y en el corte final tuvo participación; para Ricardo es una especie de testamento, un legado. El material de archivo, como también la inclusión de una serie de cortos producidos por gente del Neoexpresionismo Digital fueron sugeridos por él. El documental contiene imágenes de un corto mío, Caja fuerte, y me doy cuenta de que estoy influido sin saberlo por este movimiento al que no pertenecí. Otro corto a destacar es DV Campitelli, del mismo Becher. Resulta alucinante una toma realizada con una vieja cámara de VHS que rodea al “Negro” –un bailarín con el que Becher está en pareja–, mientras lee un párrafo de En el camino, de Jack Kerouac. En el documental aparecen Vicente y Zulema, sus nuevos amigos del geriátrico, y muestro aspectos de la relación con José Campitelli, que es de una ternura infinita.

–En lo personal, ¿que le dejó esta película?

–Becher confió en mí al exponerse. La debilidad física y el agotamiento no le impiden tener una lucidez infernal. Tiro de gracia representa el espíritu de los años ’60, Buenos Aires y el Di Tella. Becher frecuentaba los bares Bárbaro y Moderno y estuvo en la movida beat, que se caracterizaba por una crítica social anticapitalista, y que adhería a la libertad creativa y sexual. Ricardo estaba reticente al principio, porque hacía tiempo que no nos veíamos y después apareció el fantasma de Nick’s Movie, la película de Wim Wenders, sobre el director Ray Nichols. Becher hacía un chiste: “Va a ser una ‘Rics’ Movie.

* Ricardo Becher, recta final se verá hoy a las 18.15 en el Malba. El público podrá ver en el mismo lugar, a las 20, Tiro de gracia.