CINE › MILLENNIUM 2, DE DANIEL ALFREDSON
› Por Horacio Bernades
Apunten sobre Lisbeth Salander. La hacker genial, dark y punkona, abusada de niña y vengadora con nervios de acero a los veintipico, es sin duda lo mejor de la saga Millennium. Seguramente advirtiéndolo así, su creador, el novelista sueco Stieg Larsson, fue haciendo crecer su protagonismo en el curso de la saga, en la misma medida en que tiende a reducirse el del coprotagonista, el periodista Mikael Blomkvist. Otro tanto sucede en la versión cinematográfica de la trilogía, de la que a comienzos de año se conoció la primera parte (Los hombres que no amaban a las mujeres), estrenándose ahora ésta y quedando para dentro de unos meses La reina en el palacio de las corrientes de aire, que cierra el ciclo. Ciclo que volverá a abrirse el año próximo, cuando se estrene la versión estadounidense.
Quién hará de Lisbeth Salander en la remake (que va a dirigir, con lógica de Perogrullo, David Fincher, el de Se7en) es algo que se decide en estos días. Sea quien fuera, va a tener que trabajar duro para dejar en el olvido a Noomi Rapace, cuya Lisbeth da toda la sensación de ser, a esta altura, la definitiva. Pálida, huesuda, un mechón ala de cuervo lloviéndole sobre el ojo glacial, la de Rapace es una de esas creaciones icónicas, casi de comic. Tras haber ayudado a Blomkvist a resolver una espesa intriga familiar-perversa-empresarial, Lisbeth vuelve del exilio. En Estocolmo salen a recibirla los peores recuerdos. Esos que el final de Los hombres que no amaban... anticipaba. Fue contra su padre –maltratador de la madre, abusador de la hija– que Lisbeth usó el fósforo y el bidón de gasolina que ahora la hacen despertar transpirada y a los gritos. Una vez más, por arte de novela, su más recóndita intimidad va a cruzarse con la nueva investigación de Blomkvist, y Lisbeth terminará enfrentada a sus monstruos más pesados.
Con director y guionista cambiados, La chica que soñaba... vuelve a combinar elementos de drama íntimo con cuestiones de actualidad (las redes de prostitución y sus clientes, la mafia rusa), fundiendo todo eso en códigos de policial. Policial clásico, que lleva a multiplicar líneas de investigación, pintando algunos secundarios con toques de color (un detective judío practicante; un urso que, al sufrir de “analgesia congénita”, absorbe golpes sin dolor; el arte del kickboxing en los pies de Salander). Pero también policial hitchcockiano, con la heroína como falsa acusada, perseguida por la policía. Y thriller hollywoodense, con su persecución automovilística y su explosión espectacular. Y policial enfermizo, con una galería de perversos y violadores y un denso enfrentamiento familiar final, a hachazo limpio. Como en Los hombres que no amaban, Lisbeth le da intensidad a lo que sin ella sería un mero producto, más o menos efectivo. Víctima y victimaria, chica herida que cura el dolor con expresión anestesiada y hacha en mano, Salander conecta a Millenium con la modernidad. Habrá que ver cuánto de esa modernidad pervive en la versión USA.
6-MILLENNIUM 2: LA CHICA QUE SOÑABA CON FOSFOROS Y UN BIDON DE GASOLINA
Flickan som lekte med elden, Suecia, 2009
Dirección: Daniel Alfredson.
Guión: Jonas Frykberg, sobre la novela homónima de Stieg Larsson.
Fotografía: Peter Mokrosinski.
Intérpretes: Noomi Rapace, Mikael Nyqvist, Lena Endre, Annika Hallin, Johan Kylén u Tanja Lorentzon.
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