Sábado, 30 de octubre de 2010 | Hoy
CINE › EL HOMBRE DE AL LADO FUE PRESELECCIONADA PARA COMPETIR POR LOS GOYA
La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina eligió al film de Gastón Duprat y Mariano Cohn como representante nacional en el rubro Mejor Película Hispanoamericana de la próxima edición de los premios que otorga la Academia española.
Por Oscar Ranzani
El cine argentino ya tiene su representante para competir por una plaza en la categoría Mejor Película Hispanoamericana de la próxima edición de los Premios Goya, considerados los Oscar españoles. El hombre de al lado, de la dupla Gastón Duprat-Mariano Cohn, fue la más votada por los miembros de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, institución que desde hace siete años se encarga de realizar el escrutinio (también de la representante para el Oscar de Hollywood, para el cual fue designada Carancho, de Pablo Trapero), aunque habrá que esperar hasta enero próximo para saber si la película protagonizada por Rafael Spregelburd y Daniel Aráoz accede a la terna final. La ceremonia oficial de los Goya se realizará en febrero del año que viene.
“Es una alegría más que da la película porque viene de un camino muy copado”, expresa Duprat en diálogo con Página/12. Se refiere precisamente al premio a la Mejor Película Argentina que El hombre de al lado obtuvo en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2009, luego el Premio a la Mejor Fotografía en el Festival de Sundance 2010. A esos galardones se sumó el Premio del Público en el Festival de Toulousse. Y tampoco se fueron con las manos vacías del Festival de Lleida: Cohn y Duprat se alzaron con el Premio a la Mejor Dirección y Daniel Aráoz y Rafael Spregelburd al de Mejor Actuación Masculina. “La película tuvo un éxito de taquilla que nos puso muy contentos, ya que era una apuesta a lo popular sin perder calidad –reconoce Duprat–; es decir que algo de calidad autoral y sofisticado pueda tener mucho público. Y eso se dio, así que estamos muy contentos.”
De los 243 miembros que tiene la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina –entre los que hay cineastas, actores, guionistas, productores y técnicos–, votaron 79; es decir, poco más del 30 por ciento (lo mismo sucedió con la elección para el Oscar; el porcentaje de votantes debería ser más elevado para darle mayor legitimidad no sólo a los films elegidos, sino también a la propia Academia). El hombre de al lado consiguió 16 votos. Le siguieron Carancho, con 12, y Sin retorno (Miguel Cohan), Cuestión de principios (Rodrigo Grande) y Dos hermanos (Daniel Burman), con ocho sufragios cada una. Estas películas integraban la lista de 71 largometrajes nacionales estrenados entre el 1º de octubre de 2009 y el 30 de septiembre de este año, en condiciones de competir. Duprat asegura también estar “contentísimo”, por el hecho de que fueron los propios colegas de la industria cinematográfica quienes eligieron. “Con El hombre de al lado sentimos que el resto de los directores, desde Juan José Campanella hasta Pablo Fendrik, tuvieron palabras muy generosas. Y estamos supercontentos, sobre todo porque funcionó la ecuación, a veces medio esquiva, de taquilla y popularidad, sin dejar de lado un centímetro de convicción de lo que uno piensa que está bueno”, asegura Duprat.
El recorrido exitoso que tuvo la película en el exterior da la pauta de que puede entenderse en cualquier lado. “Eso nos pasó en el Festival New Directors/New Films que se hace en el MoMA y que organizan el The New York Times y el Lincoln Center. Allí el público nos decía, al finalizar las proyecciones, que los temas que toca la película atraviesan cualquier frontera: desde la cosa sencilla de los problemas entre vecinos hasta los temas más profundos, como el miedo a lo distinto, la imposibilidad de comunicarse con gente que es distinta a uno o el miedo a ser espiado.” Duprat considera que “son todas paranoias urbanas que suceden desde Nueva York a Buenos Aires”.
El hombre de al lado focaliza en un conflicto entre dos vecinos, cuando uno de ellos intenta instalar una ventana frente a la del otro. Una discusión, en apariencia trivial, va generando una especie de bola gigante de problemas y discusiones y termina desnudando las miserias humanas. El film se va estrenar próximamente en varios países: España, Portugal, Francia, Rusia, Estados Unidos y Brasil, entre otros. Y Duprat cree que puede funcionar muy bien en España y recuerda que Javier Fesser –un director taquillero en la Península Ibérica– quiso hacer una remake en su momento porque, justamente, la veía absolutamente afín. “Incluso en países con mayor poder económico, el problema se hace todavía más usual porque los diseñadores sofisticados, con ese tipo de auto y equipamiento, como el personaje de Rafael Spregelburd, son más usuales allá y no tan excepcionales como acá. Y eso le da una universalidad más grande al problema que acá.”
Duprat dice que con Cohn no hacen sus películas diseñándolas para el público porque “nos parece algo un poco desleal. Nosotros hacemos lo que sentimos, lo tratamos en su momento, y se dio luego que coincidió con un gusto popular”. Al margen de esto, señala qué tiene el film de argentino y, a la vez, de universal. “Algunas críticas en Argentina trataron a la película como una antinomia civilización-barbarie que está un poco en la palestra ahora, como dos grandes maneras de vivir o de mirar el mundo que se enfrentan, las dos con su verdades. Creo que eso se aplica a la coyuntura argentina actual”, analiza Duprat. Y a nivel más general, en otros países, “está el tema de las máscaras, de quién es uno atrás de lo que cree que es o de lo que aparenta ser, y la verdadera ideología de la vida real más allá de la ideología política. Todos esos temas son muy diarios, no son lejanos, sino que son temas con los cuales convivimos. Sin querer, descubrimos temas universales: la hipocresía, la falta de solidaridad, la diferencia de clase, la diferencia cultural”, concluye.
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