Jue 06.01.2011
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CINE › MáS ALLá DE LA VIDA, LO NUEVO DE CLINT EASTWOOD

La dignidad de un clásico

El realizador de Los imperdonables consigue remontar un guión poco feliz del británico Peter Morgan, que desarrolla tres historias relacionadas con el más allá. Convicción y nobleza son algunos de los atributos que despliega el viejo Eastwood. Le alcanzan para conmover.

› Por Horacio Bernades

Combinación del trasnochado género “cruces de historias” con una New Age alla Víctor Sueiro, frente a Más allá de la vida cabría preguntarse qué llevó a Clint Eastwood a filmar esta película. Pero también admirarlo quizá más que nunca, por haberlo hecho con una dignidad, convicción y nobleza tales, que pueden llegar a generar en el espectador una esquizofrenia incurable. Mientras la razón tal vez juzgue intragable buena parte del relato, la emoción lleva a involucrarse con él de cuerpo y alma, del mismo modo en que el realizador notoriamente ha hecho. Hasta el punto de que el nuevo Eastwood lleva a reflotar, como pocas películas recientes, la polémica sobre la “política de autores”, que en los años ’50 puso a rodar la redacción de Cahiers du Cinéma. Esa “política” proponía una idea extrema: en cine no importan el guión, las actuaciones o rubros técnicos, sino sólo lo que el director (l’auteur) hace con todo ello. Más allá de la vida podría verse, así, como la batalla que Eastwood libra contra un guión que, vaya a saber por qué, él mismo eligió filmar. Batalla que en ocasiones gana ostensiblemente, cayendo en otras ampliamente derrotado.

El guión del británico Peter Morgan (el de La reina y Frost-Nixon) desarrolla tres historias relacionadas con el más allá. Las tres dan la impresión de circular en paralelo, hasta que por arte de artificio terminan convergiendo, a la manera de los bodoques que el mexicano Guillermo Arriaga supo escribir para su compatriota González Iñárritu. Una de las historias es protagonizada por una periodista (la belga Cécile de France), que durante unas vacaciones “muere y resucita”, arrastrada por el tsunami indonesio. Otra, por un niño (alternativamente interpretado por Frankie y George McLaren) que pudo haber muerto en un accidente automovilístico, si su hermano mellizo no se hubiera ofrecido a salir en su lugar. Finalmente, el vidente (Matt Damon, jamás tan oscuro y reconcentrado) que, harto de dedicar la vida a los muertos, se niega a seguir ejerciendo sus poderes. Y que terminará sirviendo, claro, no sólo de contacto de los otros dos con el otro mundo, sino de amalgama narrativa.

Lo más molesto de Más allá de la vida es la “conversión” de la periodista, que renuncia a su posición de estrella mediática (conduce un programa de investigación de alto rating) para escribir un libro que difunda las ideas de una santona New Age (la suiza Marthe Keller, estrella de los ’70, resucitada por Eastwood para la ocasión). Allí, el propio guión se vuelve propagandístico, despotricando como desde algún púlpito contra el racionalismo y materialismo contemporáneos. Borrosas y bañadas por una luz sobrehumana, las visiones de ultratumba de los tres protagonistas parecen más una idea de Steven Spielberg, productor ejecutivo de la película, que del propio Eastwood. De otra película –una mucho más tonta y banal– parece escapada también la love story hacia la que todo esto deriva, haciendo pensar que a esa altura el realizador de Los puentes de Madison, uno de los más infaliblemente sobrios y sensatos del medio, habrá optado por bajar los brazos y rendirse.

Más allá de esas flaquezas, el abordaje de Eastwood es tan directo, lúcido e intenso, que reconvierte la culpa a la que el guión parece apuntar (otro clásico de la línea Arriaga) en algo mucho más noble: dolor humano. Dolor de la periodista, a la que el tsunami le arrancó una niña de la mano; dolor del chico, que vive la falta del hermano casi como si le hubieran seccionado un órgano; dolor del vidente, para quien el don es maldición. La compenetración de Eastwood con los tres, característica de un artista clásico, es absoluta y conmovedora. Una verdadera película aparte, la impresionante, larguísima secuencia del tsunami puede considerarse, sin temor a error, una de las más consumadas piezas de cine catástrofe jamás rodadas. Menos por obra de la digitalización (si así fuera, el género se habría llenado de obras maestras en los últimos años) que de la nudosa mano del realizador, que la ejecuta con el swing, el tempo y la dinámica de una inspirada improvisación de jazz al piano.

6-MAS ALLA DE LA VIDA

Hereafter, EE.UU., 2010

Dirección y música: Clint Eastwood.

Guión: Peter Morgan.

Fotografía: Tom Stern.

Intérpretes: Matt Damon, Cécile de France, Frankie McLaren, George McLaren, Jay Mohr, Brice Dallas-Howard y Marthe Keller.

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