Vie 11.02.2011
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CINE › LOS COEN Y JEFF BRIDGES PRESENTARON TEMPLE DE ACERO

Sin lugar para los débiles

Pese a la estricta organización del Festival de Berlín, la conferencia de prensa de los directores y el actor debió posponerse media hora porque no entraban todos los periodistas. Y tan difícil como conseguir un sitio fue sacarles alguna palabra a los parcos Joel y Ethan.

› Por Luciano Monteagudo

Desde Berlín

Afuera, el cielo gris, las nubes bajas y un frío muy tolerable para lo que acostumbra la ciudad en esta temporada le daban al festival un marco apacible para la apertura. Pero frente al Berlinale Palast, en el inmenso salón del hotel Hyatt, donde se llevó a cabo la conferencia de prensa de los hermanos Coen, minutos después de la primera proyección de Temple de acero –invitado como film de apertura, fuera de competencia– todo era sangre, sudor y lágrimas. Los lugares eran insuficientes, las cámaras se chocaban entre sí buscando ya no el mejor ángulo sino al menos uno cualquiera, y el encuentro tuvo que empezar más de media hora después de lo pautado, algo inu-

sual para un festival tan organizado y estricto como el de Berlín. Ni los Rolling Stones en su apertura de tres de años atrás provocaron tanto ruido y furia.

En ese contexto multitudinario, era poco lo que se podía esperar de la charla y menos de Joel y Ethan Coen, famosos por su laconismo y su mala voluntad hacia la prensa. Como para compensar, el veterano Jeff Bridges y la adolescente Hailee Steinfeld (“Pasé tres meses con ellos, tiempo suficiente para perderles el miedo”, rió) hicieron lo posible por lograr un diálogo con los periodistas. “Decir que el éxito comercial del film nos ha sorprendido sería poco. Lo que ha pasado sobrepasa nuestras mayores expectativas”, aseguró Joel, cuando alguien quiso saber qué significaba el primer gran asalto a la boletería de los Coen en toda su carrera.

Desde su estreno en Estados Unidos a fin de diciembre pasado, Temple de acero se ha convertido en el segundo western que más ha recaudado de toda la historia, tan sólo por detrás de Danza con lobos, de Kevin Costner, y habiendo dejado en el tercer puesto a Los imperdonables, de Clint Eastwood. Y a partir de ayer la película busca repetir ese éxito en Europa y el resto de los mercados internacionales. “Los Coen son unos maestros, son los mejores cineastas que tenemos, hacen que todo parezca fácil”, dijo Bridges, que sin embargo agregó: “Aunque están un poco locos...”

“No soy el continuador de John Wayne”, siguió Bridges, en referencia a su personaje, el Marshall “Rooster” Cogburn, que interpretó el Duke en la versión original. “Lo adoro, pero no busquen en nuestra película una relación con la de 1969. Nuestro film no es una remake”, afirmó Bridges, con un “look” bastante parecido al del viejo alguacil borracho del film, aunque afeitado y sin el parche tapándole el ojo. “No buscábamos la remake, vimos la película de chicos y teníamos una idea más o menos vaga de lo que pasaba. Wayne no es un referente para la gente de mi generación y lo único que nos interesó realmente fue la novela de Charles Portis”, corroboró Ethan, entre asentimientos de su hermano Joel.

Pero no sólo los Coen dominaron la jornada de apertura de ayer de la 61a edición de la Berlinale. La ausencia del cineasta iraní Jafar Panahi se hizo sentir casi como si hubiera estado presente. En la conferencia de prensa del jurado oficial, presidido por Isabella Rossellini, la silla con su nombre permaneció vacía, como un grito. “Todavía esperamos que pueda venir”, dijo la actriz. “No nos rendimos. La suya es una presencia muy importante, aunque no pueda ahora estar aquí con nosotros.” Como se sabe, Panahi fue condenado en su país a seis años de prisión y veinte años de inactividad profesional, por haber participado públicamente en manifestaciones de rechazo al régimen de Mahmud Ahmadinejad y planear una película sobre el tema.

“Invitar a Panahi a formar parte del jurado oficial es una forma de tomar posición muy fuertemente por la libertad de expresión y la libertad de los artistas. Es esencial que cada voz pueda ser escuchada y que ninguna película pueda ser prohibida”, insistió Rossellini, que invitó a todos los periodistas a la función especial de Offside, ganadora del Oso de Plata del Festival 2006, prevista para hoy, en el Berlinale Palast. Y se dice que la tradicional alfombra roja se volverá verde, en referencia al color que identifica en Irán a las manifestaciones por los derechos humanos y la libertad de expresión.

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