CINE › DIVORCIO A LA FINLANDESA, DE MIKA KAURISMäKI
Entre lo aventurado y lo errático, la nueva película del director de Helsinki-Nápoles, todo en una noche es una comedia donde los amores se hacen, deshacen y rehacen en una trama que cruza a matrimonios burgueses con gente del hampa.
› Por Horacio Bernades
Vistas la mayoría de ellas en ciclos especiales, en las películas de Mika Kaurismäki (Finlandia, 1955) todo es transitorio, inestable, provisorio. De allí que el formato de road movie sea uno de sus favoritos, desde su ópera prima en solitario, Arvottomat (1982), pasando por Rosso (1987), Helsinki-Nápoles, todo en una noche (1989), Zombie y el tren fantasma (1991) y sucesivas. Pero no sólo de road movies está hecha la inestabilidad en el mundo del hermano mayor de Aki: la figura del triángulo se impone, las relaciones amorosas son complicadas y por las dudas siempre hay por allí algún mafioso, secuestrador o asesino a sueldo, cuestión de recordar que no hay vida que no penda de un hilo. Esas constantes vuelven a verificarse en Divorcio a la finlandesa, título con que se estrena en Argentina su penúltimo film de ficción (se sabe que MK filma con tanta o mayor regularidad documentales que “argumentales”), que en su distribución internacional se conoció como The House of Branching Love.
Basada en una novela ajena, en esta comedia los amores se hacen, deshacen y rehacen en una trama que cruza a matrimonios burgueses con gente del hampa. La premisa es muy parecida a la de Secretos de matrimonio, película sueca del mismo año, estrenada en Argentina meses atrás. En ambas, un matrimonio decide divorciarse y seguir conviviendo, hasta la firma del acuerdo de separación. En aquélla convivían con un matrimonio amigo, con el que practicaban cruces eróticos. Aquí, los protagonistas traen a la casa a sus respectivos amantes, para darse celos. Mientras tanto y como si se tratara de una versión nórdica de ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, cada vez que Juhani (el semicalvo Hannu-Pekka Björkman) y Tuula (Elina Knihtilä) se cruzan en un pasillo no se dicen cosas agradables. Ella le grita que es impotente; él, que ella tiene 35 pero parece un montón más. Lo curioso es que él trabaja como terapeuta familiar, asesorando a matrimonios en crisis (algo muy semejante sucedía en Secretos de matrimonio, ya que estamos).
Pero el costado comedia burguesa (Juhani y Tuula viven en una casa espectacular, frente a un lago) se va enrareciendo, debido a las vinculaciones que ambos tienen con el submundo. Wolfii, hermanastro de Juhani, es proxeneta. A él acude el hombre, para contratar por una semana a una de sus pupilas, con la intención de fingir, delante de Tuula, que la chica es su nueva novia. A ella la anda buscando, a su vez, la jefa de Wolfii, Yrsa (Kati Outinen, mítica protagonista de La muchacha de la fábrica de fósforos y otros clásicos akianos), para recuperar una plata que la chica se quedó. ¿Y quién es Yrsa si no la mamá de Tuula, a quien abandonó cuando era una nena? Sí, OK, todos esos parentescos, cruces y coincidencias son más forzados que los de la tira televisiva El elegido. Como siempre en estos casos, será el espectador el que decida si se los cree o no.
Como es frecuente en el cine de Mika y tal como sucede cuando uno se lanza al camino sin mapas (Los Angeles sin mapa se llama una de sus películas), Divorcio a la finlandesa está entre lo aventurado y lo errático. Lo que comienza como versión amarga de una clásica comedia de rematrimonio –como las que se hacían en Hollywood en los años ’30 y ’40– se entrega en su zona central a una deriva apoyada sobre arbitrariedades de guión. Y finaliza como comedia muy negra, con una madre que manda a secuestrar a su hija para ofrecerla en trueque por una presa codiciada, y la hija que le echa en cara su abandono de años. Lo mejor de Divorcio a la finlandesa hay que buscarlo en el entrechoque de elementos aparentemente inconciliables. En un bar de mala muerte, un tipo de aspecto cadavérico le ofrece, a esa especie de Homero Simpson finés que es Juhani, matar a otro; las convenciones de comedia burguesa se ven sacudidas por una serie de fornicaciones bastante crudas; el gesto bilioso de Kati Outinen y su propio personaje desentonan con el presunto tono de comedia. Más que el tono, en verdad, lo que Divorcio a la finlandesa tiene de comedia es el esqueleto: el tema de la simulación, los permanentes cruces de personajes, el carácter transitorio de las relaciones, la idea de que atravesar el infierno puede ser la mejor forma de re-erotizar un matrimonio muerto.
6-DIVORCIO A LA FINLANDESA
Haarautuvan rakkauden talo,
Finlandia, 2009.
Dirección: Mika Kaurismäki.
Guión: M. Kaurismäki y Sami Keski-Vähälä, sobre novela de Petri Karra.
Fotografía: Rauno Ronkainen.
Intérpretes: Hannu-Pekka Björkman, Elina Knihtilä, Antti Reini, Anna Easteden, Tommi Eronen, Kati Outinen y Käri Väänänen.
Estreno en el sistema de proyección DVD, en los cines Arteplex.
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