Finalmente, el misterio será revelado hoy, cuando en Estados Unidos se estrene Super 8, tercer filme de J. J. Abrams, tal vez más reconocido por su trabajo como autor de las series Lost y Fringe, y primero en colaboración con su ídolo Steven Spielberg. La ansiedad mostrada por la comunidad de seguidores del cine y la televisión de ciencia ficción es por demás comprensible: se trata del trabajo conjunto del productor más importante para el género en los ’80 con el creador más notable de este siglo en materia de ficciones televisivas basadas en los criterios de la ciencia ficción. En ese marco, la historia de Super 8 no podía ser muy distinta de lo que es: la de un grupo de adolescentes que descubren vida alienígena en un pequeño pueblito de los Estados Unidos.

Los puntos de contacto entre Abrams y Spielberg aparecen, también, en los elementos virales de la campaña de promoción de este film. Y, a decir verdad, de cualquier otra obra que Abrams realice con su productora Bad Robot, en la que comúnmente genera una multitud de sitios web dedicados, creando hasta empresas, e incluso añade contenido a sitios de información general. Para este caso, lo único disponible de Super 8 fueron un par de trailers que sugerían mucho más de lo que mostraban, recelosos del secreto del verdadero peligro al que enfrentarán los protagonistas de este film.

“Quiero que la gente descubra las cosas por su cuenta. Ahora entre clips, trailers, anuncios, material extra, revistas, Internet... la gente sabe demasiado y quiero sorprender, eso es parte de mi objetivo final”, declaró Abrams a la prensa. Obvio, sin revelar el resto de su misión.