CINE › RETROSPECTIVA DE MASAHIRO SHINODA EN LA SALA LEOPOLDO LUGONES
Con influencias tan diversas como Orson Welles, el teatro kabuki y William Shakespeare, el director de Doble suicidio fue uno de los arquitectos de la nuberu bagu, la nueva ola japonesa.
En enero fue Nagisha Oshima; en abril –en el marco del Bafici–, el foco fue dedicado a Kiju Yoshida; y ahora, para completar su exhaustivo repaso de la nuberu bagu, la nueva ola del cine japonés, la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) presenta la muestra “Masahiro Shinoda: una retrospectiva”, que se llevará a cabo desde hoy y hasta el sábado 30 de julio. Organizada por el Complejo Teatral de Buenos Aires, el Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón y la Fundación Cinemateca Argentina, el ciclo está integrado por trece largometrajes inéditos en la Argentina, todos ellos en copias en 35mm y 16mm enviadas especialmente desde Tokio por The Japan Foundation.
Con influencias tan diversas como Orson Welles, el teatro kabuki y William Shakespeare, Masahiro Shinoda comenzó su carrera en el poderoso estudio Shochiku, trabajando como asistente de dirección de Yasujiro Ozu. Junto a realizadores contemporáneos como Oshima y Yoshida, fue promovido al rol de realizador en un intento por captar la atención de las nuevas generaciones de espectadores jóvenes, transformándose de esa forma en uno de los arquitectos de la nuberu bagu, la nueva ola japonesa. En 1965, Shinoda abandonaría el confort de los estudios Shochiku para embarcarse en una nueva etapa como cineasta independiente, de la cual también da cuenta este ciclo.
Para hoy se anuncia la proyección de Mi rostro enrojecido al atardecer (1961). El tercer largometraje de Shinoda es una sátira caricaturesca sobre la obsesión japonesa con la violencia y el deseo por la cultura occidental. El film (también conocido como Desfile de asesinos) está protagonizado por un magnate de la construcción que contrata a un ecléctico grupo de asesinos profesionales; su misión: eliminar a una periodista de investigación que lo tiene en la mira. Shinoda propone un verdadero despliegue sensorial, una mezcla de acción, color y música que retoma la irreverencia formal y estilística de Godard y la cruza con el determinismo endurecido del film noir. Un verdadero clásico de la nueva ola japonesa.
Mañana se exhibe Lágrimas en la melena del león (1962), sin dudas uno de los films visualmente más impactantes de la primera etapa de Shinoda. Con ecos del drama social norteamericano de los años ’50, y muchas veces comparada con Nido de ratas, de Elia Kazan, la película narra la historia de un trabajador portuario con aspiraciones de cantante popular. Su situación de intermediario en un conflicto entre el jefe de la compañía y el sindicato de los trabajadores portuarios lo pondrá en una situación sumamente delicada. Escribió David Desser, en su libro Eros Plus Massacre: “Con una banda sonora de Toru Takemitsu inclinada hacia el rock’n’roll, la película está basada parcialmente en el clásico de Kazan, pero Shinoda no ve al sindicato como corrupto sino a la estructura empresaria (Shinoda atribuyó el mensaje antisindical de Nido de ratas a la fiebre anticomunista de posguerra). Según declaraciones del realizador, el héroe del film está basado en el escritor Yukio Mishima”.
El jueves va Flor pálida (1964). Considerado por muchos como su primer trabajo absolutamente personal, Flor pálida es la historia de un yakuza que acaba de pasar una temporada en la cárcel. “Como un soneto suntuoso al amour fou –escribió el crítico Chuck Stephens–, Flor pálida sigue siendo la creación más duradera de Shinoda. Con su fusión moralmente turbia de modernismo y caos –autos veloces y atracciones fatales, silencios sartreanos y apogeos operísticos–, el film seguirá siendo un favorito perenne de los aficionados al género y los seguidores del cine arte.”
El viernes llega Asesinato (1964). Corre el año 1863 y el ambiente que Shinoda describe es anárquico. Las conspiraciones están a la orden del día. Basada en la novela de Ryotaro Shiba, el film describe la vida de Hachiro Kiyokawa, quien responde al gobierno del Shogunato del clan Tokugawa y está a cargo de una difícil misión: combatir a las fuerzas rebeldes que intentan reinstaurar el poder del emperador. “Con un uso espectacular de la pantalla ancha –escribió la especialista en cine oriental Joan Mellen–, Asesinato se transforma en un potente retrato psicológico y un estudio histórico de profunda riqueza conceptual. Alguna vez el realizador Kon Ichiwawa declaró que éste era sin dudas el mejor film de Shinoda, ‘una crónica histórica brillante y absorbente en la cual las razones detrás del colapso del gobierno de los shogunes del clan Tokugawa son investigados con sutileza’.”
El sábado 23 está programada El espía samurai (1965), sobre la violencia durante el Shogunato del clan Tokugawa. Y el domingo 24 es el turno de uno de los títulos más importantes no sólo de Shinoda sino de todo el cine japonés de posguerra: Doble suicidio (1969). Muchos films japoneses poseen influencias de alguna forma teatral tradicional, pero pocos poseen la fuerza innovadora de Doble suicidio. Adaptación de la obra de teatro Bunraku (marionetas) de Monzaemon Chikamatsu, narra la historia de un mercader de papel que sacrifica familia y fortuna merced a su obsesión por una prostituta. El film de Shinoda mantiene las convenciones del teatro kabuki y eleva el nivel de artificio con nuevos añadidos: encuadres excéntricos, composiciones hiperestilizadas y un notable uso del blanco y negro. Consultar la programación completa y horarios en www.complejoteatral.gob.ar/cine
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