Miércoles, 17 de agosto de 2011 | Hoy
CINE › ENTREVISTA A LORENA RIPOSATI Y NICOLáS DI GIUSTO
Ella dirigió Mosconi, un documental sobre el comienzo de los cortes de ruta en esa localidad salteña durante el menemismo. El hizo Ceremonias de barro, acerca del modo en que los diaguitas calchaquíes defienden sus tierras. Ambos films se estrenan mañana.
Por Oscar Ranzani
Dos documentales que se estrenan mañana en el Espacio Incaa Km 0 Gaumont tienen en común que trazan un relato sobre modalidades de resistencia popular en el Norte argentino: mientras que Ceremonias de barro, de Nicolás Di Giusto, se centra en la figura de un miembro de la comunidad originaria quilmes (Tucumán) para ampliar el relato hacia la manera en que los diaguitas calchaquíes defienden sus tierras, Mosconi, de Lorena Riposati, establece un recorrido sobre la resistencia de ese pueblo salteño frente a la oleada de privatizaciones durante el gobierno de Carlos Menem, en particular la de YPF. “La resistencia y la lucha de manera comunitaria y no de manera individual es el común denominador de ambos documentales”, expresa Riposati, quien también fue camarógrafa del film de Di Giusto. “Si bien en el caso de quilmes estamos hablando de pueblos originarios, donde lo comunitario está mucho más arraigado, cuando fui a Mosconi me encontré con trabajadores desocupados que nunca se les ocurrió buscar una alternativa individual sino colectiva”, agrega Di Giusto sobre la característica que comparten ambos audiovisuales.
Durante los ’70, los padres de Nicolás Di Giusto viajaron como mochileros a Tucumán. Su madre tomaba fotografías y su padre grababa a los copleros. Hasta que conocieron a Candelario Gerónimo, un miembro de la comunidad quilmes. Como Candelario iba a festejar su cumpleaños, tuvo la idea de invitarlos a su casa. Entonces trabaron una duradera amistad que aún conservan, a punto tal que los hijos de Candelario viajaron a Buenos Aires y conocieron a Nicolás Di Giusto. Al cineasta siempre le había quedado en la memoria la historia de Candelario. Y cuando tuvo la oportunidad de realizar su primer documental, decidió que el hoy anciano de 79 años fuera el protagonista de Ceremonias de barro.
La historia individual de Candelario –uno de los primeros en organizar a los campesinos descendientes de los diaguitas calchaquíes para reclamar por sus tierras– se abre hacia lo colectivo. En ese momento, Di Giusto cuenta parte de la historia de la comunidad quilmes, cómo funciona la organización en la actualidad y cómo trabajan en la recuperación de sus territorios. “Cuando conocí a Candelario, me encontré con que así como él había empezado con su organización y la lucha de las tierras, sus hijos habían tomado la posta y continuado en esa vía. Pasaron muchos años y la comunidad quilmes ya tenía personalidad jurídica, proyectos, había delegados, estaba todo mucho más organizado”, comenta Di Giusto. Y agrega que le interesó construir su documental a través de dos vías narrativas: “Por un lado, su vida desde su infancia, viviendo en ese lugar, y cómo empezó a tratar de despertar a los otros campesinos y decirles: ‘¿Cómo vamos a pagar tributo por nuestra propia tierra?’. Al mismo tiempo quise contar la historia de la organización de la comunidad. Muchas veces, la gente tiene ciertos preconceptos de que las comunidades indígenas ‘viven ahí, pobrecitas’ y, en realidad, son comunidades que se organizan, tienen una forma propia de relacionarse y buscan la manera de solucionar los problemas que tienen siempre de forma comunitaria”, expresa el realizador.
Di Giusto también registró cómo es el trabajo en la zona y recuerda que, cuando fue a filmar, estaban poniendo en marcha un proyecto de riego que iba a beneficiar a toda la comunidad. “Para nosotros es fácil: abrimos la canilla y sale agua. Pero, para esta gente, el hecho de tener agua entubada que venga de la vertiente o de un pozo, y que ellos puedan canalizar eso para poder regar mucho más que lo que regaban, era revolucionario. Y había gente que todavía no tenía conciencia de eso. Quise ponerlo en la película porque tampoco hay que idealizar: como toda organización, tienen problemas y contradicciones. Pero también quise agregar que, aunque tengan contradicciones, los problemas los solucionan ellos. Son ellos los que buscan las soluciones para los problemas comunitarios. Y lo loco del asunto es que nunca hablan de un ‘yo’, sino de un ‘nosotros’. Eso se palpa muchísimo”, afirma el director.
La sensación de “otro país” quizá sea lo primero que perciban los espectadores cuando presencien la proyección de Mosconi, de Lorena Riposati. Esa ciudad fue uno de los epicentros de la resistencia popular durante los ’90, cuando las políticas neoliberales impulsadas por el gobierno de Carlos Menem arrasaban con todas las empresas estatales. Y Mosconi impacta porque se ven los cortes de ruta desde 1997, cuando el país estaba lisa y llanamente a la deriva y la desocupación en todo el territorio nacional superaba el 20 por ciento. “Pensemos que es el Norte del país, una de las zonas, junto a Cutral-Có (en el Sur), donde empezaron los cortes de ruta y donde comenzaron los movimientos y las manifestaciones de miles de personas. Fue también un momento de efervescencia, muy cercano al 2000/2001”, comenta Riposati. Y agrega que por aquella época “la situación económica y social en el Norte era muchísimo más fuerte que en las zonas más urbanas. En Mosconi, donde la privatización generó grandes problemas de desocupación, no había nada. Es decir, si uno se quedaba desocupado al cerrar YPF, no tenía nada para hacer y eso trajo un montón de consecuencias. Y la única vía posible para hacerse escuchar en ese momento era cortar las rutas”. Riposato agrega que se trataba de cortes que, a diferencia de lo que pueden llegar a ser en la actualidad, duraban días, incluso meses.
Para Riposati, el de Mosconi fue el caso más emblemático porque “eran cortes de ruta en los que salía todo el pueblo y se paraban todos ahí, no pasaba absolutamente nadie durante días. Y eran situaciones en las que se unían diferentes sectores sociales. Entonces, la posibilidad de juntarse y expresarse a través de la toma de la palabra en estas puebladas, como llamaron en una época, generó que fueran tal vez las movilizaciones más conocidas”. Pero también las imágenes muestran cinco represiones tremendas. “Como la situación de crisis que se estaba dando entre 1997 y 2002 generó que fueran manifestaciones muy importantes, eso trajo como consecuencia represiones muy fuertes que se siguieron dando posteriormente. Las que narro en la película son las cinco represiones que ellos cuentan como las históricas”, relata Riposati.
Pero su documental no se queda solamente en el recuerdo a través de la imagen de las rebeliones, sino también en el relato acerca de cómo ese movimiento social logró transformar la resistencia en actitudes productivas. Por eso, Riposati se detiene en la conformación de la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) y aparecen en pantalla distintos dirigentes sociales, relatando experiencias de emprendimientos que se llevaron a cabo en esta ciudad del norte de Salta. También quedan expuestas en Mosconi las consecuencias ambientales que generó la entrega de la explotación del petróleo a empresas multinacionales que terminó modificando la vida y la salud de sus habitantes.
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