Desde Roma

Como una película “curiosa, divertida y original” fue calificada por algunos portales italianos Un cuento chino, del argentino Sebastián Borensztein, único film latinoamericano en concurso en el sexto Festival Internacional de Cine de Roma, que fue presentada oficialmente ayer.

En la proyección exclusiva para la prensa, tanto italiana como internacional, la película recibió un encendido aplauso conclusivo pero, sobre todo, las carcajadas estruendosas de numerosos periodistas y expertos durante la proyección, quienes por lo visto no pudieron hacer menos ante las insólitas salidas y comentarios irónicos y divertidos del protagonista, Roberto (Ricardo Darín), en el rol de un obsesivo y solitario propietario de una ferretería.

Elisabetta Bartuccio, periodista de la revista de cine 35 Milímetros, fue más lejos en su apreciación de la obra de Borensztein. “Es una película divertida, surreal por momentos, que muestra muy bien temas de actualidad como la tolerancia y la integración entre personas de distintas culturas”, comentó sin descartar que el protagonista pueda recibir algún premio. Para Ernesto Pérez, experto en cine de la agencia italiana ANSA, se trata de “una película encantadora, con buenos diálogos y una magnífica interpretación, que echa una mirada a una ciudad (Buenos Aires) que a veces empuja al aislamiento y que necesita de una fuerza externa para poder cambiar”.

Este tercer largometraje de Borensztein cuenta la historia de un joven chino (Huang Shen Huang) que va a la Argentina en busca de un tío, pero que no habla ni una palabra de español. Compite con otras 14 películas por el premio Marco Aurelio, asignado a los films que participan de la sección principal del festival. Además de los buenos comentarios, lo que sorprendió a muchos fue la ausencia tanto del director como de los protagonistas en la presentación oficial de la película. Estaba programada incluso una rueda de prensa, cita obligada generalmente para los cineastas y sus estrellas después de la proyección. Pero el encuentro con la prensa también fue anulado, “a último momento” dijo la oficina de prensa del Festival, al parecer, porque el director tuvo un problema familiar. Ninguna otra explicación fue dada a los periodistas que después de haberse desternillado de risa querían verificar una vez más si el actor, al que ya conocen de sobra en Europa por el Oscar a El secreto de sus ojos y un poco menos por Nueve reinas, tiene en la vida real todas las cualidades que demuestra en sus películas.

Aunque Borensztein ha participado de algunos festivales de cine latinoamericano en Europa, como el de Toulouse en Francia y el de Trieste en Italia con su primer largometraje La suerte está echada, es menos conocido aquí que Darín. Su segundo largometraje, Sin memoria, no se distribuyó en Italia. Esta vez, sin embargo, la puerta de la fama podría haberse abierto, ya que muchos, entre el público y los expertos, ven a Un cuento chino como una buena candidata a alguno de los mayores premios de Roma. Pero para saber la decisión del jurado habrá que esperar hasta el 4 de noviembre.

Otros films de América latina fueron presentados en secciones secundarias del festival, como la argentina Ostende, primer largometraje de la cineasta Laura Citarella (sección Extra). Casi un “Hitchcock en Sudamérica” escribieron los expertos del festival al presentar el film. Pero la película, de todos modos, no fue muy apreciada por el público.

Otras dos películas latinoamericanas se llevaron en cambio los aplausos de la platea. Una en la sección Extra, Locos, del colombiano Harold Trompetero: una loca historia de amor entre un pintor de paredes y una bellísima joven psicótica internada en un manicomio. La otra en la sección Alice nella città, dedicada a los niños: En el nombre de la hija, de la ecuatoriana Tania Hermida, que narra la experiencia contradictoria de un grupo de niños vapuleados entre las enseñanzas marxistas y ateas de los padres de dos de ellos y las conservadoras y católicas de su abuela.