Viernes, 18 de noviembre de 2011 | Hoy
CINE › 24 CITY, DE JIA ZHANGKE, EN LA FUNDACION PROA
Particular cruza entre documental y ficción, el film del director de Naturaleza muerta registra la transformación de un enorme y legendario centro fabril en un complejo de departamentos de lujo, shopping center y hotel cinco estrellas.
Por Diego Brodersen
“No estoy interesado en hacer una crónica de la Historia como tal, sino en ver cómo medio siglo de experimentos socialistas han impactado en el destino de la población china. Para entender la complejidad de los cambios sociales, necesitamos escuchar en profundidad los testimonios de la gente que los vivió. Muchas películas contemporáneas descansan cada vez más en la acción y el movimiento. En este film, quise regresar al lenguaje hablado.” Así describía Jia Zhangke su largometraje 24 City (China/Japón, 2008) en una entrevista concedida en ocasión de su estreno en el Festival de Cannes, hace unos tres años. Jia, nacido en 1970 en la provincia de Shanxi, es sin dudas el realizador más importante surgido en el subcontinente chino durante los últimos quince años. Sus largometrajes de ficción y documentales son una ventana privilegiada para asomarse a los cambios sociales y políticos que, sin obstáculos ni desaceleraciones, se vienen produciendo en el país desde que el gobierno decidiera abrirse, a su particular manera, a las reglas del capitalismo transnacional.
24 City es una particular cruza entre documental y ficción que no permite adivinar fácilmente dónde se ubican las líneas divisorias. Esa decisión estética le permite al film cruzar las aguas de la metáfora sin olvidar que muchas de las historias son reales hasta el más mínimo de los detalles. Como un tótem al que el film vuelve una y otra vez, en el centro de todos los relatos se encuentra la Fábrica 420, una factoría destinada a fines militares fundada en 1958, en el prólogo histórico del Gran Salto Adelante, el proceso de industrialización que eventualmente se transformaría en uno de los grandes fracasos del régimen comunista luego de la ruptura sinosoviética. En ese enorme complejo fabril trabajarían tres generaciones de obreros, en un primer momento manufacturando y reparando piezas para aviones militares, pasando luego a objetos necesarios en la vida cotidiana como heladeras y lavarropas. Jia Zhangke parte desde el presente del año 2007, con la Fábrica 420 a punto de ser demolida para hacer lugar a un complejo de departamentos de lujo, un shopping center y un hotel cinco estrellas: la 24 City del título. Difícil hallar un símbolo más evidente, más didáctico incluso, de los recientes cambios en la economía y la sociedad chinas.
La estrategia narrativa empleada por el realizador es diferente a la de Naturaleza muerta (2006), donde al trasfondo real de la construcción de la Represa de las Tres Gargantas le anteponía un par de historias surgidas de su imaginación. Aquí el núcleo dramático es construido lentamente a partir de ocho entrevistas a cámara, cuatro de ellas documentos reales, las otras representadas a partir de un guión por actores y actrices, algunos de ellos muy conocidos por los espectadores chinos. Si “la Historia es siempre una mezcla de hechos e imaginación”, como declaró Jia en rueda de prensa, el film alterna anécdotas verídicas y falsas, tal vez a partir de una certeza poética: las historias personales de los miles de trabajadores que habitaron la fábrica a lo largo de varias décadas han impregnado sus muros de relatos fantasmales, reconvertidos ahora en narraciones orales que, tomadas en conjunto, recrean una particular mitología.
Jia Zhangke descubre la totalidad y los detalles de los pasillos y salones del edificio con largos y elegantes planos-secuencia, recorriéndolos casi como un enamorado podría hacerlo con el cuerpo de su amante. En 24 City hay una mirada ambivalente sobre ese edificio que hizo felices y desdichadas a tantas personas, una añoranza amarga, una descripción conscientemente dubitativa sobre el paternalismo ordenado de esa edificación rectora, que ahora cede ante la fuerza de la economía, encarnada por esas gigantescas topadoras que arrasan a su paso con piedra, metal y vidrio.
* En la Fundación Proa (Pedro de Mendoza 1929). Presenta Alan Pauls. Sábados 19 y 26 de noviembre y sábado 3 de diciembre, a las 17.30.
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