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Martes, 25 de abril de 2006

CINE › “LA GUERRA DE UN SOLO HOMBRE”, DE EDGARDO COZARINSKY, EN LA LUGONES

Vivir en París durante la ocupación

Mucho menos vista que comentada, la obra maestra de Cozarinsky está basada en el famoso diario del escritor Ernst Jünger.

“Cozarinsky ha invertido, y no vacilo en decir genialmente, el principio del documental”, escribió Pascal Bonitzer en los Cahiers du Cinéma a propósito de La guerra de un solo hombre, el excepcional film de Edgardo Cozarinsky, basado en los Diarios parisinos, de Ernst Jünger. La obra maestra de Cozarinsky –mucho menos vista que comentada– tendrá trece únicas funciones en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) entre el viernes 28 de abril y el domingo 7 de mayo, con el auspicio del DocBsAs y la productora Cine-Ojo.

Realizada en Francia en 1981, enteramente a partir de materiales de archivo, La guerre d’un seul homme es, según el propio Cozarinsky, “una ficción documental o un documental de ficción. A partir de citas de una época (imágenes públicas, palabras privadas, ideología vociferante o subrepticia, música premiada o prohibida), señala menos contradicciones o coincidencias que una irreconciliable simultaneidad. Detener la imagen sobre algunas caras desconocidas, hacer ver el gesto de un testigo sin voz, de una víctima sin gloria. Preguntarse una vez más: ¿qué es la historia? Más bien: ¿de qué está hecha? Sobre todo: ¿qué es lo que excluye para poder hacerse?”.

Según Bonitzer, “el principio del film es el diálogo entre sus elementos, la orquestación del montaje es polifónica. Todas las dimensiones de la vida aparecen simultáneamente, las más grandes y las más íntimas, las más ‘profundas’ y las más superficiales, las más trágicas y las más ridículas. Con este film tocamos lo que el discurso de la historia es incapaz de articular: la multiplicidad de la vida. La paradoja resultante es que este film que ha elegido por material la mentira (dos tipos de mentira: la trivial de la propaganda y la más sutil de la literatura) es la descripción más verídica, más rica y apasionante del período de la Ocupación que se ha visto en una pantalla”.

Para el crítico británico Philip French, “Cozarinsky ha hecho una obra maestra que es totalmente suya a pesar de que no contiene una sola palabra original, una sola nota de música ni un metro de película que él haya filmado”. Y según Jonathan Rosenbaum (en el catálogo de la retrospectiva Cozarinsky en la Galérie National du Jeu de Paume, París, 1994), “el film instaura un juego dialéctico entre dos textos, opone vida pública y vida privada, lo colectivo y lo individual, el on y el off, lo escrito y lo oral, aquello que es considerado objetivo y lo subjetivo, lo espectacular y lo secreto”.

La guerra de un solo hombre se exhibirá en los siguientes días y horarios: viernes 28 de abril, a las 19.30 (con la presencia del director) y a las 22; sábado 29 y domingo 30 de abril, a las 14.30, 17, 19.30 y 22; y viernes 5, sábado 6 y domingo 7 de mayo, a las 22.

Estas proyecciones tienen a su vez como marco el ciclo “El cine francés bajo la Ocupación”, curado especialmente por el realizador Bertrand Tavernier e integrada por once clásicos de Robert Bresson, Jacques Becker, Jean Grémillon, Claude Autant-Lara, Henri-Georges Clouzot y Marcel Carné, entre otros grandes directores del período. La muestra, organizada por el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, con el auspicio del Servicio de Acción Cultural de la Embajada de Francia, cuenta con copias nuevas en 35mm enviadas especialmente desde París.

“Como escribiera François Truffaut en su prefacio a los Escritos sobre la Ocupación de André Bazin, ‘a diferencia del cine italiano, de obediencia mayoritariamente fascista, el cine francés logró en un 98 por ciento no ser colaboracionista’. Puede cuestionarse la cifra, encontrarla un tanto exagerada (yo diría que el 90 o el 95 por ciento). Lo cierto es que, salvo por los noticiosos y algunas películas abyectas escritas y dirigidas por individuos relativamente desconocidos, no hay obra que haga la apología del colaboracionismo, del régimen de Vichy (aunque algunas sí se adhirieron a varios de sus valores, como el culto a la familia y la religión), y mucho menos del nazismo. Resulta, por eso, apasionante entrar de lleno en aquel cine que fue y sigue siendo poco conocido”, escribió Tavernier.

Hoy se verán La noche fantástica (1942), de Marcel L’Herbier, y El casamiento de Chiffon (1942), de Autant-Lara. Mañana van Los visitantes de la noche (1942), de Carné, y Nosotros los Goupi (1943), de Becker; el jueves se proyectan Luz de verano (1943), de Grémillon, y El cuervo (1943), de Clouzot. Y para los siguientes días están programadas Pasión de una noche (1943), de Autant-Lara; Sombras del paraíso (1945), de Carné; y Las damas del Bosque de Boulogne (1945), de Bresson. Más información en www.teatrosanmartin.com.ar/cine

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“Es la descripción más verídica, más rica y apasionante del período”, dijo Cahiers du Cinéma.
 
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