Martes, 13 de marzo de 2012 | Hoy
CINE › CHRISTINA RICCI CAMBIA DE PERFIL PARA BEL AMI
De a poco va saliendo del casillero de las “jóvenes conflictuadas” al que ya parecía condenada. En la adaptación del clásico de Guy de Maupassant, Ricci sostiene un tórrido romance con un soldado interpretado por Robert Pattinson.
Por Kaleem Aftab*
Desnuda bajo la impiadosa mirada de una cámara de amplio formato, Christina Ricci parece absolutamente dueña de sí en el rol de Clotilde de Marelle, en su nueva película Bel Ami. Pero si se la pone enfrente de un público de carne y hueso, aun enteramente vestida, cae en pánico. La actriz se dio cuenta de su terror al escenario mientras hacía su debut en Broadway, el año pasado, en la obra de Donald Margulies, Time Stands Still, donde reemplazó a Alicia Silverstone. Mientras muchos actores dicen que la belleza del teatro es la inmediata reacción del público, ella está lejos de entusiasmarse. “No me gusta”, dice. “No estoy segura de por qué. Creo que es porque crecí en sets de cine. Es diferente, eso es todo.”
Entonces parece algo extraño que ella vaya por más, actuando en una producción off Broadway de Sueño de una noche de verano, en el rol de Hermia, a fines de este mes. “Esta vez voy a sentirme mucho más cómoda en el escenario”, dice la actriz, de 32 años. Su voluntad de arrastrarse nuevamente al escenario para una puesta de seis semanas sugiere que la alguna vez niña prodigio está ganando confianza. Tras un respiro de diez años en su carrera, en la que pareció que el zumbido alrededor de ella en sus comienzos se convertía en un ruido abrumador, Ricci finalmente parece haber encontrado el camino de regreso bajo la luz que significó el haber encarnado a zorras adolescentes en éxitos de culto como The Ice Storm y Buffalo 66. Su papel en la serie televisiva Pan Am es visto en Estados Unidos por más espectadores que Amas de casa desesperadas, y esta semana se estrena la adaptación a la pantalla grande de Bel Ami, de Guy de Maupassant, dirigida por Declan Donnellan y Nick Ormerod.
La primera vez que le dieron a leer el libro de Maupassant tenía 13 años, con lo cual Ricci se dio cuenta inmediatamente de que su personaje fue alterado para la versión fílmica, haciéndolo más picante. Clotilde supera el aburrimiento de su matrimonio alquilando una habitación en la que puede concretar un romance adúltero con el soldado George Duroy, que acaba de volver a París de la guerra en Argelia y tiene un empleo como columnista de chismes en un periódico local. “Me encanta este nuevo perfil del personaje de Clotilde”, dice la actriz nacida en Santa Monica. “Ella parece ser una de esas raras personas que son esencialmente felices, que nunca han conocido un día de depresión o angustia en toda su vida. El público podrá compartir su primera experiencia de dolor, la primera vez que le rompen el corazón. Pensé que sería interesante y realmente divertido.”
Ciertamente, alguna vez la imagen pública de Ricci pareció dar indicios de una personalidad oscura. Fue retratada a menudo vestida de negro y con maquillaje al tono, pero ahora todo en su imagen indica una transformación, desde su cuerpo más delgado hasta un peinado lacio. Su contraparte en la pantalla es Robert Pattinson, que encarna a Georges: el personaje es otro intento del actor para probar que puede ensayar algo diferente, con más sustancia que el vampiro adolescente Edward Cullen en la saga Crepúsculo, que lo convirtió en una fuente de angustia para las chicas adolescentes. Y si hay alguien que le puede dar consejos a Pattinson sobre los pros y los contras de ser “la próxima gran cosa”, ésa es Ricci. “El parece estar manejándolo muy bien. La verdad es que yo nunca fui tan famosa como lo es él”, dice ella.
A pesar de vivir la mayor parte de su vida bajo el ojo público, Ricci probablemente tiene razón. Consiguió un papel en Sirenas a los nueve años, pero su visión de aquel tiempo es optimista, y dice que experimentar la fama tan temprano era “probablemente mejor”. “Creo que debe ser más shockeante tener una identidad que es completamente anónima y de repente tener a la gente reconociéndote y sentir una presión que nunca experimenté, porque esto es lo que recuerdo desde siempre.” De cualquier manera, evita leer lo que se escribe sobre ella. “La mayoría de la gente no anda por ahí sabiendo lo que otras personas piensan de ellos; no creo que sea muy saludable saber lo que extraños sin rostro a los que nunca conocerás dicen sobre vos”, sostiene.
Hubo un tiempo en el que estaba al tope de la lista de llamados cuando los directores de casting necesitaban una adolescente conflictuada. Entonces ella creció demasiado y, por un tiempo, nadie supo qué hacer con ella. Ahora, habiendo resistido algunos años de no conseguir grandes roles, parece encajar en una categoría diferente de Hollywood: está en el paquete de actores que pueden jugar el rol romántico. No parece enteramente confortable con la idea, pero dice diplomáticamente que “no soy una persona muy romántica, aunque puedo apreciar a los que lo son”. Sus opiniones personales sobre el tema han sido cínicos, al asegurar que ha tenido muchos problemas para sostener relaciones por más de tres meses. Estuvo comprometida con el actor Owen Benjamin por un tiempo en 2009. Ahora, viviendo en Brooklyn, su actual pareja es James Heerdegen, un integrante del equipo de filmación de Pan Am al que conoció en el set. Su personaje en ese programa y su trabajo en teatro son parte del proceso de convencer a sus pares de que puede hacer algo más que jóvenes angustiadas y papeles románticos. “Cuanto más pueda trabajar en diferentes medios y más pueda crecer y aprender de diferentes actores y diferentes directores, y diferentes tipos de actuación, podré ir construyendo mi caja de herramientas. Sólo quiero ser una gran actriz.”
Tiene todo un camino por delante. Presionada sobre qué es lo que ve ella sobre sus propias fortalezas como actriz, se queda perpleja, y luego responde con honestidad brutal: “No tengo idea”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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