CINE › EL CUERVO, CON JOHN CUSACK, LUKE EVANS Y ALICE EVE
En una película de los ’70 (Teatro de sangre), Vincent Price hacía de un decadente actor shakespeareano, que tomaba venganza sobre todos los críticos que alguna vez se ensañaron con él (con toda justicia, porque el tipo era un paquete). Como Price nunca hizo nada que no fuera exuberante, los asesinaba poniendo en escena crímenes de las obras de Shakespeare, desde Romeo y Julieta hasta Tito Andrónico, pasando por Ricardo III, Enrique VI y varias más. Tal vez haya sido esa la fuente de inspiración para esta El cuervo –es de pura casualidad que Price haya protagonizado la (per)versión cinematográfica del más famoso poema de Edgar Allan Poe–, donde un asesino desconocido va matando gente, usando cuentos de Poe como guías o guiones. La idea es, obviamente, incriminar al nativo de Boston. O no, ya que es tan obvio que ésa es la idea que rápidamente la policía corre a Poe de la lista de sospechosos, usándolo en lugar de ello como asesor literario.
Que una película llamada El cuervo –porque así se llama la más célebre creación de su protagonista– empiece con un cuervo levantando vuelo revela que hay aquí tan poco temor a la literalidad como a la obviedad. En la piel de un John Cusack, de vozarrón cada vez más cascado, el Poe de El cuervo es un borrachín capaz de emprenderla contra todos los parroquianos de un pub, porque no conocen a un escritor “alabado internacionalmente”, según reprocha a voz en cuello. Con toda su obra ya publicada, el hombre no cuenta con los peniques necesarios para pagarse un gin, cobrando, por sus venenosas bibliográficas en el periódico El Patriota, de Baltimore, un sueldo tan miserable como el de cualquier periodista, en cualquier época. Enamorado de la rubia Emily Hamilton (la decorativa Alice Eve, que en la última Hombres de negro hace de la Emma Thompson joven), el tipo la conquista recitándole poemas como “Annabel Lee”. El padre de la chica, burgués de armas tomar (Brendan Gleeson), quiere correrlo a culatazos.
La cuestión es que un día un crítico literario aparece serruchado al medio, producto del mismo mecanismo de “El pozo y el péndulo”. Como el crítico era el peor enemigo de Edgar Allan, todos los indicios apuntan contra él. Hasta que todo el mundo se da cuenta de que Poe no puede ser tan idiota de andar achurando paisanos del mismo modo en que antes lo hizo por escrito. Por lo cual el detective Fields (papel en el que el galés Luke Evans suma impavidez y seriedad bergmaniana) recurre al autor de “El corazón delator” para prever, cuento a cuento, cada próximo crimen: si hay una máscara, será la de la muerte roja; si un lapidado, “El barril de amontillado”, y así sucesivamente. Un guión inteligente aprovecharía para plantear una relación entre hechos y ficciones. O entre maestro (Poe) y discípulo (el que va poniendo en práctica lo que aquél imaginó). No es el caso. Siguiendo el modelo “búsqueda del tesoro” (una pista, un crimen, y así seis o siete veces), esta película del australiano James McTeigue (director de la sobrevaloradísima V de vendetta) comete el peor pecado que un whodunit puede cometer: que dé lo mismo que el asesino sea cualquiera, por cualquier motivo. Que es lo que así sucede.
5-EL CUERVO
The Raven,
EE.UU., 2012
Dirección: James McTeigue.
Guión: Ana Shakespeare y Ben Livingston.
Intérpretes: John Cusack, Luke Evans, Alice Eve, Brendan Gleeson, Oliver Jackson-Cohen y Kevin R. McNally.
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