CINE › RIDLEY SCOTT HABLA DE PROMETEO, SU NUEVA PELICULA
El director británico explica el sentido del film que se estrenará aquí la semana próxima y que prometía ser un regreso a la primera Alien, que él dirigió. Pero no. Scott dice que las dos películas apenas “tienen relación”. Y que el terror, como género, no le interesa.
› Por Russ Hendricks
¿Quién era ese ser cuyo cadáver hallaban, en una tumba espacial, los viajeros de la primera Alien? ¿De dónde venía, cómo fue a parar allí, cómo fue que murió? Esas preguntas le dieron a Ridley Scott un buen motivo para volver sobre Alien, la primera, la que él dirigió a fines de los ’70. El regreso de Scott a la serie que él fundó había empezado a barajarse diez años atrás. Pero en ese momento los directivos de la 20th Century Fox jugaron a dos puntas, tentando al mismo tiempo a James Cameron, que había estado al frente de Aliens, segunda de la serie. Pero el rey del mundo se bajó del proyecto en cuanto los Fox men le propusieron cruzar Alien con Depredador, algo que al realizador de Aliens le pareció un completo disparate. Con el estreno de Alien vs. Depredador, a mediados de la década pasada, Ridley Scott también optó por llamarse a silencio, frizzando toda posible continuidad de la saga Alien, sin depredadores de por medio.
Pero pasado un tiempito la gente de Fox volvió a la carga, ofreciendo a Sir Ridley filmar una precuela de la primera Alien. No muy convencido, el realizador británico prefirió derivarle la responsabilidad a un protegé, el director publicitario Carl Erik Rinsch. Los del estudio fueron claros: era él o nadie. Así que en 2009, treinta años más tarde de que la nave Nostromo zarpara por primera vez hacia el espacio, su lanzador se puso otra vez manos a la obra. Pero ya se sabe: no hay gran proyecto de Hollywood que no tenga idas y venidas. Primero hubo un guión escrito por un señor John Spaiths, que la Fox aprobó y, en un principio, Scott también. Pero tras pensarlo mejor, éste llegó a la conclusión de que dirigir una precuela de Alien no le interesaba del todo. Por lo cual convocó –con la venia de la compañía, por supuesto– a un segundo guionista, Damon Lindelof, uno de los creadores de la serie Lost, para que reescribiera el guión. Corría el mes de julio de 2010 y en ese momento sí nacía Prometeo, regreso a la ciencia ficción del realizador de Alien y Blade Runner.
Filmada en 3D, el estreno de Prometeo en Argentina se anuncia para el jueves próximo. La película transcurre en el año 2089, cuando una nave espacial parte rumbo a un confín del espacio, en busca de una especie alienígena que, se supone, podría haber dado origen a la vida en la Tierra. Como es de suponer, lo que encuentran allí es bastante más preocupante de lo que fueron a buscar. La sueca Noomi Rapace, conocida por haber dado vida al personaje de Lisbeth Salander en la versión sueca de la saga Millennium, encabeza un reparto que incluye al atareadísimo Michael Fassbender (Bastardos sin gloria, X-Men Orígenes, la reciente Shame) en el papel de androide, Charlize Theron como la representante de la compañía y Guy Pearce como el multimillonario fundador de la corporación. Más de uno se preguntará si el artista plástico H. R. Giger, que en la primera Alien cumplió un rol clave, volvió a hacerlo esta vez. Es una de las preguntas que Ridley Scott responde en la entrevista que sigue.
–Desde el momento en que la película se anunció, circularon versiones contradictorias sobre si Prometeo era o no una precuela de Alien.
–Digamos que tiene relación con Alien. La relación está dada por ese ser de gran porte que los astronautas hallaban en una tumba espacial en la primera de la serie, y al que a falta de nombre algunos llamaron “El jockey del espacio”. Un día me di cuenta de que a nadie se le había ocurrido preguntar nada sobre ese ser. Quién era, de dónde había salido, cómo fue a parar a ese planeta. Ni siquiera nosotros lo hicimos. De allí surgió Prometeo, de preguntarse sobre “El jockey del espacio”. Lo cual nos llevó a lo que llamamos “Dioses Alien”. Pero volviendo a la pregunta, le diría que sólo en el último tercio de Prometeo puede advertirse que comparte el mismo ADN con Alien. Hasta ese momento, la historia se desarrolla en un sentido totalmente distinto, siguiendo una línea que yo definiría como “tangencial” a Alien. A la primera, porque no creo que tenga ninguna relación con ninguna de las secuelas.
–¿Cuál es esa línea tangencial?
–La premisa de la película es que nuestros antepasados podrían descender de una especie alienígena, a quienes se les da el nombre de “Los Ingenieros”. Una tripulación, integrada entre otros por la representante de una compañía privada (Charlize Theron), dos arqueólogos espaciales (Noomi Rapace y Logan Marshall Green) y un androide (Michael Fassbender) pone proa hacia el planeta donde habitan “Los Ingenieros”, descubriendo el motivo por el cual éstos habrían creado la raza humana, miles de millones de años atrás.
–El encuentro entre criatura y creador es un tema que estaba ya muy presente en Blade Runner.
–Es verdad, no lo había pensado. Igual eso no fui idea mía, sino que estaba ya en el cuento de Philip Dick.
–La idea de que fuimos creados por extraterrestres recuerda las teorías que el alemán Erick von Daniken desarrolló en sus libros Recuerdos del futuro y El carro de los dioses.
–Sí, esos libros fueron una de nuestras fuentes de inspiración.
–¿Prometeo aspira a alguna clase de dimensión metafísica?
–Lo que puedo decirle es que en la película la visión evolucionista, representada por uno de los arqueólogos, se confronta con la religiosa, que es la que en un comienzo tiene la protagonista.
–¿Por qué el nombre de Prometeo?
–Es el nombre de la nave.
–¿Alguna relación con el mito griego?
–Bueno, según el mito, Prometeo era un semidiós que robó el fuego de los dioses. Por lo cual éstos lo castigaron, atándolo a una roca donde las águilas devorarían sus entrañas durante toda la eternidad. Aquí se habla de unos dioses alienígenas y podría pensarse que estos representantes de la especie humana “roban su fuego”, al descubrir su secreto.
–¿El guión pasó por distintas etapas, no?
–Había un guión escrito por un guionista llamado Jon Spaiths, que tenía muy buenas ideas, pero guardaba demasiada relación con la serie Alien. Y yo sentía que eso ya lo había hecho, no tenía ganas de hacer de nuevo lo mismo. Por lo cual me propuse retrabajar ese guión, darle nuevos sentidos, y para eso llamé a Damon Lindelof, que es uno de los creadores y guionistas de la serie Lost. Y Damon logró darle una entidad propia, que guarda a su vez puntos de contacto con la Alien original.
–¿La definiría como una película de terror?
–Definir de antemano a qué género pertenece la película que estoy por filmar no es algo que me interese. Lo que me interesa es desarrollar la historia de la mejor manera posible y luego pensar en cómo filmar esa historia, de modo de sacarle todo el jugo. Ahora, una vez que la película ya está terminada, no la caracterizaría como un film de terror. Obviamente, teniendo en cuenta que transcurre a fines del siglo XXI, y que incluye astronautas y naves espaciales, es antes que nada un film de ciencia ficción. Con un fuerte componente de cine de aventuras, dados por la idea misma del viaje hacia lo desconocido y el terror inherente a una historia que incluye monstruos. Que eso es lo que son los aliens. Pero comparándola con la primera, yo diría que su relación con el cine de terror es más general, menos específica.
–¿A qué se refiere?
–A que la primera Alien era la traslación al espacio de una variante muy específica del cine de terror, que es la de “la vieja mansión”, donde hay una cantidad de personas que por algún motivo no pueden salir y van siendo masacradas por una fuerza sobrenatural, que es muy superior a ellos.
–¿Se considera fan del género de terror?
–Mmmhh... no, no mucho. Creo que es un género muy limitado. El 90 por ciento de lo que se produce son copias de copias de copias. Le diría que conozco sólo dos grandes películas de terror. Una es El exorcista. La otra, La masacre de Texas, de la que ya el solo afiche me daba tanto miedo que durante años me resistí a verla. Finalmente lo hice, antes de filmar Alien.
–Es curioso, porque la única sobreviviente de La masacre de Texas es una chica, igual que en Alien.
–La diferencia es que la chica de La masacre de Texas logra sobrevivir, pero no vence al monstruo. La comandante Ripley sí logra vencerlo.
–Hablando de Ripley, Noomi Rapace recuerda a Sigourney Weaver, no sólo por el carácter de su personaje, sino también físicamente.
–En realidad son muy distintas, en todos los aspectos. Empezando por lo físico: Sigourney mide algo más de 1,80 y Noomi no llega al metro sesenta. Lo curioso es que en cámara “dan” parecido.
–¿A Noomi la descubrió en la versión sueca de la trilogía Millennium?
–Sí. Suelo ver mucho cine extranjero, porque en verdad el mainstream de Hollywood no me resulta muy inspirador. Desde hace un tiempo estoy viendo mucho cine escandinavo, que me parece de lo más interesante que se produce últimamente. Fue así como di con la versión sueca de Millennium, y desde ya que me impresionó Noomi en el papel de Lisbeth Salander, porque desde el momento mismo en que aparece domina la escena. “¡Guau!”, me dije a mí mismo. “¿Quién es esa chica?” Y de inmediato decidí que sería la protagonista de mi película. Vino a Los Angeles, me encontré con ella y advertí que no tenía nada que ver con el personaje de Salander: nada punk, más bien chic. Lo cual me confirmó que era una gran actriz, porque había hecho de Lisbeth algo así como el punk absoluto. Además es un personaje inteligente, lo cual siempre suma.
–¿El hecho de que su figura evoque a Ripley influyó en su decisión de darle el protagónico?
–No, eso no, porque así como siempre tuve claro de que quería que Prometeo fuera una película distinta a Alien, lo mismo pensaba sobre el personaje de Elizabeth Shaw. Ripley era una tripulante espacial, Elizabeth es una arqueóloga, una científica, y el tema de la evolución es uno de los que me interesaba tratar en Prometeo.
–Cuando creó a Ripley, ¿era consciente de que estaba dando a luz a la primera heroína de acción del cine contemporáneo?
–No. Hacer de ella la última sobreviviente de la nave no tuvo que ver con que fuera mujer, sino con una cuestión de arco dramático. La idea era que debía tratarse de un personaje que en el comienzo fuera uno más, que no permitiera prever que iba a ser el último que quedara vivo. De modo que pudiera evolucionar drásticamente en el curso de la acción. Que fuera la propia acción la que lo modelara. Y sucedió que el personaje de Ripley encajaba en eso. Recién después, cuando comencé a ver las reacciones que despertaba el hecho de que se tratara de una mujer, tomé conciencia del asunto.
–Sin embargo, algo debía haber en usted que lo predisponía a las heroínas femeninas, ya que después vinieron Thelma & Louise, G. I. Joe, ahora Elizabeth Shaw...
–Debe tener que ver con que mi madre era una mujer muy fuerte. Además, mi padre, que era militar, solía pasar mucho tiempo fuera de casa. Eramos tres varones y mi madre nos crió prácticamente sola a los tres, así que desde pequeño me críe con la idea de que las mujeres eran seres fuertes. De allí en más siempre me relacioné con mujeres fuertes. Desde hace treinta años vivo junto a una mujer costarricense de fuerte carácter. Así que parece perfectamente lógico que elija trabajar con actrices así y que a la hora de pensar personajes femeninos también tengan esas marcas.
–Uno de sus próximos proyectos también gira alrededor de una figura femenina fuerte, ¿no?
–Sí, es un proyecto que tengo con Angelina Jolie sobre una mujer llamada Gertrude Bell, que a comienzos del siglo XX tuvo una relación con el príncipe Faisal, a quien terminó encumbrando en el trono.
–¿Y la secuela de Blade Runner?
–Estoy trabajando en ella y también tendría protagónico femenino.
Selección, adaptación y traducción: Horacio Bernades.
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