CINE › MILA KUNIS, DE THAT 70’S SHOW A TED, PASANDO POR EL IMPACTO DE CISNE NEGRO
Aun cuando ya disfrutaba el éxito televisivo, no se planteaba la actuación como algo serio. Convertida en estrella, la actriz ucraniana quiere hacer ahora “películas de las que pueda estar orgullosa”. Desde mañana se la verá en la ópera prima de Seth McFarlane.
› Por Stephen Applebaum *
Mila Kunis es una de esas personas que creen firmemente que las cosas suceden por una razón. Tómese su carrera actoral, por ejemplo. La belleza de pelo negrísimo nunca se propuso ser actriz: sin embargo, hoy se encuentra en la envidiable posición de ser una de las más requeridas en Hollywood y a la vez poseer suficiente respaldo financiero como para tomar riesgos, gracias a su trabajo televisivo en That 70’s Show y la exitosa serie animada Padre de familia. El año pasado, la escena de sexo con Natalie Portman en Cisne negro levantó polémicas y protestas en algunos países. Su película más reciente, Ted –el políticamente incorrecto debut como director de Seth McFarlane, creador de Family Guy–, en la que actúa junto a un oso de peluche generado por computadora que putea y fuma porro, quizá no provoque semejante impacto, pero no deja de estar en el límite.
Enrolada para encarnar a Lois, la novia del personaje de Mark Wahlberg, el humor y la honestidad emocional de Kunis permiten sortear lo que podría haber sido un rol sin mayor dimensión. “Si hay algo que intento darle a cada personaje es honestidad –dice ella–. Soy una persona abierta; cuando voy a reuniones, no pongo una pared a mi alrededor ni pretendo ser alguien que no soy.” Esto es más fácil ahora que en el pasado. Como alguien que creció bajo el comunismo en Chernivtsi, Ucrania, tuvo que esconder su condición de judía por temor a las persecuciones. Aun así, sus padres se aseguraron de criarla sabiendo quién era y el precio que su familia debió pagar durante la Segunda Guerra. “Mis abuelos estuvieron en el Holocausto... ellos sobrevivieron, pero otros parientes no tuvieron la misma suerte. Y yo me siento parte de esa historia”, relata.
Nacida bajo el nombre de Milena, ella tenía 7 años y su hermano 13 cuando la familia se mudó a Los Angeles “por un montón de razones”. Interrogada sobre si el antisemitismo fue una de ellas, la actriz de 28 años no lo duda. “Eso ayudó. Yo no iba a señalarlo específicamente, pero puede decirse que tuvo que ver –detalla–. Mis padres querían que tuviéramos un futuro, y en cierto punto, en 1988, en Rusia realmente no había un futuro.” Hay un momento en Ted en el cual el sórdido jefe de Lois lucha por identificar los orígenes de la chica. ¿Es báltica, checa? Las exóticas características de Kunis a menudo generan confusiones en la vida real y la gente usualmente cree que es italiana o griega. Y en cuanto a ser judía, “la mayoría de la gente no lo sabe y la mayoría no lo cree cuando les digo. Es algo muy extraño, la mitad del tiempo estoy tratando de convencer a la gente de que soy judía. A veces parecen mirarme como diciendo ‘Ja, ¿en serio?’. No se dan por vencidos, llega un punto en el que ya no me interesa discutirlo”. De manera irónica, cuando tenía 10 años fracasó en conseguir el rol de Molly, una chica judía que emigra a Estados Unidos en el film Make a wish.
Eso sucedió tres años después de que Mila llegara, casi incapaz de hablar inglés. Para ayudarla a aprender, sus padres la enviaron a clases de actuación: allí conoció a la mujer que se convertiría en su manager. Sus padres, sabedores de las inseguridades que deben afrontar a menudo los actores, querían que su hija fuera doctora o abogada, pero accedieron a dejarla seguir con la actuación después de las actividades escolares. Para cuando cumplió 14 años ya tenía un trabajo estable en la popular sitcom That 70’s show, con
Ashton Kutcher –con quien varios rumores la relacionan sentimentalmente– y Topher Grace. A pesar de su temprano éxito, Kunis no vio la actuación como su futuro hasta los veinte años. “Pensaba que, cuando terminara That 70’s show, las opciones eran que ahí terminaría mi carrera y tendría que ir a la universidad y ser lo que fuera, y vivir una vida normal. Pero cuando hice un esfuerzo consciente para hacer de esto mi carrera, todo cambió.”
Así, Kunis empezó a mirar los papeles de un modo diferente y empezó a pensar en “hacer algo duradero”. “Sólo quiero respaldar todo lo que haga, hacer películas de las que esté orgullosa, que sienta que decidí hacerlas por las razones correctas. Salgan como salgan y las vea quien las vea, no me importa”. Forgetting Sarah Marshall, una comedia producida por Judd Apatow, la llevó a un público más amplio, pero fue Cisne negro, ese oscuro thriller psicológico de Darren Aronofsky, lo que provocó el verdadero cambio en el juego, en el respeto y su status en la industria. Física y mentalmente, es el film más exigente que Kunis haya hecho. Bajó abruptamente de peso, se sacó un hombro de lugar, se rompió un ligamento y se arañó la espalda. Describe la famosa escena de dormitorio con Portman como “un quebradero de nervios”, pero insiste en que esas historias de que necesitaron una botella de tequila para atravesar las tomas son “completamente falsas: hicimos esa escena en medio día, fin del asunto”. Las actrices ya eran amigas cuando filmaron la película, lo cual “hizo que la situación fuera un poco más fácil de atravesar –dice–. Pero las escenas de sexo son siempre un poquito incómodas. Imaginate que diga ‘Hola, un gusto conocerte. Ahora sacate la ropa y tengamos sexo’. Con cien personas mirando.”
Antes de Cisne negro, la actriz podía salir y ser virtualmente anónima. Usualmente eso era hasta que abría la boca y salía la voz de Meg Griffin, de Padre de familia, y era identificada. Ahora Kunis es reconocida, aunque no pronuncie una sola palabra (después de todo, es la cara de Dior), lo que la ha llevado a poner mucha más atención a sus apariciones en público. “Es terrible estar en remera y jeans rotosos y que la gente se acerque a hablarte –dice–. Siento que tengo que estar más alerta a la atención que provoco y tratar de tener cierta imagen. Es raro, pero también halagador.” Las cosas pueden ponerse aún más extrañas si se tiene en cuenta que en el futuro inmediato aparecerá en Oz: The Great and Powerful, Hell & Back y Blood Ties. A Kunis le gusta la variedad, pero ¿tiene un plan? La respuesta es no. “La cuestión con la industria es que no es como el ajedrez. No podés pensar cinco pasos adelante. Si pudieras serías el amo del juego, pero no es posible. No hay plan. Tomás un día a la vez y tratás de tomar decisiones inteligentes. Es todo.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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