CINE › HOY COMIENZA LA QUINTA EDICION DEL FESTIVAL DE CINE Y MUSICA DE SAN ISIDRO
Organizado por la Dirección General de Cultura sanisidrense y la Fundación Cinemateca Argentina, el encuentro exhibirá seis clásicos del cine mudo y una película contemporánea. La entrada es gratuita y casi todas las proyecciones se hacen al aire libre.
› Por Oscar Ranzani
La llegada del calor estimula a la gente a pasear por lugares al aire libre, algo que no puede realizarse si la opción elegida es ver una película. Excepto en San Isidro: las casas, jardines, residencias, plazas y espacios históricos de esta localidad bonaerense contarán con una pantalla para ver clásicos del cine mudo, con acompañamiento musical, especialmente compuesto para cada proyección. Es que desde hoy y hasta el viernes 23 de noviembre se realizará la quinta edición del Festival de Cine y Música de San Isidro, organizado por la Dirección General de Cultura de este municipio y la Fundación Cinemateca Argentina. A lo largo del evento se exhibirán seis clásicos del cine mudo y una película contemporánea. La entrada es gratuita.
Inspirada en los festivales europeos de Bologna y Pordenone, esta muestra propone una experiencia que va más allá de disfrutar una película. La directora de Cultura de San Isidro, Eleonora Jaureguiberry, lo explica a Página/12: “El objetivo es generar un evento cultural único (no existe otro de este tipo en la Argentina) y que sea una experiencia total; la película, la música que se compone especialmente para la ocasión y el encanto de las locaciones que son los espacios más emblemáticos del casco histórico de San Isidro. Por otro lado, éste es un festival accesible para todo público y amigable porque programa para distintas edades con diferentes opciones”. La presidenta de la Fundación Cinemateca Argentina, Marcela Cassinelli, fue la encargada de diseñar los criterios de la programación: “Siempre busco que sean películas trascendentales, que siempre haya una novedad, un rescate, una puesta en valor de algún film olvidado o desconocido y que los largometrajes elegidos sean de diferentes géneros”, subraya Cassinelli.
Los jardines del Museo Pueyrredón serán el epicentro de la jornada inaugural, esta noche a partir de las 21: allí se proyectará el documental ¡Que viva México!, de Serguei Eisenstein, con música de Soneros del Calamaní y con la cantante Lidia Borda como invitada. El film del director soviético se estrenó en 1930 y es un viaje entre el pasado y el presente (de entonces) del país azteca pero, a la vez, también del subcontinente latinoamericano. Este largometraje incluye un prólogo sobre el México prehispánico y un epílogo con imágenes del Día de los Muertos. Cassinelli siempre quiere que en el festival haya algo referido a la Argentina o a América latina. “En cierta manera, este film tiene un vínculo con la Argentina a través de Victoria Ocampo, que conoció y frecuentó a Eisenstein. Ella quería que Eisenstein hiciera el gran documental sobre la Argentina. Y se comprometió a conseguir financiación, pero no lo logró. Entonces, él fue a México e hizo este documental”, relata la programadora. Y se pregunta: “¿Qué habría pasado en la historia de nuestro cine si Eisenstein hubiera hecho ¡Que viva la Argentina!?”.
Mañana a las 21, en el mismo sitio, se proyectará La viuda alegre, de Erich von Stroheim, con música de la orquesta dirigida por Francisco Varela. El director austríaco estrenó este film en 1925. Y narra la historia del príncipe Danilo, heredero del trono, que siente un flechazo por la bailarina O’Hara. Pero su tío, el rey Nikita I de Monteblanco, decide prohibir el matrimonio porque ella es una plebeya. Como venganza, O’Hara se casa con un barón anciano y acaudalado. “Nos pareció que el género romántico con la combinación de los valses era muy atractiva para el público argentino. Y también buscamos rescatar a su protagonista, John Gilbert, que fue, en su momento, el galán romántico, cuya carrera terminó con el fin del cine mudo, ya que fue una de las víctimas del cine sonoro”, comenta Cassinelli.
Siempre a las 21, el lunes el lugar de proyección será en el exterior de la Catedral de San Isidro. Y en este caso, la propuesta es un clásico del cine mudo de terror: Nosferatu, de Friedrich Murnau. La intención de este gran cineasta alemán, según cuentan los historiadores, era realizar una adaptación de Drácula, la novela del escritor irlandés Bram Stoker, pero el estudio que lo producía no consiguió los derechos. Sin embargo, el film tiene similitudes con ese texto literario. A tal punto que la viuda del escritor presentó una demanda a través de la cual exigió derechos de autor. “Nosferatu cumple 90 años en 2012 y corrobora la vigencia que tienen todavía los vampiros. Nos pareció que era un merecido homenaje. Además es una obra que es conocida de nombre, pero no fue tan vista por el público”, asegura Cassinelli.
El martes a las 21 se proyectará Sangre y arena, dirigida por Fred Niblo, en la Plaza Mitre. Basado en la novela homónima de Vicente Blasco Ibáñez, este largometraje se estrenó en 1922 y fue muy requerido por la industria de Hollywood, ya que se hicieron dos remakes en 1941 y en 1989. Protagonizada por Rodolfo Valentino, Sangre y arena “plantea un triángulo amoroso con la figura del latin lover”. “Si bien está hecha en Hollywood, es como el inicio de las películas que tienen corridas de toros, con la figura del matador en doble sentido”, explica Cassinelli. El miércoles 21, en tanto, será el momento de la película contemporánea, ya que se exhibirá El artista, del francés Michel Hazanavicius, ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera en la edición 2012 de los galardones que otorga la Academia de Hollywood. “Siendo una película muda hecha en 2011, reivindica el género y la vigencia y la actualidad que tiene el cine mudo”, entiende Cassinelli. Es la única que se proyectará en una sala (Cine Sunstar del Tren de la Costa) porque tiene música propia.
Nuevamente con la Plaza Mitre como escenario, el jueves 22 será el turno de El hombre mosca, co-dirigida por Fred Newmeyer y Sam Taylor y con Harold Lloyd como protagonista. “Me pareció importantísimo incorporar al tercer genio cómico del cine mudo, después de Chaplin y Buster Keaton”, explica Cassinelli, quien considera que Lloyd “está injustamente olvidado”. El argumento “marca el inicio de un personaje que después se va a seguir desarrollando en la cinematografía, que es el galán romántico, al que nada le sale bien, es medio torpe, las cosas no se le dan, pero todo termina bien”.
El Festival de Cine y Música de San Isidro cerrará el viernes 23 a las 21 con la proyección de Nuestra hospitalidad, otra obra maestra de Buster Keaton, en los jardines del Museo Pueyrredón. “Es algo así como una Romeo y Julieta moderna”, cuenta Cassinelli. “Hay dos familias rivales que durante años tienen una enemistad. Y, casualmente, se conocen el personaje que encarna Buster Keaton y la chica de la otra familia (Natalie Talmadge) que, sin saber quiénes son ellos, se enamoran. La chica lo invita a quedarse en su casa y el patriarca de la familia practica la ley de la hospitalidad, y le dice al pretendiente que, mientras esté bajo su techo, no le va a pasar nada, pero que cuando salga, no podrá garantizarle su seguridad.” El film muestra todas las situaciones cómicas y ridículas propias de un personaje de Buster Keaton tratando de hacer una vida normal y de encontrarse con su novia sin que eso le cueste la vida.
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