La información es simple: El Hobbit: un viaje inesperado, la película dirigida por Peter Jackson que se estrena el próximo jueves 13 de diciembre, fue filmada con una nueva tecnología llamada HFR 3D (imagen de alta frecuencia 3D, por sus siglas en inglés), lo que presupone una mayor calidad visual, más cercana a como funciona el ojo humano. Para que la película pueda ser vista tal como el director la pensó tienen que darse dos situaciones: primero, que el cine cuente con un proyector apto para reproducir el nuevo formato; y segundo, que la distribuidora local (Warner Pictures en este caso) apruebe la sala, que debe contar con ciertos requisitos técnicos, similares en todo el mundo. Aquellos cines que no cumplan con dichas condiciones podrán también proyectar la película, aunque con el formato habitual. En la actualidad hay en la Argentina entre 20 y 25 salas adaptadas para proyectar los 48 cuadros por segundo de El Hobbit, y el resto (unas 270 aproximadamente) podrán hacerlo con los tradicionales 24 cuadros por segundo. ¿Por qué entonces la información publicada ayer por los sitios de varios diarios decía que la película sería exhibida sólo en 25 salas en todo el país?

Según informa la web cinesar gentinos.com, veinte nuevos proyectores aguardan la autorización de la Secretaría de Comercio para ingresar al país. El diario Clarín se hizo eco de la noticia, y tituló “Por trabas, se frustra el estreno de El Hobbit en muchas salas”, mientras que Infobae utilizó a Clarín como fuente, anunciando que “Las trabas a las importaciones amenazan el estreno de El Hobbit”. Por su lado, La Nación publicó que “la película sólo podrá verse en 25 cines, cuando lo normal para un estreno de estas características es que se exhiba en 250 o 300 cines”. Como las tres noticias brindan información parcial y errónea, Warner Pictures se vio obligada a aclarar los tantos de una vez y anunciar que el estreno de El Hobbit se realizará el 13 de diciembre en 290 salas en total de todo el país, de las cuales 137 serán en formato 3D (de ellas serán 20 las que utilicen el nuevo HFR), 103 en salas en el tradicional formato de 35mm doblado al castellano, 50 salas 35mm subtitulada y una sala Imax en 3D.

Aquel que sea bienpensante podrá suponer que se trata de ignorancia: la avanzada del cine digital es bastante difícil de asimilar no sólo para el público, sino también para las cadenas de cine y para el propio periodismo, que no acostumbra aclarar de qué se trata cada cosa y suele meter en una misma bolsa términos como 3D, 2D, 35mm, digital, Imax y (ahora) HFR. Lo cierto es que la tecnología digital y sus proyectores ya están presentes en todo el país, desde las grandes cadenas hasta algunas salas pequeñas, y no sólo sirven para las películas en 3 dimensiones: también son útiles para difundir contenidos alternativos, como recitales y eventos deportivos. Además –en un dato no menor–, el material visual digital no pierde calidad con el paso del tiempo o las sucesivas proyecciones, como sí sucede con los tradicionales rollos de película. El lector puede recordar qué pasaba con sus viejos casetes VHS y qué sucede ahora con los DVD o las películas que ve desde su computadora y podrá entenderlo mejor.

¿Pero qué es HFR? Las frecuencias de fotogramas son el número de imágenes (cuadros) desplegados mediante un proyector en un segundo. La frecuencia estándar vigente en todos los cines a nivel mundial es de 24 cuadros por segundo (fps), mientras que las producciones con formato HFR 3D de 48 fps graban y reproducen imágenes al doble de la frecuencia actual, lo que resulta en una mayor calidad de imagen. Pero este nuevo capricho no es exclusividad de Jackson: James Cameron (el director de Terminator, Titanic y Avatar, entre otras) también anunció que planea utilizar esta tecnología para su próximos proyectos. La versión en HFR de El Hobbit: un viaje inesperado estará disponible únicamente en 3D, pero también será proyectada en los múltiples formatos antes mencionados. Lo cierto es que las salas no son pocas ni se frustra nada por culpa de trabas a la importación: el estreno se adapta y ajusta al cada vez más camaleónico panorama de los cines locales, obligados a amoldarse a una tecnología que avanza mucho más rápido que el negocio y las costumbres de sus espectadores.