CINE › MURIó EL JAPONéS NAGISA OSHIMA, DIRECTOR DE EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS
La violencia y el sexo explícito marcaron su carrera cinematográfica, que supo mostrar las contradicciones de la sociedad japonesa de la posguerra. En su película más famosa abordó la obsesión sexual de una pareja llevada hasta el punto de la castración y la muerte.
El célebre cineasta japonés Nagisa Oshima, autor de El imperio de los sentidos y El imperio de la pasión, y miembro de la “nueva ola” de cine nipón de los años ’50 y ’60, falleció ayer a los 80 años debido a una infección pulmonar provocada por una neumonía en un hospital de Fujisawa, cerca de Tokio.
Representante de una renovación del cine japonés que se alejaba del estilo marcadamente humanista de Akira Kurosawa, Oshima logró a través de sus películas –centradas especialmente en mostrar las contradicciones de la sociedad japonesa de la posguerra, cada vez más confusa y occidentalizada– compararse a la de otros grandes autores de su país como Masahiro Shinoda, Shohei Imamura o Yoshishige Yo-shida. Su último film había sido Gohatto (1999).
Procedente de una familia de inclinación socialista, Oshima nació en Kioto en 1932 y se inició en el cine luego de graduarse en derecho en la universidad de su ciudad natal, cuando fue contratado por el estudio Shochiku, donde pasó rápidamente a dirigir sus propias películas. Concretó su debut con A Town of Love and Hope (1959).
Sexo, crímenes y violencia fueron los temas con los que el cineasta japonés se hizo un hueco en el panorama internacional. Precisamente, Oshima debe su fama a El imperio de los sentidos, en la que abordó la obsesión sexual de una pareja llevada hasta los extremos de la castración y la muerte, y que por su alto contenido sexual fue confiscada en el Festival de Berlín por presunta pornografía. Tanto esa película como El imperio de la pasión, en las que muestra sin contemplaciones imágenes brutales de sexo y muerte, confirmaron a Oshima como representante de la “nueva ola” de cineastas japoneses, aclamado fuera de casa pero enfrentado a la censura en su país.
Sus siguientes títulos, desde la coproducción británico-japonesa Feliz Navidad, Mr. Lawrence (1983), hasta la francesa Max, mon amour (1986), coescrita junto al habitual colaborador de Luis Buñuel Jean-Claude Carrière, no lograron apartar de su cine la imagen del Oshima de los ‘70.
Protagonizada por David Bowie, Ryuichi Sakamoto y Takeshi Kitano, Feliz Navidad, Mr. Lawrence cuenta la historia de un oficial británico prisionero en un campo de concentración japonés, donde se embarca en una serie de relaciones sadomasoquistas.
La primera película que lo llevó a la consideración pública fue The Catch (1961), basada en una novela de Kenzaburo Oe sobre la relación durante la Segunda Guerra Mundial entre los habitantes de un pueblo japonés y un soldado afroamericano capturado. Pero uno de los films más inusuales del cineasta nipón fue Band of Ninja (1967), una adaptación fotográfica del popular manga de Sampei Shirato, Ninja Bugei-cho, una saga del siglo XVI sobre los campesinos oprimidos y un ninja mortal.
En otra de sus obras, Death by Hanging (1968) presenta la historia de una ejecución fallida de un joven coreano acusado de violación y asesinato, en la que Oshima usó técnicas de “distanciamiento” poco realistas, siguiendo los estilos de Brecht o Godard, para analizar las actitudes japonesas de discriminación racial hacia la minoría coreana.
Otros films de Oshima son Boy (1969), basada en un caso real de una familia que obliga a su hijo a involucrarse en accidentes de tránsito para quedarse con las indemnizaciones, y The Ceremony (1971), una visión satírica de las costumbres japonesas, que se evidencia en una escena en la que un casamiento tiene que continuar a pesar de que la novia no está presente.
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