CINE › EL DECALOGO DE KIESLOWSKI, PRESENTADO POR ZAFFARONI EN CANAL 7
No sólo la TV de aire local exhibirá por primera vez la obra mayor del cineasta polaco sino que, además, el juez de la Corte Suprema aportará su mirada, a través de una presentación y una larga reflexión, tras la proyección de cada episodio.
› Por Horacio Bernades
En el día de hoy, un juez de la Corte Suprema debutará como presentador televisivo. Que no cunda el pánico: el programa que Eugenio Raúl Zaffaroni conducirá por la Televisión Pública los sábados a la noche, durante más de dos meses, no lleva por nombre “Juzgando por un sueño” o “Justicia para todos y todas”. Igualmente, el programa en cuestión no deja de ser una sorpresa, ya que el prestigioso jurista presentará todos los sábados a las 22, desde hoy y hasta el 8 de junio, nada menos que El Decálogo de Krzysztof Kieslowski. Una buena noticia por donde se la mire: no sólo se trata de la primera ocasión en que la TV de aire local exhibirá la que está considerada la obra mayor del cineasta polaco sino que, además, Zaffaroni aportará su mirada, a través de una presentación y una larga reflexión, tras la proyección de cada episodio.
El Decálogo es lo último que filmó Kieslowski en su país, antes de mudar cámara y vivienda a París, donde desarrollaría la última parte de su obra. Realizada para la televisión estatal polaca, El Decálogo consta de diez episodios de poco menos de una hora de duración, que el realizador fallecido en 1996 filmó en 1988, emitiéndose por Telewizja Polska al año siguiente. La idea surgió de Krzysztof Piesiewicz, que había escrito para Kieslowski el guión de la notable Sinfín (1985) y sería, del Decálogo en adelante, guionista estable del realizador de la trilogía integrada por Bleu, Blanc y Rouge. Criminólogo de profesión, especializado en derecho de familia, Piesiewicz tuvo una destacada labor como defensor de presos políticos durante el período de aplicación de la ley marcial en su país. Cristiano asumido, la idea del Decálogo se le presentó cuando en el Museo Nacional de Varsovia vio una pintura que describe en diez escenas los pecados contra cada uno de los mandamientos de Moisés.
Kieslowski aceptó la idea, pero reinterpretándola desde una perspectiva algo más agnóstica. “Los diez mandamientos son una de las bases éticas de la sociedad occidental contemporánea”, declaró en su momento el realizador de La doble vida de Verónica. “Todos sabemos de qué tratan y estamos de acuerdo con ellos, pero nadie les hace caso. Yo quería ver cómo funcionan en la sociedad actual.” Poco dado a los significados demasiado evidentes, Kieslowski evitó explicitar a qué mandamiento refiere cada uno de los episodios (que son en realidad films independientes, con algunas interconexiones). En su presentación original, cada episodio está simplemente numerado: Decálogo 1, Decálogo 2 y así sucesivamente. Más tarde, el “uso público” terminó por asignarle a cada uno un mandamiento, transparentando lo que Kieslowski prefería difuminar. El caso más evidente de esta retitulación es el de No matarás, uno de dos episodios que se estrenaron en cines, Argentina incluida, en versiones que el propio realizador extendió a una hora y media de duración (el otro es Una película de amor).
Pero la relación de cada episodio con el mandamiento respectivo tiende a caracterizarse por la ambigüedad. En Decálogo 3, por ejemplo, no está claro si el protagonista (Daniel Olbrichsky, actor icónico de Andrzej Wajda y Krzysztof Zanussi) respeta o viola el mandamiento de santificar las fiestas, y en verdad es posible que haga ambas cosas. En No matarás, el mandamiento puede interpretarse no sólo en relación con el joven que asesina sin motivo a un taxista, sino también con la consiguiente aplicación de la pena de muerte (lo cual explicita, a la vez, el sustrato político de la serie, teniendo en cuenta que en ese momento en Polonia regía esa pena). Algo semejante sucede en Decálogo 7, que corresponde a No robarás. ¿Quién viola allí el mandato, la madre soltera que secuestra a su hija, o la abuela, que se apropió previamente de la nieta? “Kieslowski problematiza la norma ética”, sostiene el doctor Zaffaroni, en diálogo con Página/12. “Complejiza el sentido de la norma, plantea preguntas.”
“¿El mandato debe tomarse en sentido literal o ponerse en contexto?”, repregunta Zaffaroni, cuya especialidad es, como se sabe, la criminología, materia que enseña en la Universidad Nacional de San Martín, institución que coproduce este proyecto. “Si la protagonista del Decálogo 7 cumple con la letra del mandato, en verdad está traicionando su sentido último, ya que previamente su hija fue apropiada por la abuela. En Decálogo 5 (No matarás) lo que se pone en cuestión es la relación entre ley y justicia. Si la ley se cumple mediante la pena de muerte, ¿es justa acaso?” Otro caso éticamente complicado presenta el Decálogo 8, que refiere al mandamiento sobre el falso testimonio. Durante la ocupación alemana, un matrimonio católico “entregó” a una niña judía que había sido puesta bajo su protección, presuntamente por negarse a mentir una falsa condición de padres. Pero la razón resulta ser otra muy distinta. “Allí, Kieslowski se pregunta por el verdadero sentido de la norma”, dice Zaffaroni, quien subraya el subtexto político del Decálogo, filmado poco antes de la caída del Muro. “Todas las historias tienen por protagonistas a los vecinos de un conjunto de monoblocks construido bajo el socialismo. La insistencia le da al edificio una condición emblemática.”
En el autor de la Trilogía de los colores, Zaffaroni ve, sobre todo, a “alguien interesado en plantear cuestiones filosóficas desde un formato cinematográfico”. Y explica: “En El Decálogo, Kieslowski se pregunta por el tiempo, la vida, la muerte, la existencia, el límite metafísico. El desafío de estas emisiones es el de poder hablar de todas estas cuestiones del modo más simple y claro que sea posible”. Cerca de él, Martín Bonavetti, director general de la Televisión Pública, se muestra convencido de que “se trata de la clase de emprendimiento que demuestra que en televisión se pueden tratar temas densos sin ser denso”. A su turno, Fernando Martín Peña –coconductor del ciclo Filmoteca, que se emite de lunes a viernes en trasnoche, y hombre de confianza de la dirección del canal en materia cinematográfica– pone la idea de este ciclo en línea con la etapa final de Roberto Rossellini. “En los años ’60 y ’70, el realizador de Roma, ciudad abierta se propuso hacer de la televisión un vehículo de conocimiento, emprendiendo una larga serie de producciones dedicadas a personajes y momentos históricos”, especifica Peña. Palabras como “pedagogía” y “didáctica” parecen no asustar a Zaffaroni, Bonavetti y Peña a la hora de presentar un proyecto cuya singularidad está fuera de discusión.
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