CINE › TRES PELICULAS EN LA SEGUNDA JORNADA DE LA COMPETENCIA INTERNACIONAL
La sueca Call Girl se mete en el mundo de la prostitución, la italiana Su Re en el de la fe y la uruguaya Tanta agua en unos anegados baños termales. Diferentes postales de lo que puede verse en estos días en la selección oficial del Festival.
› Por Diego Brodersen
Prostitución, lluvia y el origen del cristianismo. Todo eso y mucho más en la segunda jornada de exhibiciones de la Competencia Internacional del 15° Bafici, ahora trasplantado al más recoleto de los barrios porteños. En el día de ayer fueron presentados tres largometrajes de diversos orígenes, pretensiones y alcances. De Suecia (en coproducción con Noruega, Finlandia e Irlanda), Call Girl se anticipa no sólo como el film más largo en la selección (140 minutos), sino como el más cercano a cierta idea de cine industrial. Lo cual no es algo necesariamente malo. El debut como realizador de Mikael Marcimain, experimentado realizador de series de televisión en su país natal, propone en su relato una cruza entre el thriller político y el drama íntimo, con resultados dispares. Haciendo gala de una fotografía pulida y lustrosa, en amplio formato ancho 2.35, Call Girl retrata en una de sus líneas narrativas la vida de su heroína, Iris (la debutante Sofia Karemyr), una chica de catorce años con serios problemas de conducta que deja pasar sus días en un centro correccional de línea liberal. El trasfondo es la Suecia de finales de los ’70, pocos meses antes de las elecciones presidenciales y durante el reinado musical de los Bee Gees y, por supuesto, de los suequísimos ABBA.
El film también se estructura en base a la pesquisa policial que lleva adelante un par de investigadores, enfrascados en desenredar el ovillo de una compleja red de prostitución de alto nivel que, previsiblemente, llega hasta los más encumbrados círculos del poder político. El espectador estará en lo cierto si adivina que Iris cae rápidamente en la trampa de los proxenetas, cegada ante el reflejo de los oropeles del dinero fácil, aprisionada en un submundo del cual no resulta nada fácil escapar. Call Girl recuerda por momentos a Zodíaco, de David Fincher, y a otros films recientes de alambicada estructura con alguna investigación en su centro. Se trata de una de esas producciones de precisa factura técnica y ritmo sostenido, pero al cabo de una hora de proyección es difícil no ver los mecanismos detrás de la fachada y la película yerra cuando pretende ser más de lo que es: no hay aquí, más allá de la declamación en algunas escenas, ninguna iluminación sobre la sociedad sueca y la supuesta podredumbre detrás de su reluciente superficie de progresismo infinito. La actriz Pernilla August –famosa internacionalmente por su papel de madre de Anakin Skywalker en la saga galáctica de George Lucas– se destaca como una madama de alcurnia, conjugando la ternura y la crueldad más profunda en una misma escena.
Retrocediendo mil novecientos y pico de años, la historia de Cristo vuelve a plasmarse en pantalla en la italiana Su Re, segundo largo de Giovanni Columbu, que tiene como productor asociado a Nanni Moretti (lo cual demuestra que hasta el más ateo puede apostarle unas fichas al bueno de Jesús). Más cerca del Rey de Reyes materialista de Pasolini que de las estampitas de De Mille o Zeffirelli, Su Re se centra en la Pasión y narra de manera no cronológica los hechos que llevaron a la crucifixión de Cristo, basándose en los cuatro evangelios de manera relativamente literal. La novedad del film de Columbu descansa no tanto en su apuesta formal, sino en el corrimiento de ciertos estándares físicos y geográficos. Lejos del Jesucristo canónico instalado por la iconografía medieval, el hijo de Dios está interpretado por un actor algo gordito, cuyos ojos semejan los de un perro bulldog. Que el reparto en su totalidad hable el dialecto sardo es otra de las particularidades del film, presentado hace un par de meses en el Festival de Rotterdam.
Rodada en locaciones reales de Cerdeña, con actores no profesionales hablando en su propio idioma, Su Re parece así recuperar algunos de los vectores fundantes del neorrealismo, aunque en su desfile incesante de tipos físicos –de muy particular fisonomía– se evidencia, fundamentalmente, la influencia de Pasolini. Candidata cantada al premio a Mejor Fotografía (los títulos acreditan cinco camarógrafos), en su búsqueda del claroscuro perfecto el film parece por momentos una pintura en movimiento. Pero más allá de su belleza plástica indiscutible, ayudada por los paisajes y la elección de locaciones, Su Re es vencida más temprano que tarde por el peso de su propia búsqueda estética. Una apuesta interesante que termina inventándose su propio academicismo de bolsillo.
Otra candidata a llevarse uno de los premios no oficiales, en este caso el del público, es la uruguaya Tanta agua, la ópera prima a cuatro manos de Ana Guevara Pose y Leticia Jorge Romero que desembarca en el Bafici luego de su paso por la reciente Berlinale. Uno de esos films audience-friendly que, sin provocar desbordes de su contenido emocional, intenta tocar al espectador en el corazón. La historia del film, que ornamenta sus títulos de cierre con un par de docenas de logos internacionales (se trata de una coproducción con Alemania, Holanda y México), es la de Alberto, un padre separado, y las vacaciones que se toma con sus hijos: Federico, un chico de unos 11 años, y Lucía, una púber de 14. El lugar elegido para vacacionar es un hotel termal cerca de Salto, en el noroeste uruguayo, durante la peor semana posible: a poco de llegar, el trío descubre que su estadía va a estar marcada por la más interminable de las lluvias. También por el tedio, la irritabilidad y los conflictos, que no tardarán en salir a la superficie. Un embole, dirían los chicos, si estuvieran de este lado del Río de la Plata.
Haciendo gala de ese humor con sordina que, a esta altura, se ha transformado en una marca registrada de cierto cine uruguayo, Tanta agua no puede evitar (tal vez no haya sido esa la intención) cierta apariencia de cosa ya vista, tanto en forma como en fondo. Pero si su fuerte no es la originalidad, Tanta agua navega esas corrientes familiares con soltura y una bienvenida falta de gravedad. Particularmente en la segunda mitad del metraje, cuando la película define que la protagonista es Lucía y se concentra en sus primeros escarceos románticos, con la rebeldía adolescente a la vuelta de la esquina, pero un lógico miedo a abandonar la protección de los mayores. Con el largometraje de Ana Guevara Pose y Leticia Jorge Romero, la competencia internacional del Bafici sigue sumando historias de niños y adolescentes y su relación con el mundo adulto, en lo que parece conformar una suerte de transparente leitmotiv de su programación.
* Call Girl se exhibe hoy a las 16 en el Village Caballito 7; el lunes 15, a las 17.45, en ArteMultiplex 3, y el sábado 20, a las 22.40, en el Village Caballito 4.
* Su Re se exhibe mañana a las 20.35 en el ArteMultiplex 3 y el martes 16, a las 15.20, en el Village Caballito 4.
* Tanta agua se exhibe mañana a las 15.30 en el Village Recoleta 4 y el martes 16, a las 17.10, en el Village Recoleta 3.
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