Mié 08.05.2013
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CINE › SE PROYECTó EL DOCUMENTAL ESPAñOL ¿Y SI Tú SOS VOS?

Identidad y amor restituidos

La historia de Carla Rutila Artés, apropiada por el represor Eduardo Ruffo, le sirve al realizador vasco Karlos Trijueque y al guionista uruguayo Danilo Albin para graficar el régimen sistemático de robo de bebés durante la dictadura militar argentina.

› Por Facundo Gari

“Todos creemos saber quiénes somos, ¿pero qué pasaría si descubriéramos que es mentira?” Podría ser la promo de un hipnótico thriller existencial, pero no. Quien hubiese eludido la sinopsis del documental español ¿Y si tú sos vos? lo ignoraría hasta unos minutos de proyección más adelante, pero la base de esa pregunta es un caso real que sirve de puente transatlántico para conectar con los hijos de desaparecidos que vivirían en Europa, creyéndose de una sangre distinta de la de sus venas. Presentado el lunes por la noche en el Centro Cultural de la Cooperación, el audiovisual se centra en las vivencias de Carla Rutila Artés, que era nomás una beba cuando fue secuestrada en Bolivia –donde su padre fue asesinado– y que fue luego trasladada junto a su madre al centro clandestino Automotores Orletti, en Floresta. El represor Eduardo Ruffo, partícipe de la muerte de Graciela Rutila Artés, tomó a Carla por hija. La sometió a maltratos físicos y psicológicos. Nueve años más tarde, su abuela biológica le restituiría a la niña la identidad, pero con Ruffo en libertad –por la ley de obediencia debida– optaría por exiliarse en democracia junto a su nieta en España. Carla volvería a la Argentina veintincinco años después, a declarar en el juicio por crímenes de lesa humanidad en esa base vernácula del Plan Cóndor.

Graficar el régimen sistemático de robo de bebés durante la dictadura militar argentina es primordial en este documental dirigido por el realizador vasco Karlos Trijueque y escrito por el periodista uruguayo radicado en España Danilo Albin. Y eso es porque fue originalmente pensado para difundir en el Viejo Mundo, donde además de un fin informativo y cultural cumpliría uno “promocional”: sus 54 minutos instan a los dudosos sobre su identidad a contactarse con organismos de derechos humanos de Madrid, como el brazo de HIJOS en esa ciudad o la Red Argentino Europea por el Derecho a la Identidad, “apéndice” de Abuelas de Plaza de Mayo. Tal es así que algunos testimonios aportan tips para considerarse, justamente, “dudoso”: desde la conciencia de diferencias físicas con respecto a los presuntos progenitores a la más introspectiva sensación de desarraigo familiar. Y de ahí que el film –producido por la firma Irudimen en colaboración con la Casa Argentina de Madrid– no se rasgue las vestiduras por un debate social a nivel local proclamado, pero aún pendiente de profundidad: el concerniente a las responsabilidades civiles, así como a los fines políticos y económicos, que persiguiera el genocidio perpetrado entre 1976 y 1983. Aunque no lo ahonde por elección temática, ¿Y si tú sos vos? lo desliza al mencionar complicidades empresariales (en particular, de Mercedes Benz y Ford) y de la institución católica.

De movida, entonces, la pregunta estilo thriller. Contexto: relato de tonada ceceante con material de archivo, como declaraciones “inescrupulosas” del dictador Jorge Rafael Videla y publicidades televisivas de un gobierno de facto que pedía nacionalismo mientras privatizaba. Estela de Carlotto explica básicamente qué es un centro clandestino de detención y cómo son raptados los niños de las víctimas durante la dictadura, accionar “único en América latina”. Salto al caso de Carla: militancia y persecución de sus padres, parangón con las vivencias de Paula Logares –nieta recuperada que estrenó en 1987 las pruebas de ADN– y aporte de Nicolás Biedma –hijo de Patricio, argentino con militancia en Chile también detenido en Orletti, y cuyo caso es uno de los que esgrimió Baltasar Garzón para lograr la cárcel de Augusto Pinochet–. Para el final feliz, Nicolás y Carla son ahora matrimonio. Pero antes de eso, sobre su apropiación, ella relata: “Quedé en manos de Ruffo y su mujer, Amanda Cordero. Cuando llegué, ya tenían a Alejandro, que era chiquito, tenía una o dos semanas, y no se sabe si es otro hijo de secuestrados. A mí me llamaron Gina Amanda Ruffo. A partir de ahí viví con ellos”. En un pasaje posterior, Friele reseña que las víctimas adjetivaban a Ruffo como “ser tenebroso, malvado, sádico”. Carla vive con ese muñeco nueve años: tolera “maltratos psicológicos”, golpes de cinturón y palos de escoba, y empujones por las escaleras. Hasta que su abuela, Sacha, la encuentra. Premonitoriamente, la niña la ve por TV. Es fuerte escucharla, ya de grande, contar lo que sigue: “Aparece mi abuela en la tele con el pañuelo y una foto de mi mamá y otra mía. Le pregunto a Ruffo qué hace esa mujer con mi foto. Me da una soberana paliza. Por contestación me dice que es una vieja bruja que me busca para sacarme la sangre”. El torturador es finalmente detenido y la abuela busca a Carla en un juzgado. “Cuando ella me rodea en brazos, restituyo, además de mi nombre y mi historia, el amor que me habían robado por años y que ella había ido guardando.”

Al finalizar la proyección se produjo un breve pero acogedor intercambio entre la concurrencia –entre quienes estaban Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y el periodista e hijo de madre desaparecida Camilo García– y un panel conformado por Albin, Rutila Artés, Biedma y Bibiana Degli, representante de la Casa Argentina en Madrid. Allí el guionista contó que el material está en proceso de doblaje al inglés, “para tener mayor alcance”. Ante la consulta de por qué se había interesado por esta parte de la historia argentina, respondió: “Trabajo en derechos humanos como periodista y siempre tuve una relación muy cercana al ámbito histórico de la Argentina. Un día le comenté al director de la película, casi como una curiosidad: ‘Fijate la barbaridad que ocurrió en la Argentina y encima esos hijos de desaparecidos pueden estar acá sin que tengamos idea... Podemos estar siendo cómplices de una mentira, porque no estamos haciendo nada por ellos’. En España hay muchos jóvenes argentinos, así que estaba bueno contribuir”.

Unas señoras del público aportaron el contrapunto –que curiosamente el film adeuda– con respecto al franquismo. Albin antepuso que la Argentina está “a años luz, tanto en militancia por la recuperación de los niños como en materia de Justicia”. “España es una vergüenza: los franquistas están en la calle, en algunos casos dando lecciones de democracia”, comparó. Un hombre consultó si el documental sería proyectado nuevamente en Buenos Aires. García levantó el guante: “Hay un festival de criterio medio snob y tilingo para seleccionar películas que no admitió este documental”. Entre los murmullos se oyeron “Bafici”, “Macri” y hasta “Borda”. Albin cerró: “En la Argentina se ha avanzado muchísimo, pero aún quedan herederos del régimen, y algunos están muy cerca. En ese sentido, es un orgullo que no nos hayan elegido”.

* Danilo Albin presentará hoy el libro En el nombre de sus sueños, escrito junto a Tatiana Sfiligoy, sobre historias de hijos de desaparecidos. Será a las 19 en el stand de Ediciones Fabro, en la Feria del Libro.

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