Dom 01.09.2013
espectaculos

CINE › NOTABLES DOCUMENTALES EN EL CICLO PRIMER PLANO

Misteriosos procesos creativos

El ciclo de I.Sat emitirá dos de los documentales más recientes de Andrés Di Tella, Máquina de sueños y El ojo en el cielo. También se verán La chica del sur, de José Luis García; Nostalgia de la luz, del chileno Patricio Guzmán; y Polluting Paradise, de Fatih Akin.

› Por Horacio Bernades

“Me interesan los procesos creativos porque hacen parte de la experiencia humana, más allá del arte”, dice Andrés Di Tella en relación con sus dos documentales más recientes, Máquina de sueños y El ojo en el cielo. El canal I.Sat los emitirá a lo largo de este mes en su ciclo Primer Plano, que da comienzo hoy. El primero de ellos pudo verse en el último Bafici. Con el segundo sucede algo nada frecuente: su exhibición televisiva, que tendrá lugar el último domingo de septiembre, representará su estreno absoluto, no sólo en la pantalla chica sino en cualquier medio. “Tal como la veo, la tarea del artista sería la de meterse en problemas y tratar de resolverlos: ése es el proceso creativo”, agrega Di Tella en relación con este dueto fílmico, filmado también a dúo. Detrás de cámara lo acompaña Darío Schvarzstein, quien tras ser su asistente pasó ahora a la silla de codirector. “La vida de cualquier persona tiene que ver con lo mismo con que lidia un artista: enfrentar y resolver problemas”, completa el realizador de La TV y yo y Hachazos, sin duda uno de los máximos creadores del rubro en nuestro país.

El ciclo, que tal como informó oportunamente Página/12 se mudó de los miércoles a los domingos (en septiembre va a las 22.30, con repeticiones los viernes a la 1 de la madrugada), se completa no precisamente con material de relleno. Tras la apertura, hoy, con Máquina de sueños, el domingo 8 será el turno de otra consagrada en el Bafici: La chica del sur, de José Luis García, realizador de la extraordinaria Cándido López– Los campos de batalla (2005). Ganadora de una mención especial del jurado y del premio del público en la edición 2012 de ese festival, La chica del sur llega al cable tras su paso por la cartelera del Malba, de febrero a junio de este año. El domingo 15, otra favorita de festivales del mundo entero y una obra maestra absoluta: Nostalgia de la luz, último opus a la fecha del chileno Patricio Guzmán, uno de los grandes documentalistas del continente. El 22 es día de otro estreno, y de otro nombre de gran resonancia. Se verá Polluting Paradise, que el cineasta hamburgués de origen turco Fatih Akin (realizador de Contra la pared y Al otro lado) filmó el año pasado en tierra de sus mayores. Cierra el ciclo El ojo en el cielo, que Di Tella y Schvarzstein terminan de montar y sonorizar a marcha forzada por estos días.

Máquina de sueños y El ojo en el cielo relevan el proceso de creación artística en manos de un grupo de artistas plásticos mexicanos, la primera, y de colegas argentinos, la segunda de ellas. En ningún caso se trata de arte académico, por cierto. Frente a cámara, el mexicano Pedro Reyes inventa la figura de espectactor (espectador-actor), prueba las distintas aplicaciones posibles de una silla plegable de su creación, ensaya la manteada pública de un muñeco que llevará las facciones del presidente de la Nación y critica la naturalización de la violencia en su país, reconvirtiendo restos de armas oxidadas en instrumentos musicales. Convencida de que “la ley es de quien la compra”, su colega Minerva Cuevas reparte, en pleno Zócalo del DF, banderas blancas, verdes y rojas en las que se lee “Para qué infierno si tenemos la patria”, afirmación digna de una película de Ripstein. En la intimidad del hogar, Minerva explica cómo cambiarles los códigos de barras a los artículos del supermercado, cuestión de joderles la vida a las grandes cadenas. Carlos Amorales, finalmente, se reconoce ferviente partidario del anarquismo creativo, mientras arma una historieta compuesta exclusivamente de fotos de muertos por el narcotráfico, con globitos ocupados por ideogramas cuya posible traducción se halla sólo en su cabeza.

Los protagonistas de El ojo en el cielo son, a su turno, los artistas plásticos locales Tomás Saraceno, Nicolás Goldberg y Guillermo Faivovich. Saraceno investiga desde hace años las telarañas. Lo hace en función de proyectos artísticos como el de armar una gigantesca red, para que la gente trepe por los techos de un museo alemán, sintiendo cómo cada paso que da afecta a los demás. Trabajando en colaboración, Goldberg y Faivovich también investigan. En su caso, los meteoritos que cayeron hace miles de años en Campo del Cielo, provincia del Chaco. La película registra paso a paso el demencial proyecto de trasladar uno de los meteoritos más grandes del planeta desde esa provincia argentina hasta la muestra de arte Documenta, que se celebra todos los años en Ka-ssel, Alemania. Confirmando una consumación estilística cada vez más notoria por parte de Di Tella, ambas películas están filmadas y, sobre todo, montadas, de modo rapsódico, sin hacer la más mínima concesión a la linealidad narrativa. Que es lo que el proyecto imponía: sendos lujitos para la televisión argentina.

El resto del ciclo no le va en zaga. Como Cándido López– Los campos de batalla, lo que documenta La chica del sur es la historia de un fracaso: el de su realizador, en relación con el objeto de su fascinación. En aquélla, José Luis García salía en busca de la elusiva figura del fabuloso pintor del título, que en el siglo XIX combatió en la Guerra del Paraguay. Aquí lo hace tras los pasos de una militante por la unidad de las dos Coreas, a quien conoce en Corea del Norte durante un festival para la juventud auspiciado por la URSS, meses antes de la caída del Muro. Veinte años más tarde el realizador logra encontrarse finalmente con ella, comprendiendo que si algo los une es una distancia infranqueable. En Nostalgia de la luz, Patricio Guzmán viaja al desierto de Atacama, en el límite norte de su país, atraído por la cualidad única de la zona, donde el aire es tan cristalino que el cielo puede avistarse como en ningún otro punto del planeta. Pero algo totalmente diverso puede avistarse también allí: los restos óseos de los prisioneros del mayor campo de concentración del pinochetismo, que funcionó en esa zona. De modo asombroso, Guzmán logra hacer vaivén entre lo astronómico, lo universal, lo lírico y metafísico, y el horror más terrenal, político y humano. En Polluting Paradise, Fatih Akin da testimonio de una catástrofe ambiental enteramente producida por el hombre: la conversión de la aldea turca de Camburnu, límpida tierra de sus mayores, en un gigantesco basurero a cielo abierto, por decisión de las autoridades locales.

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