CINE › EL NUEVO FILM DEL DIRECTOR INGLES
The Queen retrata “la tumultuosa semana posterior a la muerte de la princesa Diana”.
› Por Ferran Bono *
“¿Cómo podía negarme a hacer algo así?”, se preguntó retóricamente Stephen Frears mientras apuntaba una sonrisa burlona. “La reina Isabel II ha estado más presente en mi vida que mi madre, y forma parte de mi subconsciente”, responde entre risas el cineasta británico, nacido en Leicester en 1941. Habla de su nueva película, The Queen, actualmente en posproducción, que trata sobre las relaciones entre la reina Isabel II y Tony Blair “en la tumultuosa semana posterior a la muerte de la princesa Diana”. “Es principalmente un entretenimiento, donde se baila y se canta. Y también es una película muy sobria sobre la Constitución inglesa”, agrega en un tono impreciso, entre irónico y serio.
En una visita a Valencia con motivo del ciclo y homenaje que le dedicó el festival Cinema Jove, Frears evita entrar en más detalles sobre su última película, interpretada por Hellen Mirren (Isabel II), Michael Sheen (Tony Blair) y James Cromwell (príncipe Felipe de Edimburgo). Asegura que no es su film “más político, pero sí es el que contiene más políticos”.
No en vano la filmografía del realizador de Mrs. Henderson presenta tiene un marcado carácter político, sobre todo en su visión de la realidad social de su país. “En Inglaterra hago películas sobre una sociedad y una vida que conozco bien. Son temas que forman parte de mi corazón. En Estados Unidos es como estar en vacaciones. He hecho películas más escapistas, pero siempre las que quise hacer. Nunca me movió un interés por el dinero. Alta fidelidad, por ejemplo, es una novela inglesa. Y Los estafadores me pareció una historia muy interesante... Pero no conozco bien la sociedad americana. Hice un western porque pasé toda mi vida viendo westerns. Eso sí, la forma es más importante en EE.UU.”
Todas sus películas son de algún modo “políticas”, comenta Frears, mientras con un gesto cómplice pide unas pitadas del cigarrillo de su interlocutor. Como política es la última película de su compatriota Ken Loach sobre la independencia de Irlanda, The wind that shakes the barley, Palma de Oro de Cannes y objeto de virulentas críticas por parte de reaccionarios medios ingleses que la califican de antipatriótica. Frears elogia a Loach, que también se formó en la televisión de los ’60 y ’70 como él, y expresa su esperanza de que la polémica sirva al menos para popularizar al cineasta entre los británicos, que desconocen su obra. Lo dice con una cierta socarronería, actitud que impregna buena parte de su conversación y que parece un recurso para orillar su timidez y despojar de trascendencia sus palabras. Sin embargo, películas como Ropa limpia, negocios sucios o Sammy o Rosie van a la cama, donde se plantean cuestiones sobre la homosexualidad o las tensiones raciales y de la multiculturalidad, influyeron sobre toda una generación de cineastas y cinéfilos, que creció viendo sus films. El director de Las relaciones peligrosas protestó un poco ante esa observación y recordó que él es un tipo muy joven. “Crecí viendo películas americanas y europeas. Al final, quizá todo se resuma en una línea directa que pasa por Fellini o Renoir. En cualquier caso, es una carga pesada pensar en la influencia que se puede tener”, razona el realizador, padre de cuatro hijos.
Sobre él influyeron muchos, tanto los cineastas del free cinema inglés –con especial mención a Karel Reisz– como los clásicos americanos. También edificó su obra sobre el fundamento literario que le proporcionaron escritores como Nick Hornby –con quien también comparte su afición por el Arsenal “y por Cesc Fábregas”, Choderlos de Laclos, Roddy Doyle o Hanif Kureishi. Este, además, es un “escritor maravilloso que cambió mi vida: Cuando el escritor llamó a mi puerta, yo era un imperialista blanco y me abrió los ojos al mundo”, dice, aludiendo al mundo de los inmigrantes y de las minorías en su país reflejadas en varios de sus títulos.
“No fui educado para ser un autor. Por eso siempre me apoyé mucho en la gente que tengo a mi alrededor y a la que admiro mucho”, dice Frears. De hecho, si no volvió a trabajar en Hollywood desde Alta fidelidad es porque no le propusieron ningún guión interesante. “Es una pena porque a mi mujer le encantaría y así la sacaría y saldría un poco. Pero como no escribo, dependo de lo que leo, de lo que cae en mis manos”, indica. En sus manos cayó un proyecto sobre la ascensión de Tony Blair al liderazgo del Partido Laborista y el resultado fue una película para TV, The deal. En The Queen vuelve a enfrentarse con Blair, por quien, advierte, no siente mucha simpatía. Cuando el film se estrene se verá hasta qué punto.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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