Sábado, 16 de noviembre de 2013 | Hoy
CINE › EMPIEZA HOY LA 28ª EDICION DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA
Hasta el domingo 24, se proyectarán alrededor de cuatrocientas películas, entre largos, medios y cortos. Las competencias oficiales prometen ser sólidas y en las paralelas parece haber mucho material para descubrir.
Por Horacio Bernades
Un vistazo a la programación de la edición de este año del Festival de Mar del Plata, que comienza hoy y se extiende hasta el domingo 24, tiende a confirmar la línea de definición, consolidación y homogeneización que el evento viene mostrando en los últimos años. Con un volumen de alrededor de cuatrocientas películas (entre largos, medios y cortos), las competencias oficiales lucen sólidas, en las paralelas parece haber mucho material para descubrir, hay retrospectivas oportunísimas y se le da al cine argentino y latinoamericano el lugar que corresponde. Gracias al trabajo criterioso de un equipo de programadores que parecería ganar cada vez más espacio dentro de la estructura del evento, esta 28ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata apunta a ser la fiesta cinéfila que debe, y no el cachivache desorientado que durante demasiado tiempo fue.
Organizado como siempre por el Incaa, el gobierno de la provincia de Buenos Aires y la intendencia de General Pueyrredón, con entradas a precios supereconómicos y manteniendo las sedes ya tradicionales (del Auditorium al Colón, pasando por las multisalas del Ambassador y los cines del Paseo y Cinema), el festival presenta una estructura de programación semejante a la de las últimas ediciones. Lo cual es signo de afirmación. De las tres competencias oficiales, la Internacional deja ver dos avances netos. Ya no se recurre, como en ediciones previas, al facilismo de los nombres superconsagrados o a las viejas glorias en decadencia. Se apuesta por realizadores y films tal vez no tan conocidos, que estimulan la sana curiosidad cinéfila.
Revirtiendo las metidas de pata de ediciones previas, en las que el cine latinoamericano aparecía desplazado de los primeros planos, esta versión 2013 cede media Competencia Internacional a films producidos en la región. Fantasmas de la ruta, de ese superclásico marplatense que es el quilmeño José Celestino Campusano, y La laguna, ópera prima de Gastón Bottaro y Luciano Juncos, son las representantes argentinas en la sección. En Fantasmas de la ruta Campusano levanta la apuesta al máximo, entregando un corte de nada menos que 210 minutos, poblado como de costumbre por motoqueros y atravesado por heridas del cuerpo social. Las restantes películas de la región en Competencia Internacional son la venezolana Pelo malo, que viene de ganar la Concha de Oro en San Sebastián, la coproducción mexicana-boliviana Yvy maraey - Tierra sin mal, la chilena Las analfabetas (que tiene a su cargo la función de apertura, hoy a la noche en el Auditorium), la mexicana Club Sándwich (tal vez el mejor film de Fernando Eimbcke, realizador de Temporada de patos y Lake Tahoe) y la mexicana-española La jaula de oro.
Los nombres con mayores antecedentes de la Internacional son los de los representantes estadounidenses: el indie veterano Alexandre Rockwell (el de In the Soup, que trae su reciente Little Feet) y el neoindie Joe Swanberg (el de Nights and Weekends, que viene con Drinking Buddies). Se recomienda no perder la española La herida, magnífica ópera prima de Fernando Franco, y la griega The Eternal Return of Antonis Paraskevas, que el compañero Luciano Monteagudo destacó unos días atrás en Página/12, en ocasión de su estreno mundial en el Festival de Tesalónica.
Teniendo en cuenta que, junto con la argentina, las cinematografías chilena y mexicana son hoy en día las más fuertes de la región, suena lógico que nueve de las catorce participantes de la Competencia Latinoamericana tengan esos orígenes. Entre las argentinas cabe mencionar el regreso de Eduardo Milewicz (La vida según Muriel, Sami y yo), con El amor a veces y su problemático triángulo amoroso: mamá-novio-hija adolescente. Las otras tres son debuts: Choele, de Juan Pablo Sasiaín, correalizador de la notable La Tigra, Chaco; El grillo, primer film de ficción de Matías Herrera Córdoba, autor del riguroso documental Criada, y Tiro de gracia, donde Nicolás Lidijover cruza, de modo explosivo, policial duro y cine social.
Las trece integrantes de la Competencia Argentina presentan la diversidad habitual: ficciones y documentales, cine de género y minimalismo expresivo, relatos de iniciación (varios), cine político y algún ensayo al borde del experimentalismo. Los nombres con más antecedentes son los de Verónica Chen (Vagón fumador, Agua), que trae de San Sebastián Mujer conejo; Baltazar Tokman, que después de Tiempo muerto (2010) y Planetario (2011) presenta su nuevo documental, I am MAD, y Marcos Pastor, que luego de la premiada Rastrojero, utopías de la Argentina potencia (2009), emprende, en 7 Salamancas, un viaje hacia los más ancestrales rituales latinoamericanos.
Por fuera de las competencias, el cine argentino y el latinoamericano cuentan con sendos Panoramas, integrados por doce y quince películas. En el Panorama Argentino parecen dignos de seguir los documentales Atolondrados (sobre el escritor Washington Cucurto), Margarita no es una flor (sobre la masacre de Margarita Belén, en tiempos de dictadura) y Mika, mi guerra de España, sobre una argentina que llegó a ser, durante la Guerra Civil Española, la única mujer con el grado de capitana. El film tucumano Los dueños viene de presentarse, con las mejores referencias, en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, mientras que Lumpen, que pone el dedo a fondo en la llaga social, representa el debut en la dirección de Luis Ziembrowski.
Cinco films de la Competencia Latinoamericana refieren al pasado y presente político de la región: la mexicana Palabras mágicas para romper un encantamiento y la venezolana Princesas rojas abordan el sandinismo; la chilena Pena de muerte, el pinochetismo; A memória que me contan, de la veterana Lucía Murat, la guerrilla brasileña, y la venezolana El regreso, la impunidad de los paramilitares colombianos. Para ir cerrando con el cine hablado en castellano, ocho largos y una equivalente cantidad de cortos y mediometrajes locales integran la sección Ventana Documental, mientras que Las Venas Abiertas de América Latina vuelve a hacerle lugar al cine más sangriento, gore y trash que se produce al sur del río Grande.
Del resto de la programación no puede dejar de destacarse la sección Autores, que haciendo honor a su nombre presenta lo nuevo de Ettore Scola (el homenaje a Fellini Che stranno chiamarsi Federico), Philippe Garrel, Claude Lanzmann (El último de los injustos, vista el mes pasado en el DocBsAs), Kim Ki-duk (la más que revulsiva Moebius), Jia Zhangke (el film de gangsters chinos A Touch of Sin), Frederick Wiseman, Hong Sang-soo, Andrzej Wajda (Walesa, Man of Hope), Claire Denis, Alain Guiraudie y Xavier Dolan, entre otros y otras.
La sección Portugal Alterado: Las Ultimas Películas toma la posta de España Alterada, presentada en la edición pasada, desplegando, aquí y ahora, lo mejor del futuro cinematográfico del país de Manoel de Oliveira. De allí en más, tributos, homenajes y retrospectivas a lo loco, con secciones dedicadas al coreano Bong Joon-ho, el estadounidense John Landis y el octogenario Pierre Etaix (con presencia en vivo de los tres), y además un trío fílmico del período británico de don Alfred Hitchcock, una selección de lo mejor del húngaro Miklós Jancsó, siete –obras maestras–siete de Roberto Rossellini y media docena de perlas (incluyendo algunas de Buñuel y el Indio Fernández), que ese artista de la imagen llamado Gabriel Figueroa hizo brillar aún más.
Hay lugar además para las películas más importantes del español Juan Antonio Bardem, la obra completa de Jorge Cedrón, presentada por su hija Lucía, y quince (15) clásicos argentinos recuperados por la filmoteca de Incaa TV. “Peliculitas” tan poco relevantes como Safo, La muchachada de a bordo, Historia del 900, No abras nunca esa puerta, Los árboles mueren de pie, La dama duende... Y todavía faltan mencionar los encuentros públicos, las charlas magistrales y mesas redondas, los seminarios, las presentaciones de libros... En fin: de todo habrá para hacer durante estos nueve días en Mar del Plata, salvo ir a la playa y tirarse al mar.
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