Dom 02.02.2014
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CINE › UN DOCUMENTAL CUENTA LA HISTORIA DEL CAFE DE SEINFELD

Un crisol bien neoyorquino

A Documentary about Everything narra la historia de Tom’s Restaurant, donde, en la ficción, se reunían Jerry Seinfeld y sus amigos. Los actores no participaron del film, que está centrado en las anécdotas de hechos que sucedieron realmente allí.

› Por Leonardo Ferri

Ser lo único en la vida que se pareció a la vieja o mirar desde adentro a una mujer que parece buscar su reflejo en el vidrio. El tango de Enrique Santos Discépolo y el folk pop dulce de Suzanne Vega tienen algo en común: el café, ese lugar de encuentro que reúne una cantidad de propiedades no explicitadas en ninguna descripción técnica, sino más bien en esas historias y emociones que de manera instantánea remiten al lugar donde ocurrieron. El puñado de amigos, el ritual de pedir “lo de siempre” y que el código sea interpretado, aquel rincón preferido que a veces es usurpado por algún extraño atrevido y –ante todo– las personas, conforman el espíritu de un lugar que sin ellos no sería más que un negocio. El café no es el café, sino su gente, y tiene algo que no sólo fue puesto en canciones, sino en series como Friends, Cheers y –por supuesto– Seinfeld, en la que Monk’s tenía un papel predominante en la vida de esos cuatro neoyorquinos neuróticos. Lo cierto es que la fachada que aparecía en la ficción de Seinfeld es real y pertenece a Tom’s Restaurant –una clásica esquina ubicada en Broadway y West 112, en el Upper West Side de Nueva York–, un café que tiene su propia historia por fuera de la televisión.

A Documentary about Everything (“Un documental acerca de todo”, en obvia referencia al lema de que Seinfeld era una serie acerca de nada), film al que

Página/12 accedió de manera exclusiva, es una película independiente dirigida por Gian Franco Morini, un italiano de 29 años que vive en Nueva York desde hace cinco, y producida por Jesse McDowell, un natural de Tenne-ssee adoptado por Manhattan desde 2006. Filmado durante 2013, el documental salió a la luz hace unos días, cuando Jerry Seinfeld, Jason Alexander y Larry David volvieron a ese viejo café para –se dice– filmar un comercial que podría verse hoy, en el entretiempo del Super Bowl. “Lo que quise fue contar la historia del lugar a través de sus clientes. Hay mucho más ahí que Seinfeld o Suzanne Vega: es un lugar donde diferentes nacionalidades se juntaron, creando esa Norteamérica que todos conocemos ahora”, explica Morini, casi como un Discépolo audiovisual.

Tom’s fue inaugurado a principios de la década de 1940, y desde entonces es manejado por la misma familia griega de la que desciende Mike Zoulis, el actual propietario. Por su cercanía con la Universidad de Columbia, se convirtió en un lugar ideal para estudiantes y profesores, pero también para artistas, turistas curiosos, científicos y políticos (como Barack Obama, que en sus épocas de universitario solía ir al 2880 de Broadway). Y es en el mismo edificio donde funciona el Instituto Goddard para los estudios espaciales, que depende de la NASA, y es el responsable del modelo de estudio del calentamiento global utilizado por Al Gore en la película La verdad incómoda.

–¿Por qué sintieron que Tom’s Restaurant necesitaba un documental?

Gian Franco Morini: –Cuando me mudé a Nueva York, pasé de casualidad por la puerta de Tom’s y no lo pude creer, no sabía que estaba ahí. De repente me encontraba frente a uno de los lugares más conocidos de esta ciudad y me fascinó su aspecto “norteamericano”. Tan pronto como me puse a investigar, pude darme cuenta de la cantidad de cosas en común que este lugar tiene con la cultura popular: Seinfeld, la canción “Tom’s Dinner” de Suzanne Vega, la Universidad de Columbia, la NASA...

Jesse McDowell: –Y es una fachada que se reconoce al instante. Aunque no tanto su historia, menos aún de boca de sus dueños.

–Y esa popularidad se la debe a Seinfeld. ¿Son fans de la serie? ¿El café es parte de la vida del neoyorquino como lo es de un porteño?

G. F. M.: –Seinfeld es una serie asombrosa. Está escrita con tanta precisión y tan bien desarrollada en cada aspecto que es una obra de arte. Me encanta cuando el arte es verdadero, disfrutable y popular al mismo tiempo. Amo Nueva York y Jerry Seinfeld es la típica imagen del neoyorquino. La serie en sí misma es una guía de cómo ser un newyorker, y refleja los comportamientos y pensamientos que son comunes en diferentes países y situaciones.

J. McD.: –Siempre fui fan de Seinfeld y todavía puedo ver cada episodio un montón de veces sin cansarme. La simplicidad de las historias hace que sean muy fáciles de contar para todos, y las situaciones y los diálogos entre los personajes son los mismos que uno puede tener con sus amigos.

–Y por fuera de Seinfeld, ¿qué es lo que hace a Tom’s tan especial? Porque el documental es sobre el lugar verdadero, no el de la ficción...

G. F. M.: –Seinfeld es sólo una parte, la frutilla del postre, si querés verlo así. Lugares como Tom’s son una institución en el barrio, un punto de referencia en una ciudad que está en permanente cambio y crecimiento. Tom’s se convirtió en “la casa lejos de casa” para mucha gente. Incluso los viejos clientes, esos que iban al restaurante desde antes de Seinfeld o de la canción de Suzanne Vega, tienen esa cosa de hipsters de andar diciendo que ellos conocían el lugar antes de que fuera famoso. Lo que encuentro fascinante de Tom’s es que es, básicamente, como una Coca-Cola.

¿Te acordás cuando Andy Warhol decía que la Coca-Cola es genial porque el presidente la toma, Liz Taylor la toma, un pobre tipo la toma y todos la toman? Tom’s es un lugar donde toda clase de gente se junta y simplemente está ahí: filósofos, profesores, estudiantes, actores, músicos, cantantes, bailarinas, drogadictos... Todos.

–Recién están mandando el documental a los festivales, ¿pero saben si Jerry Seinfeld y compañía están al tanto? ¿Pudieron hablar con ellos?

G. F. M.: –Obviamente intentamos hablar con todo el elenco, pero nos ignoraron por completo. Esto fue producido de manera totalmente independiente, así que no ofrecimos dinero alguno. Entonces entiendo perfectamente ellos hayan pensado “¿quién es este tipo y qué busca en nosotros?”; no puedo culparlos. Aun sin ellos, creo que el documental cumple su cometido de contar la historia, y es por eso que relatamos todas las pequeñas anécdotas que están relacionadas con el impacto que tuvo la serie en la realidad.

J. McD.: Sería genial que ellos participaran del estreno de la película, pero no hay planes de hacerlo. Como dijo Gian, hicimos todo lo que pudimos para tenerlos y no obtuvimos respuesta. Al final, pienso que esa ausencia benefició al producto final, que es más una historia sobre un lugar, sus empleados, dueños y clientes, que son el corazón de Tom’s Restaurant.

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