Miércoles, 7 de mayo de 2014 | Hoy
CINE › HOY COMIENZA EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE JUDíO EN LA ARGENTINA
Hasta el próximo miércoles 14 y en el complejo Hoyts del Abasto, en esta 11ª edición se verán once largometrajes provenientes de Francia, Israel, Estados Unidos, Canadá y Austria, en una muestra pensada no exclusivamente para la comunidad judía.
Por Oscar Ranzani
El Festival Internacional de Cine Judío en la Argentina (Ficja) ya es un clásico de las muestras cinematográficas de culturas diferentes a la local –pero con fuertes lazos en común– que permiten asegurar que, a través del cine, no sólo se puede dar cuenta de una identidad definida a lo largo de su historia sino, también, de aquello que se relaciona con otras identidades sociales y culturales. Pensado no exclusivamente para la comunidad judía sino también para espectadores deseosos de encontrarse con una filmografía que no llega a las salas comerciales, el Ficja ofrece cada año largometrajes que difícilmente podrían verse en la cartelera habitual de Buenos Aires. Desde hoy y hasta el miércoles 14 se desarrollará la 11ª edición del Ficja que, con la misma dosis de esfuerzo y de voluntad que lo caracteriza, Luis Gutmann programa año a año. En este caso, la sede será el Hoyts Abasto, decisión que certifica el retorno al cine donde nació. Además de once largometrajes provenientes de Francia, Israel, Estados Unidos, Canadá y Austria, paralelamente el Ficja presentará los tres primeros episodios de Srugim, una de las más exitosas series de la TV israelí.
Los hombres libres, de Ismaël Ferroukhi, plantea algo muy deseado por gran parte de la comunidad internacional: la posibilidad de una pacífica coexistencia y de ayuda mutua entre judíos y musulmanes. A través de una trama ficcional, el film francés muestra actos de protección de judíos en la Gran Mezquita de París durante la ocupación nazi en Francia. Uno de los films de Israel que ofrecerá la muestra es El casamentero: el protagonista es Arik, un joven que vive en Haifa y que consigue trabajo con un hombre mayor, Yankele, un enigmático sobreviviente de la Shoá. Este hombre tiene una oficina en la parte de atrás de un cine que sólo exhibe películas románticas. Gracias a Yankele, Arik se abre a un mundo nuevo y todo cobra intensidad cuando se enamora de Tamara, la prima de un amigo suyo.
En otro tono del film anterior, Judeofobia, sin máscara, de la estadounidense Gloria Greenfield, plantea un tema espinoso: la “guerra” contra los valores democráticos de Israel. A través de entrevistas a diversas personalidades, la cineasta indaga en el crecimiento de la cultura antijudía que cuestiona el derecho a la autodeterminación del pueblo judío y a tener su propio Estado. También de Israel es el largometraje Alguien con quien correr, de Oded Davidoff. Basada en una novela del escritor y activista por la paz David Grossman, esta película narra una historia de amistad entre dos jóvenes para mostrar los cambios que trae aparejados el crecimiento y la fortaleza necesaria para vencer los miedos.
Desde Francia llegará El día que vi tu corazón, escrita y dirigida por Jennifer Devoldère. La actriz Mélanie Laurent (que trabajó en Bastardos sin gloria, de Quentin Tarantino) es la protagonista de esta comedia en la que interpreta a una joven que no tiene mucho compromiso con los hombres y, producto de esta actitud, cambia repentinamente de pareja, desconociendo que su padre se va haciendo amigo de cada uno de ellos. La coproducción greco-canadiense Memorias fugitivas, escrita y dirigida por Jeremy Podeswa y basada en la novela de Anne Michaels, plantea el miedo al que se enfrenta un escritor que vive en Canadá: Jakob Beer acaba de publicar un libro que fue un éxito de crítica y de ventas, pero no está tranquilo consigo mismo debido a un pasado tormentoso. En busca de la paz interior que tanto anhela, realizará un viaje hacia la tierra de tránsito donde fue criado para lograr vencer esa barrera.
Si bien el tema de Jaffa –escrita y dirigida por Keren Yedaya– ha sido abordado por el cine internacional en distintas oportunidades, esta cineasta vuelve sobre algo recurrente, pero que ha cosechado críticas positivas tanto en festivales internacionales como de temática judía. Todo sucede en pleno corazón de Jaffa: en el taller mecánico de Reuven trabajan junto al hombre su hijo Meier y el joven palestino Toukif. El nudo dramático de la historia comenzará a desanudarse cuando Mali, la hija de Reuven, se enamore de Toukif y cuando el sentimiento de Mali pase a convertirse en un amor recíproco. Otro film israelí es My Father, My Lord, de David Volach, que enfoca en la relación entre el veterano rabino Abraham Eidelman y la joven Esther, quienes lograron formar una familia con el nacimiento de su hijo Menahem, la debilidad de ambos. Sin embargo, Abraham no tiene mucho tiempo para dedicarle a su familia por sus labores rituales y sus estudios, y su esposa desea recibir mayor afecto por parte de su marido. Y Menahem, que idealiza a su padre, se siente feliz porque surge la posibilidad de realizar un viaje con Abraham al Mar Muerto que funcionará como la clave del desarrollo dramático.
El cine estadounidense también estará presente con Hava Nagila, dirigida por Roberta Grossman, quien recrea en una historia cinematográfica el valor de una melodía que sirve para celebrar la vida y expresar la identidad, también para transmitir sabiduría de generación en generación y que, a su vez, permita ser un puente cultural que conecte a todos en un nivel universal. De Austria se ha programado Mi mejor enemigo, con dirección de Wolfgang Murnberger. El judío Victor Kaufmann y el cristiano Rudi Smekal tienen una amistad sostenida a lo largo de los años desde la infancia. Cuando comienza la Segunda Guerra Mundial, todo cambiará porque Victor quedará comprometido, mientras que Rudi se pondrá el uniforme nazi. Pero no es la típica película del Holocausto porque lo que hay en juego es un tesoro que la familia de Victor intenta retener y que los nazis buscan apoderarse. El último film programado es Sholem Aleijem, riendo en la oscuridad, escrito y dirigido por el estadounidense Joseph Dorman, quien realizó un retrato profundo sobre el gran escritor que cimentó con su pluma la identidad judía, creando una nueva literatura. Es que los textos de Sholem Aleijem son en idish y este destacado intelectual fue el precursor de una camada de escritores en esa lengua.
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