CINE › RELATOS SALVAJES EN COMPETENCIA OFICIAL
› Por Luciano Monteagudo
Desde Cannes
Tuvieron que pasar seis años para que el cine argentino volviera a la competencia oficial del Festival de Cannes. En 2008, La mujer sin cabeza, de Lucrecia Martel, y Leonera, de Pablo Trapero (en esta edición jurado de la sección Una Cierta Mirada), participaron, por partida doble, en el concurso cannoise, con una fuerte aprobación de la crítica, pero sin lograr ningún premio del jurado. Ahora, con Relatos salvajes, tercer largometraje de Damián Szifrón, exhibido anoche en la función central del imponente Grand Théâtre Lumière, llega una nueva oportunidad, desde el lugar menos pensado. Casi desconocido en el circuito de grandes festivales, donde no pasó ninguna de sus películas anteriores (El fondo del mar, Tiempo de valientes), Szifrón surge, de pronto, sorpresivamente en Cannes, ponderado por el delegado general de la muestra, Thierry Frémaux, y celebrado por la prensa internacional, que ya comenzó a publicar sus primeros elogios. “Un compendio maliciosamente encantador de seis episodios unidos por el tema de la venganza”, señaló la tradicional Biblia del Espectáculo, la revista Variety. “No hay duda de que Relatos salvajes es una lograda comedia que apunta alto y da en el blanco. Es alegremente imaginativa en su concepción y también en su ejecución”, puntualizó a su vez Screen International. El entusiasmo de los trade papers no coincidió, sin embargo, con la crítica del periódico francés Le Monde, que habla de “los defectos de un film irregular” y señala “las fantasías destructivas” de la película, que por cierto darán mucho que hablar cuando Relatos salvajes finalmente se estrene en la Argentina, a mediados de agosto, una vez apagada la fiebre del Mundial.
Estructurada en seis episodios independientes entre sí, pero con una fuerte ligazón de tema y estilo, la nueva película del creador de la serie Los simuladores logró reunir un elenco de excepción en el cine argentino, encabezado por Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Oscar Martínez y Erica Rivas, cuatro de los intérpretes que acompañaron a Szifrón en la animada conferencia de prensa del mediodía de ayer en el Palais, donde el director se mostró particularmente locuaz. “Tenía escritos unos 12 o 14 episodios, pero no eran tan salvajes como los que quedaron, porque no llegaban al mismo nivel de catarsis al que llegan éstos. Quería llegar al hueso de cada conflicto”, explicó sobre la concepción de la película. “Sí, yo estoy bien, y no creo que el mundo tenga que reventar”, respondió ante una pregunta de la prensa española, muy entusiasmada con la película y con el hecho de que la compañía El Deseo, de Pedro y Agustín Almodóvar (también presentes en la conferencia) sea parte de la producción.
“No es un fresco realista, en todo caso es una mirada posible sobre las emociones que nos provoca la realidad”, insistió Szifrón, que se preocupó de despegar a la película –que expresa un furioso grado de violencia y crispación social– de una relación directa con la Argentina de hoy. “El ser humano no es solamente un ser amoroso, también tiene impulsos agresivos y perversos. Y esto es universal.” La razón, en todo caso, se la está dando la multinacional Sony Pictures Classics, que acaba de comprar los derechos de Relatos salvajes para su estreno en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.
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