CINE › AMY ADAMS, GANADORA DEL GLOBO POR BIG EYES, DE TIM BURTON
Dudó cuando el director le ofreció el papel de la pintora, pero finalmente lo aceptó y anoche recibió su primera recompensa. “Haber sido madre me permitió ver a Margaret con otra perspectiva”, dice. La película se estrena en la Argentina el 12 de febrero.
› Por Lesley O’Toole *
Amy Adams luce algo avergonzada al admitir la razón que le hizo poner reparos cuando le ofrecieron el rol de la pintora Margaret Keane en Big Eyes, de Tim Burton, trabajo por el que el domingo se alzó con un Globo de Oro. Keane se volvió un fenómeno cultural en los Estados Unidos de los años cincuenta y sesenta por sus pinturas de niños abandonados con ojos enormes, pero su esposo Walter se robó todo el crédito. “Cuando leí el guión la vi más como una víctima, algo unidimensional”, dice la actriz. “Pero fue mi culpa, más que del guión o el guionista. Es sólo el lugar en el que estaba en mi vida. Buscaba interpretar a alguien que sintiera que tuviera más confianza, con los pies más en la tierra.” Adams volvió a leer el guión en 2010, tras el nacimiento de Aviana, su hija junto al actor Darren Le Gallo. “Cuando lo releí vi a Margaret como una entidad completamente diferente, como una madre. Fui capaz de identificarme con ella como mujer de un modo que antes no me fue posible. Margaret vivió en un tiempo en el que no hablábamos públicamente contra ‘nuestro hombre’. Y entonces interpreté un personaje en The Master (Paul Thomas Anderson), otra mujer realmente poderosa en su época que se quedó detrás de su hombre y nunca dio un paso adelante. Después de eso sentí que podía entender el momento histórico y los comienzos del feminismo, con lo que pude ver a Margaret desde una perspectiva muy diferente.”
Esa perspectiva, dice Adams, no incluyó contemplar posibles premios para el rol, a pesar de que en años recientes se convirtió en una de las actrices más nominadas. Tiene cinco nominaciones a los premios de la Academia de Hollywood (por Junebug, La duda, El luchador, The Master y Escándalo americano), pero, curiosamente, tiene poco para mostrar en las primeras etapas de la “temporada de premios” 2015, salvo una nominación a los globos de Oro como Mejor Actriz en comedia o musical. “No puedo controlar las nominaciones, así que no pienso demasiado en eso”, dice ella. “Para mí, el modo en que conectás con la audiencia es algo mucho más importante que la nominación a un premio.” Cuando Adams finalmente dio el OK y firmó contrato, Burton estaba extasiado. “Margaret es un personaje muy fuerte, pero de un modo muy tranquilo, muy de operar bajo el radar”, dijo el realizador. “Veo eso mismo en Amy: es una persona asombrosa y a la vez algo tímida, pero tiene una tremenda fuerza interior. Y ella vio eso en Margaret.”
La actriz también vio algunas situaciones personales que debió cuidarse de olvidar. “Me molesta no poder volver atrás y arreglar lo que hice mal. No resultaron una mentira o una estafa como sucedió con Margaret, pero definitivamente hubo situaciones en las que debí haber puesto más atención en mí misma y no lo hice. Y entonces, de algún modo quise volver atrás y hacer las cosas de un modo diferente.” La Amy Adams del presente, en tanto, se mantuvo imperturbable ante la perspectiva de interpretar a una artista. Dice que manejó “algo de pintura”, para asegurarse de que podría “aparecer en el set y sentirme confortable”. Cuenta que “estudié el modo en que Margaret pintaba, y su relación con sus propias obras. No fui tan ingenua como para pensar que podría pintar como ella en el lapso que tuve para prepararme”. Su aspecto favorito a la hora de encontrar un personaje que le interese no es necesariamente el cerebral: “Siempre disfruto el meterme en lo físico del personaje; viniendo de una formación de danza, la naturaleza física del personaje es siempre algo muy informativo para mí”.
Adams es la cuarta hija de una serie de siete, nacida del matrimonio de un oficial de la Fuerza Aérea estadounidense y su esposa en Italia. La actriz dice que “siempre fui una niña muy temerosa, y mi madre me puso a hacer gimnasia artística, lo cual no era muy adecuado para mi personalidad. Decía ‘ésa es una mala idea, balancear un bastón con la mano cambiada a gran velocidad, cuando ni ves el bastón’. Y mi mamá me empujaba a hacerlo, me enseñó visualización, cómo visualizarse a uno mismo mientras hace algo, que es algo que aún uso”. Adams se pasó al ballet y continuó en su adolescencia, antes de derivar al teatro musical. Se mudó a Los Angeles en 1999 y la peleó duro hasta conseguir un pequeño pero notorio papel como la enfermera de la que Leonardo Di Caprio se enamora en Atrápame si puedes (2002), dirigida por Steven Spielberg. De todos modos, eso no cambió su carrera: eso sucedió con Junebug, una película independiente que le dio a Adams toda una serie de nominaciones, incluyendo su primera mención para un Oscar.
Big Eyes tiene que ver con una fuerte dinámica de madre-hija (Margaret abandona su primer e infeliz matrimonio llevándose a su niño pequeño), y Adams insiste con que su propia madre ha sido muy crítica de su éxito personal y profesional. “Mi madre sintió que sus opciones eran muy limitadas. Fue criada como mormona y ella y mi padre se divorciaron cuando yo tenía doce años, con lo que ella tuvo que encontrar la luz por sí misma y la confianza para abrirse camino. Se convirtió en una mujer autosuficiente y ver eso fue asombroso. Se dedicó al fisicoculturismo, a escalar montañas, a ir por todo. Siempre me empujó fuera de mi zona de confort y yo aprecio eso. Me hizo escalar cuando era tan temerosa como una gallina. Podía llegar a gritarme ‘¡Vos podés hacerlo!’ mientras yo temía arañarme la cara. Sin su influencia, sólo hubiera quedado paralizada por el miedo.” Adams espera imbuirle esa misma falta de miedos a su hija. “Creo que ella ya es hoy más fuerte que yo. Todavía tengo miedos, con lo que tranquilamente puedo entrar en su habitación y preguntarme cuáles son las cinco cosas con las que puede lastimarse. ¡Soy la peor!.”
En 2016, Batman V. Superman, donde Adams vuelve a su rol como Lois Lane de El hombre de acero (2013), tendrá un lanzamiento de muy alto perfil. Adams estará en el centro y al medio de la mira de los medios. Pero ella tiene la firme resolución de mantener su privacidad. Hay muy pocas imágenes de paparazzi de ella y su familia y son presumiblemente posadas. ¿Y tiene alguna pintura de Margaret Keane en su casa? “Sí, tengo. Ella pintó mi ojo. La tengo en mi casa y es muy hermosa. Y tengo otras: las pinturas originales de Margaret eran bastante tristes, porque ella pintaba lo que veía en el mundo y cómo se sentía frente a ello. Ahora, cuando pinta, sus objetivos sonríen, están en paz.” Quizá Keane haya capturado esa paz en el retrato del ojo de Adams.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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